El Unicaja no tiene nada que hacer
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No hay nada que hacer. Este Unicaja es peor que el Barcelona. Y punto. Luego podemos añadir todos los accesorios que queramos, pero la realidad es que en ningún momento ha habido eliminatoria. Con 2-0 ya solamente falta por saber cuándo los culés darán la puntilla a los de Plaza. Dos repasos en el Palau invitan a soñar con poca gesta en el Carpena. 91-70 al final...
El problema es que el Valencia ganó al Madrid y pone la serie 1-1, teniendo factor cancha ahora a su favor. Ojito que la Euroliga depende de lo que ocurra en estos play off. El panorama empieza a coger un color gris que asusta.
Con un 5-0 de arranque parecía que íbamos a revivir el partido del viernes, pero la salida del Unicaja, su puesta en escena, era distinta. Tenía ganas de revancha. Aunque ya el quinteto inicial de Plaza dejaba sus intenciones claras: Granger, Stefansson, Suárez, Thomas y Vázquez. Defensores everywhere. Y tanta era la intensidad del equipo que Stefansson vio tres faltas en tres minutos.
Pero es que además había ganas de correr y acierto en el triple. Así sí se podía competir. El Barcelona se sujetaba porque Satoranski seguía en estado de gracia y anotó 11 puntos con una facilidad pasmosa. Pero el primer cuarto se cerró con un 23-23 ilusionante.
Todo se diluyó, sin embargo, en el segundo cuarto. En nada, el Barcelona ya iba 32-25. Los culés defendían mejor, asfixiaban al Unicaja, que estaba atascado en ataque y solamente anotó dos puntos en más de cinco minutos. Para cuando se quiso dar cuenta la cosa ya iba 40-28 merced a dos triples de Abrines. Luego Marcelinho terminó de dar la estocada (48-33). Una canasta de Granger sobre la bocina y llorando sirvió para que el Barcelona ‘sólo’ se fuera más 13 al descanso.
Parecía que todo estaba perdido ya. No por el marcador, recortable, sino porque la diferencia entre ambos equipos era y es sideral. Sobre todo cuando el Unicaja no está concentrado y juega el 120 por cien.
Parecía firmada la rendición por parte del Unicaja (55-37), pero Granger tuvo un ataque de dignidad y con un triple y un 2+1, puso un 57-43 cargado de rabia. Era más pataleo que otra cosa, porque nada hacía indicar que el Unicaja pudiese ni tan siquiera asustar al Barcelona. Los de Pascual redujeron un poco su velocidad y el Unicaja se puso a 12 tras dos tiros libres de Markovic (63-51). Parecía un espejismo, pero viendo cómo se había desarrollado el partido, no estaba mal terminar con 67-55.
En el último cuarto, el Barcelona se limitó a ver cómo el Unicaja tropezaba consigo mismo. Porque los jugadores no anotaban ni tirando solos. Dos puntos en más de cuatro minutos (72-57). Y poco a poco se fue muriendo el partido, y la eliminatoria. El Unicaja está prácticamente eliminado. Para jugar la final tendría que ganar tres encuentros seguidos al Barcelona, cuando parece que ni siquiera arañará en uno.