Coach Santamaría
Un entrenador, ¿nace o se hace? Pensaba en ello mientras seguía ayer por Twitter la presentación de Arturo Santamaría como entrenador. Le conozco demasiado. No solo por haber compartido nuestra vida casi de modo familiar, sino porque durante tres temporadas conviví en cientos de entrenamientos, los mismos partidos y, sobre todo, miles y miles de kilómetros de autocar donde es difícil no conocer la manera de comportarse de un deportista. Porque, ante todo, sea de corto o con corbata, ante Arturo Santamaría estamos ante un deportista.
Los valores, la manera de entender el deporte como algo más que lo que sucede entre dos pitidos de árbitro, ha sido siempre el modo de vida de Arturo. Estar veinte años en el fútbol sala profesional siendo titular indiscutible en apenas dos nos sitúa ante una carrera atípica. ¿Quién está tanto tiempo en la élite de ese modo? Un tipo singular, sin duda. Un hombre valorado en todas las aristas posibles por sus entrenadores y compañeros. Por eso, es fácil saber cómo va a comportarse ahora Arturo. Igual.
Que será un entrenador justo no me cabe duda. Los entrenamientos serán la llave de los minutos en pista. Que será un entrenador informado, también. Los partidos del Colo (que tan brillantemente se ha mantenido en Segunda con un presupuesto que no invitaba al optimismo) tendrán un espectador más en busca de oro. Que hará cien veces el trayecto Zaragoza-Tudela lo saben hasta en el África Tropical. Y que en el salón de su casa se verán más partidos de fútbol sala que HBO lo sufrirá su señora, seguro.
La implicación y cariño al club y al proyecto serán su santo y seña. Saber estar bien rodeado, también. A su lado, con mando en plaza, respirará uno de los jugadores más grandes que hemos podido ver en esta tierra, Marcelo Almeida. El brasileño es uno de esos tipos a los que un jugador bien informado sabe que hay que beber mucho Colacao para pisar los terrenos que pisó él. Y si llega algún chaval despistado, todavía Marcelo le puede hacer algún truco en la pista. Y ayer conocimos una incorporación de mucho futuro y altura: Samuel García. Joven, preparado y con muchas ganas, Samuel es entrenador de base y ha colaborado este año en el Colo, pero sobre todo es un loco del fútbol sala y un gran conocedor de la base.
A charrear y a torear se aprende con babas, no con barbas. Suerte, maestro.
