Seat y Volkswagen ya lo saben: la tecnología que debía acabar con la gasolina ha sido un fracaso
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Durante años, el gas natural licuado (GNL) fue considerado una opción interesante para reducir las emisiones contaminantes del sector automovilístico. Sin embargo, la tecnología de gas natural no ha logrado penetrar en el mercado de manera significativa. El impulso del gas natural ha dado paso a otras opciones más convincentes en la industria, tales como la hibridación eléctrica y el impulso de los motores puramente eléctricos.
La apuesta por el GNL fue liderada por Alemania, que buscaba alternativas para reducir las emisiones contaminantes del parque automovilístico. Se decidió que estimular el mercado del GNL podría ser una opción interesante.
Los coches a gas dejan atrás su momento de gloria
Asimismo, los incentivos y ayudas pronto llegaron a los concesionarios, por lo que fueron varios los fabricantes que empezaron a promocionar esta tecnología. Volkswagen fue una de las marcas que más apostó por este combustible.
Sin embargo, hubo un momento en el que la Unión Europea decidió que había que favorecer la comercialización de las mecánicas eléctricas. Esto supuso que cualquier movimiento hacia otra tecnología, como el gas natural, supusiese un actor secundario. De repente, todo era incrementar la flota de automóviles eléctricos vendidos. Mientras las ventas de coches a gas natural fueron cayendo, al igual que iba ocurriendo con toda la infraestructura de repostaje.
El auge de los coches eléctricos ha finiquitado a los de gas
En la actualidad, el gas natural ha acelerado su caída en ventas, llegando a eliminarse la oferta de algunos fabricantes. En Alemania no se ha vendido una sola unidad con esta tecnología en lo que llevamos de año. La caída en ventas también ha afectado a las estaciones de servicio, ya que están reduciéndose el número de unidades con el paso del tiempo.
Mientras tanto, las mecánicas eléctricas se han convertido en la gran apuesta de la industria automovilística para reducir las emisiones contaminantes. Desde hace un tiempo, el sector público está llevando a cabo políticas centradas en las nulas emisiones contaminantes y en el cerrojazo a los combustibles fósiles.
Un hecho que ha penalizado en gran parte el desarrollo de la tecnología de gas natural. La infraestructura de repostaje se está reduciendo desde su momento más álgido, lo que dificulta aún más su penetración en el mercado.