Cuando Real Zaragoza y Rayo compartieron experiencia europea

El próximo domingo en el estadio municipal de La Romareda se verán las caras el Real Zaragoza y el Rayo Vallecano. Dos equipos que comparten una difícil temporada en LaLiga 1|2|3, lejos ahora de la élite en la que ambos se dieron cita durante buena parte de su historia, llegando incluso a compartir experiencia en competición europea.

Corría entonces el año 2000, la temporada que daba inicio al nuevo siglo y a un nuevo milenio, y que lo hacía con buenas noticias para ambos equipos. El Real Zaragoza había luchado por una plaza en Champions League la temporada anterior, pero el triunfo del Real Madrid frente al Valencia en Saint-Denis dejó sin premio a los aragoneses, que pese a ser cuartos al final de la liga, tan sólo tuvo el premio de jugar la Copa de la UEFA. Muy distinto fue el acceso del Rayo a la competición, pues tras lograr un meritorio 9º puesto, el organismo europeo premió al equipo madrileño por su juego limpio, al ser el equipo con menos amonestaciones del continente.
La invitación obligó al Rayo a poner su participación en juego el mes de agosto del año 2000, en el que se vio las caras en una ronda previa con el Constel·lació andorrano, que no fue rival para un Rayo que logró un parcial de 16-0. Más difícil sería la siguiente ronda, en la que consiguieron vencer al Molde noruego tras ganar a domicilio (0-1) y empatar en el estadio de Vallecas (1-1).
Sería en esa primera ronda en la que el Real Zaragoza entraría en competición. El equipo aragonés había cambiado de entrenador, dejando atrás la época de Txetxu Rojo para iniciar la de Juanma Lillo; la que quizá sea la más breve de la historia de un entrenador que inicia la temporada en el conjunto blanquillo (apenas 6 partidos, 4 de liga). Fue precisamente la UEFA la que firmaría la sentencia al técnico vasco. Tras una cómoda victoria en La Romareda por 4-1 –José Ignacio, Acuña y Yordi (2)–, el Real Zaragoza viajaba a Polonia para superar el trámite frente al Wisla Cracovia. Lo que nadie podía esperar es que tras ponerse por delante en el minuto 15 con gol en propia puerta de Baszczynski, los polacos fueran capaces de igualar la eliminatoria con un 4-1 que llevó el partido a la prórroga y finalmente a los penaltis. Desde el punto fatídico, el 4-3 con fallos de Juanele y José Ignacio provocaban la prematura despedida del Real Zaragoza de Europa, en lo que sería anticipo de la salida de Juanma Lillo, destituido días después tras perder frente al Real Oviedo.
El Rayo mantuvo la ilusión y siguió su camino en Europa hasta lograr haciendo historia. En segunda ronda superó al Viborg danés gracias al valor doble de los goles en campo contrario tras el 1-0 de Vallecas y el 2-1 fuera. En tercera ronda fue capaz de vencer al Spartak de Moscú empatando sin goles en Rusia y venciendo por 2-0 en casa. Mientras que en octavos de final, la goleada en la ida ante el Burdeos, 4-1, fue suficiente para superar la eliminatoria pese al 2-1 del encuentro en tierras galas. Llegó así hasta cuartos de final, donde le tocó verse las caras con otro modesto equipo español, el Alavés. Ahí el conjunto vasco se mostró muy superior en Mendizorroza, con un 3-0 que dejaba la eliminatoria prácticamente sentenciada. Pese al esfuerzo de la vuelta, ya en Vallecas, el 2-1 no fue suficiente y el Rayo quedó apeado de su primera experiencia en Copa de la UEFA. Lo hizo, eso sí, con honor y con buenas sensaciones, pues el Alavés fue en aquella ocasión finalista, cayendo en una final para el recuerdo frente al Liverpool, con gol de oro en la prórroga.
Ahora, ambos equipos se citan en La Romareda, donde tantas veces se vieron las caras en Primera, mientras miran con nostalgia el pasado compartido y con esperanza un futuro en el que sus caminos puedan volver juntarse y por qué no, en Europa.