La ingeniosa solución de Mazda para salvar a los diésel: aceite de cocina y algas
Mientras algunas firmas trabajan en evolucionar las tecnologías de los coches eléctricos, otras como Mazda se esfuerzan por mantener vivos los motores de combustión buscando combustibles alternativos ecológicos. Y ahora tienen un nuevo diésel elaborado con aceite de cocina y algas que pretende salvar este tipo de bloques térmicos.
Algunas marcas como Toyota trabajan en mejorar la tecnología de los coches eléctricos, con el objetivo de convertirse en uno de los fabricantes punteros del sector. En este sentido, ya te hemos hablado en ElDesmarque de las baterías que ha prometido la firma japonesa para 2028 que conseguirán 1.500 km de autonomía.
Mazda prueba un nuevo biodiésel en competición
Y mientras tanto, Mazda ha creado un biodiésel de origen natural. Por ahora, se utiliza en competición, en el Mazda2 de la categoría ST-Q. Pero es un biodiésel que funciona en motores diésel convencionales.
Lo más interesante es que no han tenido que tocar la mecánica de los motores. El Skyactiv-D que ya conocemos sigue siendo el mismo, lo que significa que no solo el Mazda2, sino cualquier otro modelo de la marca puede funcionar con este biodiésel. Planean llevarlo a producción en 2025.
Ya están trabajando en un motor diésel más potente que probarán en 2023, y los resultados hasta ahora son más que satisfactorios. Además, este biodiésel se puede mezclar con carburantes convencionales, lo que ayuda a reducir las emisiones. Lo logran recurriendo a aceites de cocina usados y grasas de microalgas, específicamente de la especie Euglena. Esta mezcla es lo que han llamado SUSTEO, y cumple con todas las regulaciones japonesas para ser catalogado como diésel.
Un combustible que puede mantener con vida los motores diésel
Cabe decir que, por ahora, Mazda solo planea comercializarlo en Japón. Sin embargo, no podemos descartar que en un futuro no muy lejano lo veamos en otros mercados. La verdad es que con los problemas de infraestructura de carga para coches eléctricos en algunos países y la falta de aceptación del hidrógeno, los combustibles sintéticos y naturales empiezan a cobrar más sentido.
Y esto no solo es para salvar a los motores de combustión, sino también porque podrían mantenerse en circulación más allá de 2035, siempre y cuando sean neutrales en emisiones. En ese caso, no tendríamos que despedirnos de los coches gasolina y diésel, aunque las gasolineras tendrían que ofrecer exclusivamente combustible sintético.