Nuno me mareas

Como si del circo romano se tratara, Mestalla dictó sentencia. Al más puro estilo Nerón bajaron el pulgar para condenar a su entrenador a un cántico que otros como Unai o Quique ya tuvieron que escuchar en su día en idéntico escenario. Quizá no fueron todos, o quizá sí, pero el grito retumbó por las paredes del viejo estadio.

Mientras el emperador, el dueño, asistía desde su palco al veredicto. Tal vez Lim no entienda nada. Tal vez Lay Hoon tampoco. Y tal vez los aficionados ajenos a Mestalla menos aún, pero los que vivimos el día a día del Valencia CF sí llegamos a comprender el porqué Mestalla coreó casi al unísono el "Nuno vete ya". 
Puede que incluso el propio Nuno sea de los del primer grupo. El portugués mirará la clasificación, el número de jornada y lo cosechado el año anterior (regreso dos años después a la Champions) y se preguntará "¿qué más quieren?" 
No soy quién para decir qué es lo que quiere la afición del Valencia y menos aún para juzgar si el cántico es o no acertado e incluso si es precipitado (jornada 4 de Liga) Ellos pagan y tienen todo el derecho del mundo a expresar su sentimiento de disconformidad con el técnico. Lo único que podemos hacer es tratar de buscar las razones que han llevado a esta situación para poder ponerle una solución. Y el primero que debería hacerlo es Nuno. 

Preguntas sin responder

Porque el técnico me marea, nos marea. Habla de decisiones consensuadas en la confección de la plantilla. Pero... ¿con quién? ¿con Lim? ¿con Lay Hoon? ¿con Kim Koh? o ¿tal vez con Jorge Mendes? Porque que yo sepa ninguno de ellos tiene la labor de peinar el mercado en busca de los mejores futbolistas que se acoplen al equipo. Ninguno es experto en materia futbolística como lo podría ser un director deportivo. Su función es, o debería ser en el caso del súper representante, otra.
Porque la llegada del portugués de la mano de Jorge Mendes no ayudó. No fue una decisión ni de Rufete ni de Salvo cuyo proyecto giraba en torno a Pizzi. El hecho de que un representante (con el visto bueno del dueño) decidiera colocar a su entrenador ya levantó las primeras suspicacias en la afición. No lo iba a tener fácil para ganarse el fervor de Mestalla.
Y menos aún cuando decidió enfrentarse tanto al presidente como al director deportivo. Nuno se equivocó queriendo asumir todo el poder al estilo manager inglés, una figura cada vez más en desuso en la Premier, pasando por encima de dos figuras respetadas y queridas en el valencianismo. Aunque hoy lo niegue. Esa imagen humilde que proyectó en sus primeros días quedó hecha añicos. Bastó un verano.
Recuerdo también como a su llegada abrió más de un entrenamiento para que los aficionados pudieran asistir. Hoy eso ha pasado a la historia. El Valencia se ha vuelto cada vez más opaco en todo los sentidos. Y Nuno ha ido alejándose cada vez más de la gente, de su gente, de su afición.

Un cóctel explosivo

Si a ésto le añades que lo futbolístico no marcha y lo pones en una coctelera, te sale un cóctel tan explosivo como el que se evidenció el pasado sábado. La crisis es más de fútbol que de otra cosa (resultados) No se generan ocasiones y el plan B casi nunca funciona. Se echa en falta la mano del entrenador a la hora de variar el destino de un partido y se abusa de centros planos que casi nunca encuentran rematador. 
Y si además Nuno decide dejar fuera de una convocatoria un día a Negredo y al otro Mustafi, el mareo se acrecienta. Pero como siempre en el fútbol, la única biodramina posible sería una racha positiva de resultados.  
Eduardo Esteve
Jefe de Deportes de Onda Cero