Las lesiones ahondan la desgracia del Real Zaragoza

El Real Zaragoza sigue en caída libre. El conjunto aragonés es un equipo irreconocible desde la reanudación de la competición en LaLiga SmartBank tras el parón por el coronavirus y sus opciones de ascenso parecen complicarse sobremanera. Una trayectoria errática a la que se suman las lesiones, que trastocan los planes de Víctor Fernández.

Algo que se ha convertido en una constante a lo largo de la presente campaña para el técnico aragonés. No tardó en verse que esta iba a ser una temporada complicada. Tanto como la dolencia de Raphael Dwamena, al que un problema cardíaco obligó a parar de forma indefinida. Algo similar sucedió con Zapater, al que su rodilla no le permitió volver hasta después del coronavirus, previo paso por quirófano o en el caso de Javi Ros, pendiente de acabar de recuperarse de una larga lesión, también en la rodilla.

Al margen de las de mayor gravedad, constantes han sido los problemas físicos de diversos jugadores a lo largo de la campaña. Casos reiterados como los de Vigaray, que perdió la cuenta de las roturas musculares o Igbekeme, que ha alternado el césped y la enfermería de forma constante. Algo similar a lo que le ha sucedido también a Luis Suárez, que pese a las molestias cotidianas ha logrado resistir jugando, incluso infiltrado.

Una problemática de la que no ha escapado el equipo tras el parón y que supone una mayor dificultad si cabe para un equipo ya de por sí herido.

Comenzó la racha con Eguaras, lesionado el día en el que se volvió al trabajo en la Ciudad Deportiva. Llegaron después otros, como Puado o Vigaray, a los que se sumaron posteriormente otros como Guitián, El Yamiq o Igbekeme. También faltó Atienza por un golpe en el rostro y Kagawa tuvo que parar por molestias. Los dos últimos son Guti (molestias en el tobillo) y Cristian Álvarez (pinchazo en el aductor), dos piezas fundamentales en los esquemas del Real Zaragoza y cuya presencia en los próximos partidos puede ser determinante.