Un Zaragoza sin chispa se deja medio tesoro en la isla

Mal partido del Real Zaragoza, que nunca pudo hacerse con el control del balón y solo le salvó que el Tenerife se mostró muy inocente en ataque. Los de Carreras parecían cansados y no mostraron capacidad ofensiva. Por todo ello, el empate sabe bien y le permite seguir en la pelea por el ascenso directo.

 
La primera parte fue un fiel reflejo del estado de forma en el que llegaban los dos equipos a este partido. Fue una lucha de poder a poder en la que la condición de local del Tenerife le dio un plus para hacerse con el control de la pelota y ser más peligroso.
Resulta complicado ver en Segunda división a dos equipos que quieran tener la pelota. El Zaragoza fue capaz de provocar tres saques de esquina en el primer cuarto de hora y Ángel pudo probar a Dani Hernández, pero a partir del minuto 20 la contienda se desniveló a favor de los canarios. La posesión fue de los locales con un 54 por ciento y los remates, también. Lo  que ocurre es que el acierto tampoco fue bueno y Manu Herrera apenas tuvo que intervenir.
El equipo de Lluis Carreras estaba perdiendo la batalla del centro del campo, algo inusual en estos tres meses en los que el equipo aragonés busca siempre el control del partido. Culio no estaba fino y eso lo notaba todo el equipo. Además, Hinestroza tampoco entró en juego y solo Pedro por la derecha llevó algo de peligro a la portería tinerfeña.
El Tenerife salió también más enchufado tras el descanso. El conjunto local hacía muchos más méritos para cambiar el marcador, pero sus llegadas tampoco llevaban demasiado peligro. Poco a poco, el Real Zaragoza se fue sacudiendo ese dominio y con los mediapuntas más inspirados tuvieron un par de buenas ocasiones, destacando un tiro de Pedro, que tocó en un defensa y se fue fuera por poco. La mejor ocasión local la tuvo Aitor Sanz a la salida de un córner, pero no encontró puerta.
El primer movimiento de banquillo de Lluis Carreras fue delantero por delantero. Cambió a un Ángel muy vigilado y apostó por la presión y la velocidad de Dongou. La gran actuación de Guitián y Rico en el centro de la defensa explicaba cómo estaba siendo el partido y en qué zona se acumulaba más juego. Gil entró como refresco a Javi Ros, pero no cambió la cara de un equipo que parecía muy agotado, sin chispa. Además, Erik Morán se tuvo que marchar lesionado con un problema muscular en el muslo derecho y tuvo que agotar los cambios Carreras.
El asedio del Tenerife sobre la portería de Manu Herrera era cada vez más intenso y en otro saque de esquina Abraham sacó el balón de gol debajo de los palos. Así se acabó un encuentro en el que los locales no supieron aprovechar la falta de chispa de un Zaragoza desconocido.