El amarillo quema
José Luis Sorolla
Le Grand Bornand (Francia), 17 jul .- París todavía está muy lejos, sobre todo después de los 800 kilómetros de traslado desde Roubaix hasta los Alpes el día de descanso, por eso de momento parece que nadie quiere hacerse con el maillot amarillo y con ello asumir todo el trabajo que conlleva su defensa.
La dorada prenda seguirá una etapa más y van ocho consecutivas sobre las espaldas del especialista en clásicas el belga Greg Van Avermaet (BMC), aunque su aventura parece que definitivamente tiene las horas contadas.
Aunque nadie daba nada por su continuidad como líder después de la primera etapa de montaña, su lectura del posible desarrollo de los acontecimientos y la gestión de la ventaja con la que llegaba, le ha servido para poder continuar con el jersey amarillo y también poder seguir rodando con su bicicleta especial para esta ocasión con idéntico color.
Tras la habitual salida en tromba en busca de una escapada que diese protagonismo a sus componentes y de la que en esta ocasión también ha salido el ganador de la etapa, todas las miradas se han desviado hacia el equipo Sky que es el último ganador del Tour con el británico Chris Froome y también defiende sus cinco victorias en las seis últimas ediciones.
Con este panorama el numeroso grupo de escapados ha superado los siete minutos de ventaja, entre los que estaban el ganador de la etapa, el francés Julien Alaphilippe (Quick Step), y el líder de la general, y con ello a los Sky no les ha quedado otro remedio que tomar las riendas de una carrera que podía acabar bastante desmadrada. Mejor evitar sustos antes de tiempo, que luego intentar poner remedio a un gran desbarajuste.
La superioridad que se les supone a los todopoderosos británicos la ha definido a la perfección su antiguo componente y ahora uno de los tres líderes del Movistar, el español Mikel Landa. "Con el ritmo que han marcado no le ha quedado a nadie ganas de probar nada", ha sentenciado.
También su compañero de equipo, el murciano Alejandro Valverde, ha desvelado que esperaban un ataque de los británicos que finalmente no se ha producido. "Por nuestra parte la situación está controlada, en un día bastante duro donde los Sky han puesto un ritmo bastante rápido", ha apuntado.
El temor y la vigilancia de todos sobre Froome y sus compañeros tenía que ser máxima. Nadie en el seno del pelotón olvida que sus cuatro victorias en la carrera gala las ha consolidado siempre en la primera etapa de montaña y a partir de ahí ha ido gestionando su rendimiento para imponerse.
Su victoria el pasado mes de mayo en el Giro de Italia, con el encadenaba su tercera gran vuelta por etapas consecutiva (Tour y Vuelta 2017 y Giro 2018), es más que probable que le obligue a que sus movimientos tácticos para intentar su gesta se desarrollen en unos parámetros diferentes a los que ha empleado con anterioridad.
Además tiene en su punto de mira el primero intentar igualar a Eddy Merckx con cuatro victorias seguidas en otras tantas grandes que logró entre 1972 y 1973, con dos Giros, un Tour y una Vuelta. Incluso ya ha dejado entrever que, dependiendo de lo que pase en la Grande Boucle, podría estar en agosto en Málaga en la salida de la Vuelta para intentar hollar un hito histórico: imponerse en las tres grandes en una misma temporada.
Después de las nueve primeras etapas marcadas por las averías y las caídas mas que por la demostración de fuerzas de ninguno de los que quieren llegar a los Campos Eliseos de líder, el Tour no ha despejado casi ninguna duda sobre el estado de los que aspiran a su asalto en su primera propuesta, de las tres consecutivas en los Alpes, de alta montaña.
A pesar de todo, el grupo de favoritos que han cruzado la meta de Le Grand Bornand ha quedado reducido a quince unidades y algunos ya han quedado prácticamente descartados para cumplir su sueño amarillo, como es el caso del colombiano Rigoberto Urán (Education First) que defiende su segunda posición final de 2017 y parece muy complicado que incluso consiga repetirlo. El resto siguen a la espera de acontecimientos.