El técnico de los Warriors y ahora también ayudante de Greg Popovich en la selección de Estados Unidos Steve Kerr prepara con su combinado nacional el Mundial de China, que comienza el próximo 31 de agosto. Antes del amistoso entre EEUU y España, que se juega en la madrugada del viernes al sábado y en el que estará Jaime Fernández, en una entrevista concedida a AS recuerda cuando ganó la medalla de oro en un Mundobasket como jugador. Fue en 1986, en el campeonato celebrado en España y los americanos jugaron la primera fase en Málaga, una ciudad que encandiló a Kerr y de la que hoy día sigue teniendo en gran estima.
Cuestionado sobre sus recuerdos del Mundobasket '86, sus primeras palabras están dedicadas a la Costa del Sol. "Málaga era maravillosa. Allí jugamos las rondas preliminares. Recuerdo la belleza de la ciudad. Mejor con los partidos, las gradas llenas", rememora el entonces base universitario.
En Málaga, en el pabellón de Ciudad Jardín, se disputó en aquel campeonato la primera fase del Grupo C, que conformaban las selecciones de Estados Unidos, Italia, Alemania, Costa de Marfil, Puerto Rico y China. Los norteamericanos pasaron como primeros de grupo, con pleno de victorias, ganando con rotundidad todos los encuentros excepto contra los puertorriqueños, a los que sólo lograron superar por un punto.
Por aquel entonces, la selección de Estados Unidos estaba formada por jugadores de la Universidad y no acudían sus estrellas de la NBA. No eran, por lo tanto, tan superiores. Aún así, el combinado norteamericano logró hacerse con la medalla de oro, aunque Kerr tuvo que ver la final desde casa por una lesión en su rodilla.
"Ganar a Yugoslavia (en segunda fase) nos dio mucha confianza para lo que quedaba de torneo. Aunque personalmente... mi rodilla falló y me asusté mucho. En semifinales. Jugábamos contra Brasil en Madrid y estaba haciendo un buen partido. En una acción, llevé el balón hasta la línea de fondo y me quedé pensando si pasar o tirar. Entonces mi pierna se quedó enganchada y giró", cuenta Kerr, que tuvo que ver la final ante la URSS por televisión, en su casa de Los Ángeles, en diferido. Era 1986.
Un recuerdo amargo el desenlace final del Mundobasket '86 para Kerr por su lesión de rodilla. Pero si al hoy entrenador ayudante de la selección le preguntan por un buen recuerdo de aquel campeonato, más allá de la medalla de oro que guarda con sus ocho anillos de la NBA, su afirmación es rotunda: "Málaga era maravillosa".