Disociación: el mecanismo de defensa del cerebro ante experiencias traumáticas
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El cerebro se "desconecta" cuando no es capaz de asumir una situación
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Es un síntoma propio de algunos trastornos
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La psicoterapia permite procesar al cerebro aquello que en su momento no procesó
Cuando una persona se expone a una situación traumática o que conlleva un grado de estrés tan grande que el cerebro no es capaz de asumir, este puede llegar a experimentar un mecanismo de defensa psicológico conocido como disociación. Pero, ¿en qué consiste y cómo sé si lo estoy sufriendo?
El cuerpo calloso, es decir, la estructura que se encarga de conectar los dos hemisferios del cerebro, deja de hacerlo. De tal forma que se produce una desconexión temporal entre ambas zonas, es decir, el cerebro disocia. Dicho proceso afecta a la identidad, a la memoria, a los pensamientos y a la conciencia.
La disociación no es un trastorno en sí mismo, sino que es un síntoma que puede estar presente en diferentes condiciones psicológicas como puede ser el trastorno de estrés postraumático, el trastorno de pánico, el de ansiedad generalizada o el trastorno de despersonalización, explica la psicóloga sanitaria, Patricia de Miguel Peñas.
Los síntomas que evidencian que hemos disociado
La forma más visible de detectar una disociación es cuando durante una entrevista psicológica el paciente señala que tiene lagunas de situaciones concretas, bien porque no recuerdan con precisión ese momento, no saben decir quién estaba o notaban que no estaban plenamente conscientes mientras hacían x cosa, detalla Patricia.
"Se puede asimilar un poco al hecho de 'ir en piloto automático', sólo que de forma más patológica", compara la misma.
Además de las lagunas, estar distantes a nivel emocional -en situaciones que de forma habitual deben causar una respuesta emocional-, contemplar la vida desde una perspectiva externa -entendido como despersonalización- o perder la relación del tiempo son otras de las manifestaciones en las que se refleja la disociación.
A través de estos signos, los profesionales de la salud mental, como son los psicólogos y los psiquiatras, pueden detectar que el paciente ha tenido un episodio de disociación.
Además, para evaluar dicho síntomas con una mayor brevedad también utilizan la Escala de Experiencias Disociativas (DES-II).
Psicoterapia adaptada a cada paciente
Teniendo en cuenta que cada persona tiene un umbral de tolerancia al estrés diferente, y por consiguiente el episodio de disociación puede durar tan sólo unos minutos o mantenerse en un tiempo más prolongado, el tratamiento deber ser lo más individualizado posible para que se adapte a las necesidades específicas del paciente.
Esto significa que no a todo el mundo le sirve el mismo tratamiento y que la duración del mismo varía en función de la persona, de la experiencia y del motivo por el que ha disociado.
Dicho tratamiento, entendido técnicamente como psicoterapia, no te "cura" de la disociación sino que te ayuda a procesar aquello que el cerebro de dicha persona no procesó en su momento.
Algunas de las terapias que se utilizan son:
- Terapia cognitivo-conductual, es decir, una restructuración cognitiva.
- Terapia basada en el trauma.
- Terapia del EMDR, siglas de Desensibilización y Reprocesamiento por medio de movimientos oculares.
- Mindfulness.
- Meditación.
- Terapia relacional integrativa.
- Terapia de exposición, al tratar fobias.
La psicóloga sanitaria indica que cuando una persona no se somete a una psicoterapia, esta tiende a "desconectar" de manera habitual cuando la situación le resulte estresante.