(95-85) La distancia es Teodosic

Teodosic 27 puntos y 10 asistencias y un 5/6 en triples. Él por un lado y el partido entre el CSKA y el Unicaja por otro. Y punto. Es un jugador absolutamente dominante. Por clase, talento, cerebro... Por su culpa el Unicaja ha perdido el primer partido oficial en este curso. Si tenía que ser en un sitio, ese lugar era Moscú. Pero al menos estuvo ahí y arregló la imagen de la primera mitad.

Pretender ganar al CSKA de Moscú al intercambio de golpes, a tanteador alto, es una temeridad. De acuerdo que las ausencias mermaban y mucho al Unicaja, pero aun así, es preciso encarar este tipo de encuentros mordiendo. Es cierto que tuvo un arranque digno el equipo malagueño, pero insuficiente para competir ante este gigante ruso.
Cerró el Unicaja el cuarto inicial ocho abajo (29-21) después de un cierre de parcial en el que Toolson tenía la mirilla desviada. La vuelta a pista fue peor aún. Por momentos, este Unicaja que venía sintiéndose el más guapo de la clase, se convirtió en un conjunto apocado. Malas decisiones en ataque, precipitación y, sobre todo, incapacidad para detener al CSKA tanto en lo indivual como en lo colectivo. Porque si no es Teodosic es De Colo y si no es Weems. Mucha artillería.
Al final los números te dicen todo lo que necesitas saber. El 73 por ciento de acierto de equipo ruso era el reflejo de la pueril defensa del Unicaja. Así que algo muy serio les debió decir en los vestuarios Joan Plaza, porque la metamorfosis fue radical.
Agachó el culo, como se suele decir. Una vez puesto el mono de faena, el siguiente paso era soltarse la melena en ataque. Y los puntos empezaron a llegar hasta ajustar el marcador a un 69-66. Granger, Kuzminskas, Thomas, Green... Casi todos aportaron. De no haber sido por ese genio llamado Teodosic, que cerró el cuarto con un triple (72-66), el CSKA habría sufrido mucho mayor castigo.
Y era él quien verdaderamente hacía del CSKA un equipo imponente, quien marcaba la auténtica distancia entre unos y otros. Porque sus triples (dos más en el último cuarto) volvieron a dar un colchón a los moscovitas y cuando cometió la cuarta, el Unicaja se metió en el partido de nuevo. Aunque si hubo una acción definitiva fue esa pérdida de Vasileiadis montando el contragolpe cuando un triple de Toolson había supuesto el 86-81.
Se cayó, pero al final con honor y compitiendo, lo que exigía Plaza. Ahora el Unicaja tiene que pensar exclusivamente en el Joventut, que no lo pondrá fácil.