¿Sienten ese cosquilleo de una final? (20:30)
Por favor, indica por qué quieres reportar este vídeo:
-
ANÁLISIS El Valencia bajo el microscopio
-
Nedovic tranquiliza: "Tengo que jugar"
-
Plaza traspasa presión
Es una final, y con eso está todo dicho. El Unicaja Baloncesto y todo aquel que lo sigue arranca con una sensación distinta este martes 28 de marzo de 2017. Pasan los años y se paladea mejor lo que es pelear por el título. La ausencia de un placer hace que se convierta en una obsesión. Y el Unicaja Baloncesto está en la lucha por un trofeo, como lo estuvo seis veces en la década pasada. Contando la Supercopa de hace dos años, es la segunda en ésta.
El Unicaja Baloncesto se presenta en la última instancia después de haber corregido una mediocre primera fase y un Top 16 en el que cumplió sin más con dos eliminatorias que han enganchado al personal, con gestas ante Bayern y Lokomotiv, un poderoso club futbolero y un equipo de Final Four el año pasado, dos eliminatorias con el factor cancha adverso. La victoria en el tercer partido en Múnich es de esos partidos que cambia una temporada. Se derrotó al Bayern y el Unicaja Baloncesto creyó que era posible. Se cumplió esa profecía de Plaza al momento de ganar el partido. "Si ganamos en Múnich estamos en la final", dijo. El tono mesiánico hizo pensar que se lo creía de verdad. Y lo transmitió a sus hombres. Y aquí está en la final.
No está Musli, Nedovic sí pero algo renqueante. Enfrente no está Kravtsov, parece que tampoco Diot y sí Vives para dar algo más a la dirección. Es un equipo muy equilibrado el valenciano, sin grandes protagonismos por más que el talento de Bojan Dubljevic sobresalga, así como la experiencia de San Emeterio y Rafa Martínez. Tiene un balance de 16-4 en la competición por el 11-8 del Unicaja Baloncesto, que es cierto que ha ganado las eliminatorias en menos partidos.
Si hace dos meses la distancia entre los equipos, cuando se midieron en el Top 16, era enorme, ahora han menguado. El favoritismo es valenciano, pero el Unicaja Baloncesto ha conseguido fortalecerse y el sábado pasado compitió hasta el último segundo sin que diera la sensación de quemar las naves. ¿Sienten un cosquilleo? Sí, es que el Unicaja juega una final.