Injusto 'auf wiedersehen' a la Europa League

Cruel, doloroso e injusto. Así fue el auf wiedersehen del Real Betis a la UEFA Europa League. El cuadro de Pellegrini cayó eliminado ante el Eintracht de Frankfurt en los octavos de final de la forma más insana posible: en el último minuto de la prórroga tras haber remontado la eliminatoria en el noventa de partido. Un error individual, como no podía ser de otra forma, acabó con el sueño europeo del cuadro bético, cuya dignidad y competitividad quedaron una vez más patentes, pero que se vuelve para Sevilla con la sensación de haber perdido una oportunidad histórica.

Si Rui Silva había vuelto a la meta bética en los últimos partidos había sido seguramente por los errores de Claudio Bravo. Y ante el Eintracht fue el portugués el que pagó cara su única mácula en el partido. Cuando todo se encaminaba a los penaltis, el meta salió a por uvas y propició que uno de los suyos metieran el balón en propia puerta. Un final infeliz y descarnado para una gran segunda parte del Betis que le podría haber valido para meterse en cuartos de final.

La defensa y los errores

Quizá en el futuro Antonio Cordón lo pueda arreglar (o ya lo esté arreglando), pero el Real Betis tiene un problema grave en defensa. Quizá Pellegrini también lo pueda ir arreglando con el tiempo, aunque de momento está claro que no está siendo capaz. Y a ese problema de base se siguen sumando errores individuales demasiado graves en la élite máxima en la que ahora se está moviendo el equipo. Eso fue lo que casi mata al cuadro bético en la ida en Heliópolis y eso mismo lo decapitó en Frankfurt.

Eso y que en la mencionada élite de la UEFA Europa League no vale con jugar bien al fútbol. Hay que tener mucho físico y mucha velocidad, y ahí también a veces se le hace cuesta arriba a este Real Betis. Empezó bien el bloque de Pellegrini, llegando por banda y aprovechando la capacidad asociativa de sus mejores hombres. No obstante, ese dominio fáctico y las dos o tres ocasiones duraron lo que el Eintracht tardó en meterse de verdad en el choque. Las ayudas de sus hombres del centro del campo en banda lograron limar las punzantes entradas de Sabaly y Aitor. El físico de los alemanes se fue imponiendo. Y el primer error atrás de los verdiblancos, un despiste de Miranda que Knauff mandó al palo, encendió la alarma.

El Eintracht escuchó la inseguridad defensiva del Real Betis como los niños oyen la campana del recreo. Se vino arriba, acortó sus líneas, se apoderó del balón, aprovechó los errores béticos y se dispuso a comerse el flan en que parecía haberse convertido su rival. Otra campana, la del descanso, sonó a gloria en el lado bético. Volvió a salir vivo de otro round pese a sus errores, su debilidad y el paso adelante de conjunto teutón.

¿Qué diría Pellegrini en el descanso?

¿Qué diría Pellegrini en el descanso de una noche histórica como ésta para el Betis? Ni idea, pero debió ser tremendamente persuasivo, porque su equipo volvió al partido con otra cara. Y con otros bríos. Ya los alemanes no parecían tan rápidos ni tan fuertes ni tan bien colocados; ya llegaban casi siempre antes los verdiblancos a los balones divididos; ya la defensa parecía una defensa y Bartra, su mariscal; y ya Fekir y Canales parecían Fekir y Canales...Recuperó su ser el Betis y empezaron a pasar cosas en las inmediaciones de la portería de Trapp.

Como pudo, el Eintracht se zafó para tener dos buenas oportunidades en las dos únicas salidas de su zulo. Y Joaquín buscó en su baúl de talento para fabricar una primorosa internada que Juanmi casi convierte en gol si no es por el paradón de Trapp. El choque, de pronto, se convirtió en una pugna de máximo nivel, aunque con aroma verdiblanco.

Tres cambios acertados y uno, no tanto

Pellegrini acertó con los cambios. Bueno, con los de Lainez y William Carvalho, y el obligado de Juanmi por el lesionado Miranda. Con el de Borja Iglesias, no tanto, porque dejó demasiado tiempo en el campo a un Willian José desdibujado. El Betis sostenía la pugna, aunque los alemanes se mantuvieron en pie por su demoledor físico. Jugando al nivel al que lo hizo el cuadro bético en la segunda parte probablemente habría tumbado a muchos rivales, pero los alemanes son eso, alemanes...

La remontada se amagaba sin llegar. Los minutos pasaban sin que el Betis pudiera encontrar el resquicio en el rocoso entramado del Eintracht, que presionaba de forma brutal, como si estuviera en el minuto 2 de partido. Mientras la chispa de la ilusión se iba apagando, Borja Iglesias la tuvo para cambiar el signo de la eliminatoria, pero la mandó arriba. Parecía que todo el trabajo y una gran segunda parte se iban a ir al cajón de la dignidad. Parecía.

Y en ésas llegó el Panda...

Ahí, cuando el último hálito apenas brota, llegó el Panda. Mucho había tardado Pellegrini en sacarlo, pero Borja Iglesias es un tipo estupendo y no se lo tuvo en cuenta. Al contrario, le dio un barniz glorioso a la lucha de Aitor Ruibal por un balón imposible y a la magia siempre latente de Fekir. Mil veces alanceado y nunca muerto. Pues sí, Martínez de León, este Real Betis sí le da a usted toda la razón.

La razón en que es muy difícil tumbarlo, en gran medida por su capacidad para mantenerse fiel a los ideales inculcados por su entrenador. Este ejército del general Pellegrini no cambia el paso, no renuncia nunca a su filosofía, Hecho lo más complicado, la prórroga bajó el trepidante ritmo del partido y ahí el Betis es aún más fiable. Defender bien, tocar, tocar y tocar, a la espera de que Fekir vea el pase. Así se pasó el bloque verdiblanco el tiempo suplementario, que pudo haber rentabilizado Borja Iglesias si el palo no le roba la gloria total.

El desgaste físico pareció pasar más factura al Eintracht, lo cual sólo puede ser mérito de Pellegrini, quien ha convertido las rotaciones de este plantel en una de las mejores decisiones deportivas de la historia del club bético. Sin embargo, la historia del Betis muestra episodios dolorosos y éste será uno más, porque cuando todo se encomendaba a los penaltis otro error, sí otro, hundió el sueño del beticismo. Probablemente no lo mereció, al menos por la segunda parte y la prórroga completadas, pero la UEFA Europa League no perdona tanto error.