Seminario, el pichichi blanquillo que marcó hasta después de ser expulsado
La historia del Real Zaragoza se ha hecho durante décadas gracias a los grandes nombres que han lucido en su pecho el escudo del león. Una plaza agradecida para los jugadores de calidad, muy especialmente para los delanteros, que encontraban a orillas del Ebro el lugar perfecto para desarrollar su mejor juego. Pero de todos ellos, sólo uno tuvo honor de ser pichichi de la competición: Seminario.
Juan Roberto Seminario Rodríguez, ‘el loco’, había llegado apenas un año antes al Real Zaragoza procedente del Sporting de Portugal. Ya en ese punto, a su llegada al equipo aragonés, se sucedió un primer contratiempo, pues el futbolista peruano firmó únicamente la copia del contrato que se era para él, por lo que en el seno del club se mantuvo el nerviosismo hasta su vuelta, cuando pudo completar la documentación para confirmar el traspaso.
En apenas unos meses, Seminario se convirtió en uno de los grandes ídolos de la afición zaragocista. Un equipo en el que se contaban nombres como los de Yarza, Reija, Duca, Murillo, Marcelino o Lapetra, germen de Los Magníficos, el delantero peruano destacó por su capacidad goleadora, anotando 28 tantos en toda la temporada, 25 en competición liguera, lo que le valió hacerse con el trofeo al máximo goleador, muy por delante de Evaristo, del FC Barcelona y Puskas, del Real Madrid, ambos con 20 dianas.
Gira Sudamericana
Goles que le sirvieron al Real Zaragoza para colarse en cuarta posición de la competición, únicamente por detrás de Madrid, Barcelona y Atlético. Tras una campaña brillante, el equipo aragonés tuvo ocasión de realizar una gira por Sudamérica en mayo de 1962, enfrentando a las selecciones de Chile y Argentina, que preparaban el Mundial, que se celebraría en el país chileno apenas unas semanas después. Además, la gira se cerraba con dos compromisos en Perú, a donde Seminario llegaba convertido en estrella, uno de los jugadores más importantes del fútbol europeo del momento.
El equipo blanquillo fue recibido por una multitud en el aeropuerto de Lima, deseosa de ver la llegada de ‘el loco’. Lo mismo sucedió en el Estadio Nacional, abarrotado para el partido entre la selección local y el Real Zaragoza.
Lío tras la agresión de Seminario a Bravo
Fue precisamente Seminario el encargado de abrir el marcador transcurrido apenas un cuarto de hora, de penalti. Y sería el delantero blanquillo el gran protagonista del partido. Con el partido rozando el tiempo de descanso, las discrepancias entre ‘el loco’ y el defensa peruano Bravo acabaron con el jugador zaragocista agrediendo a su compatriota con atestándole “un puñetazo en la boca”, razón por la cual, el árbitro del encuentro, Arturo Yamasaki (que sería el encargado de pitar la semifinal entre Brasil y Chile del Mundial) decidió expulsar a ambos.
Una decisión que caldeó los ánimos de la afición peruana, que no estaba dispuesta a perder la ocasión de ver a su gran estrella del momento marchar camino del vestuario. Tanto fue así que una turba enfervorecida de cerca de 200 espectadores se atrevieron a perseguir al árbitro, que tuvo que ponerse a resguardo, protegido por la policía. Yamasaki decidió suspender el partido once minutos antes del descanso, lo que encendió todavía más los ánimos de los más de 26.000 espectadores (según las crónicas de la época) que poblaban las gradas del Estadio Nacional.
Vuelta al campo tras la expulsión
Tuvo que ser la Federación Peruana la encargada de templar los ánimos y convencer a la plantilla del Real Zaragoza de volver al campo bajo amenaza, eso sí, de no repartirles la taquilla e incluso de ser detenidos si no volvían para la disputa de la segunda mitad del encuentro. Finalmente, se llevó a cabo una decisión salomónica, permitiendo que tanto Seminario como Bravo pudieran volver al partido.
En la reanudación, el Real Zaragoza aumentaría la cuenta gracias a los goles de Andaluz y Marcelino, antes de que Seminario, retornado al campo, cerrara la cuenta blanquilla con el cuarto gol de los aragoneses. El partido se cerró con el tanto del honor del equipo anfitrión, anotado por Lobatón, que pondría el definitivo 1-4. Tres días después, el partido volvió a producirse y en esa ocasión la victoria quedaría en casa por 3-1.
Antes del final de aquel año 1962, Seminario disputaría su último encuentro con el Real Zaragoza, un partido en el que dejó buena muestra de su capacidad goleadora al anotar cuatro tantos al Mallorca. Después, la Fiorentina se lo llevaría por algo más de 20 millones de pesetas (una millonada en la época) y años más tarde volvería a España para vestir las camisetas del FC Barcelona y el Sabadell antes de volver a Perú, en aquella ocasión, para finalizar su carrera deportiva.
