Angerer se convierte nuevamente en heroína y sitúa a Alemania en semifinales
La guardameta Nadine Angerer se convirtió en heroína y, con su decisiva parada en la tanda de penaltis que decidió el duelo de cuartos de final entre las selecciones de Alemania y Francia, entregó el pase a las semifinales del Mundial de Canadá a la vigente campeona de Europa.Protagonista del triunfo teutón en la pasada Eurocopa de Suecia (2013), la veterana portera, cuya titularidad en su último servicio al combinado germano ha sido discutida, se erigió en la guía de un equipo que durante gran parte del choque sucumbió ante el derroche de fe de la selección francesa, merecedora de un destino más afortunado en el país norteamericano.
Apenas unos segundos necesitó el combinado galo para arrebatar a las pupilas de Silvia Neid, despersonalizadas e inanimadas sobre el césped artificial del Estadio Olímpico de Montreal, el favoritismo que los medios de comunicación y los aficionados les habían negado.
Cuando todavía no se había cumplido el primer minuto, Louisa Necib confirmó al cuadro francés como un equipo desinhibido de los complejos que antaño le habían limitado.
Su falta precisión en el remate, sin embargo, evitó la celebración de un gol que Francia mereció durante el primer periodo.
Sin rastro de las virtudes que le llevaron a erigirse dos años atrás en la campeona continental, la escuadra germana vio reducido su juego a los pases horizontales con los que las zagueras Babett Peter y Annike Krahn trataron de contener la voracidad gala.
Louisa Necib y Elodie Thomis desde los flancos izquierdo y derecho, respectivamente, cumplieron con el cometido de hacer protagonistas a Marie Laure Delie y Eugenie Le Sommer, mientras la habilidosa Amandine Henry agigantaba su figura en el centro del campo.
Solo la falta de contundencia ante la meta defendida por Nadine Angerer, ganadora del Balón de Oro en 2013, impidió que el combinado dirigido por Philippe Bergeroo alcanzara el descanso con un marcador favorable.
Las múltiples variantes tácticas a las que Silvia Neid debió recurrir no obtuvieron el resultado esperado en la primera mitad por lo que, tras la reanudación, Dzsenifer Marozsan relevó a Anja Mittag. Con ella creció Alemania, campeona del mundo en 2003 y 2007.
Cuando ya eran las jugadoras germanas las dueñas de la posesión, apareció Necib con un certero disparo desde fuera del área que se escapó de la inocente estirada de Angerer. Corría el minuto 64 y Francia encontraba, por fin, la deseada ventaja (0-1).
Mermada por la baja de Alexandra Popp -sustituida por Sara Däbritz- y desaparecida Lena Goessling -quien dejó su puesto a Melanie Behringer en el 79-, la selección de Alemania se entregó a un esprint en busca del empate.
Un 1-1 que la defensora francesa Amel Majri facilitó al golpear el balón con el brazo en una acción que citó a Celia Sasic con el punto de penalti.
No falló la delantera del Fráncfort, máxima realizadora en la pasada edición de la Liga de Campeones, tras la discutida interpretación de la árbitra canadiense Carol Anne Chenard.
Ese tanto tardío (minuto 84) descompuso al cuadro francés y multiplicó la confianza teutona. Tal vez, incluso, en exceso ya que, con la opción de sorprender a sus rivales con un contragolpe, Marozsan apostó por un chut imposible desde el centro del campo que anunció la llegada de la prórroga.
Sin ocasiones relevantes, Gaetane Thiney dispuso en el minuto 116 de una inmejorable oportunidad para situar a Francia en las semifinales. Incomprensiblemente, su sutil toque no encontró la red cuando Angerer ya se había vencido.
La posterior y definitiva tanda de penaltis otorgó a la guardameta germana la oportunidad de volver a convertirse en heroína tras su destacada actuación en la Eurocopa de Suecia. Con 5-4 y en el momento culminante de la tanda de penaltis la rodilla de la portera del Portland Thorns estadounidense convirtió a la joven Claire Lavogez en la gran derrotada.