El Real Zaragoza recupera su esencia
El Real Zaragoza ha recuperado la esencia del juego que le llevó a salir de los puestos de descenso con la llegada de JIM al banquillo. Una premisa basada en la solvencia defensiva y en conceder lo mínimo al rival, lo que este sábado le ha servido para lograr un triunfo ajustado ante el CD Tenerife que le mantiene fuera de los puestos de descensos.
Solo la victoria le servía al Real Zaragoza para continuar fuera de la zona roja, y el equipo cumplió con lo que necesitaba. Pero lo único que permiten estos tres puntos es mantener la cabeza fuera del agua y la certeza de que va a tener que sufrir mucho para no ahogarse.
Los primeros minutos fueron planos, con ambos equipos más preocupados de no cometer errores que de ir abiertamente hacia la meta rival, lo que se tradujo en un juego lento y sin capacidad de sorpresa.
Aun así, Alberto Zapater pudo haber marcado a los tres minutos en una falta en la que se abrió la barrera, pero la buena reacción del meta Dani Hernández evitó el tanto, y en el 16 Fran Sol no llegó por poco en boca de gol a un centro de Germán Valera.
En la única ocasión en la que los locales aceleraron una acción llegó el gol que sería el del triunfo, tras un centro preciso de Sergio Bermejo que Álex Alegría convirtió, de cabeza, en su primer tanto como con la elástica blanquilla.
Apenas cuatro minutos después se produjo la jugada polémica del partido, ya que en un saque de córner igualó la contienda el equipo isleño, pero el colegiado lo hizo repetir por no haberlo autorizado.
Pese a ello, en dicho saque tuvieron una doble oportunidad Carlos Pomares y Alex Bermejo, cuyos disparos fueron repelidos casi sobre la línea de gol por dos defensores maños.
Los hombres de Luis Miguel Ramis se desinflaron a partir de entonces y fue el Real Zaragoza el que controló el juego evitando mayores problemas hasta el descanso y en el segundo periodo.
Los blanquillos llevaron a cabo una presión más alta tras el tiempo de refresco y eso complicó mucho la salida de balón de su rival, que lo perdía con rapidez para que los zaragocistas marcaran con él el ritmo que más les convenía y eso les supuso no pasar apuros en ningún momento.
