El Zaragoza se hace el harakiri ante el Girona

Horrible partido del Real Zaragoza. Mal planteamiento de Lluis Carreras. Pobre imagen del equipo con once jugadores sobre el campo y cero poder de reacción con uno menos. Pésima actitud colectiva y preocupante imagen individual de varios futbolistas llamados a ser los pesos pesados de este equipo. El resultado no podría ser otro que el del fin de una racha de siete partidos sin perder y la aparición de viejos fantasmas que acompañan a este equipo desde el inicio de la presente campaña.

 
Los primeros minutos del equipo aragonés ya auguraban muchos problemas. El Girona salió a presionar arriba y mucho más activo que los locales. En apenas diez minutos habían sacado cuatro saques de esquina y ya habían tenido algún acercamiento serio. El cántaro llevaba yendo muchas veces a la fuente y en el minuto 23 fue cuando se rompió. Mala defensa de un corner, que ganó en primera instancia de cabeza el conjunto gerundense y posteriormente también en el rechace.
La tarde tenía reservadas muchas más sorpresas desagradables. La primera de ellas el cruce de cables que tuvo Leandro Cabrera perdiendo un balón fuera de zona y realizando dos entradas salvajes y merecedoras de la expulsión que finalmente confirmó el colegiado. Un desastre. Con uno menos y sin reacción desde el banquillo, Culio perdió un balón como consecuencia del desorden que había en el campo y Dorca como central, muy lento, no pudo llegar a tapar un centro de gol que aprovechó Christian Herrera. Con 0-2 reaccionó Carreras y puso algo más de cordura, algo de lo que ya adoleció el planteamiento inicial al alinear a un jugador al que le había atizado duro en la rueda de prensa del jueves.
Con este panorama el Real Zaragoza se marchó al descanso. Completamente hundido, sin ningún atisbo de reacción y deseando que pasasen los minutos. El conformismo general se basaba en que no hubiese males mayores. Es decir, la parroquia zaragocista pasaba página y ya pensaba en el partido del próximo fin de semana ante el Elche. Y eso, que el Girona ya conformado, se echó atrás y aún se produjeron algunas llegadas que solo sirvieron para certificar que Becerra se había presentado en La Romareda.
El primer tiro a puerta fue uno muy inocente de Culio en el minuto 48 y la mejor ocasión la tuvo Ángel, que fue desbaratada con una buena intervención del guardameta rival. Becerra se volvió a lucir con otra parada a cabezazo de Guitián y pudo marcar también Hinestroza a la salida de un saque de esquina. La tarde aciaga se completó con la lesión de Campins.
Puso la puntilla Lekic al aprovechar un contragolpe con el Zaragoza ya volcado buscando un gol que le metiera en el partido. Tarde aciaga en La Romareda y muchas dudas en el entorno.