Cuando en Citroën se sentaron a diseñar el que iba a ser su nuevo SUV, el Citroën C5 Aircross, lo hicieron con tan solo una cosa en mente: no iba a ser un SUV más de los muchos que ya hay en el mercado. Todo lo contrario.
Y es que si algo ha caracterizado a la marca gala a lo largo de su historia es su inequívoca voluntad constante de diseñar y fabricar modelo que sea, principalmente, cómodo, tanto para el conductor como para los acompañantes.
Y con este C5 Aircross lo han conseguido. Tanto que incluso hay quien asegura en las redes sociales que es, de lejos, el SUV más cómodo de su segmento. Quizás son palabras mayores viendo la competencia que tiene, pero es innegable que los franceses han echado el resto con este modelo.
Un modelo que tiene muchos aspectos positivos más allá de la comodidad, empezando por su atractivo y peculiar diseño hasta las más de 30 posibilidades de personalización que ofrecen sus siete colores de carrocería, tres paquetes de color y cuatro de techo.
Eso sí, como suele ocurrir en muchas ocasiones, por mucho que tenga una valoración más que excelente por parte de los que ya tienen uno, este C5 AirCross no es ni mucho menos perfecto.
Y es que tiene un fallo que, de hecho, resulta incluso difícil de justificar teniendo en cuenta lo mucho que cuidan en Citroën este tipo de detalles. Hablamos del cuadro de instrumentos, concretamente del tamaños de algunos de sus caracteres.
No son pocos los que se quejan de que son excesivamente pequeños hasta el punto de que no es fácil poder leerlos, y muchos menos cuando están conduciendo. Un pequeño problema al que debe sumarse la ausencia de más botones en su salpicadero que ponga las cosas más fáciles.
Dos errores, dos detalles de los que no están precisamente satisfechos los que ya conducen uno. Veremos sin en futuras generaciones los galos lo tienen en cuenta.