El futuro de un icono de Volkswagen está en el aire: puede desaparecer

En Volkswagen, aunque no saben si será eléctrico, híbrido o de combustión, ya garantizan que no prescindirán del Golf. El Polo, el utilitario de la marca, no tiene sin embargo nada asegurado.

Ni sí, ni no: todo lo contrario

De las últimas declaraciones del siempre un tanto críptico Thomas Schäfer se puede sacar bien poco: según él, la normativa Euro 7 complica las cosas, porque un coche pequeño con motor de combustión será, en el caso de que haya de cumplir los parámetros que fijará dicha normativa, “prohibitivamente caro”. ¿Supone eso que se dejará de fabricar? Nada dice Schäfer, que vuelve a jugar al despiste y nos dice sólo que, “por el momento”, todavía se puede comprar “un Polo con cambio manual y motor 1.0 TSI”.

¿Y si relajan la norma?

Al final, con sus medias verdades camufladas, Schäfer sólo intenta dejar clara una cosa: la última palabra la tienen los jerarcas europeos, que si no relajan ese indisimulado empeño suyo de convertirnos a todos en usuarios del carsharing van a acabar dejándonos sin ese placer humilde (y según ellos culpable) que consiste en cambiar de coche cada diez o quince años.

De momento, hasta 2024

El Polo se fabrica en Landaben, la fábrica que Volkswagen mantiene cerca de Pamplona y de la que, en su día, salieron los míticos Mini Morris. De momento, parece que la producción del coche en esa factoría acaba en 2024, pero, como en tantas otras cosas desde que empezó ese trampantojo al que llaman revolución verde de la movilidad, no hay ni verdades ni mentiras: todo depende del color del cristal con que se mira. A ver si hay suerte y, en las próximas elecciones, logramos entre todos que en Bruselas se siente alguien que vea a través de un cristal parecido al que nos gusta a los que disfrutamos conduciendo.