Fútbol y solidaridad unen a huérfanos y refugiadas en la Donosti Cup
Quedan aún tres jornadas para su clausura, pero la Donosti Cup, el quinto torneo infantil más grande de Europa, tiene ya como claros vencedores la alegría e ilusión que estos días desbordan en San Sebastián el equipo de huérfanos de Mozambique y el conjunto de refugiadas palestinas invitados por la organización.Carlos López
Ambos grupos han sido recibidos este mediodía en el Ayuntamiento por el alcalde, Eneko Goia, y el resto de concejales de la corporación quienes han brindado una calurosa acogida a estos niños y niñas que han llenado, sobre todo ellas, de cánticos, bailes, palmas y alborozo el salón de plenos del consistorio donostiarra.
Ataviadas casi todas de negro, algunas de ellas con un hiyab cubriendo sus cabezas y pequeñas banderas pintadas en sus caras, las niñas palestinas, todas ellas de 14 años, se han convertido en las protagonistas de la recepción, a la que los pequeños mozambiqueños, de 12, no han dudado en sumarse de una forma más tímida debido a su corta edad.
La presencia de ambos equipos en San Sebastián ha sido posible gracias al programa "Donosti Cup in the World" que, en palabras del su director, Iñigo Olaizola, pone de manifiesto la "faceta social" de un evento deportivo que este año cumple su 24 edición con la cifra récord de casi 8.000 participantes repartidos en 441 equipos, 20 más que el año pasado, procedentes de 25 países de los cinco continentes.
Vestidos con los chándales verdes y negros del equipo de la ONG Cruzada por los Niños, que ha gestionado su llegada a Gipuzkoa, los chavales mozambiqueños olvidan esta semana su día a día en el orfanato con largos paseos por la ciudad -durante los que les gusta relacionarse con los donostiarras- pero sobre todo con sus partidos -hasta ahora han ganado uno y han perdido otro- y la ilusión de clasificarse para la fase de campeones.
Manuel José Luis Bucuane, conocido en el fútbol como Tico Tico, máximo goleador e histórico capitán de la selección de Mozambique hasta su retirada en 2011, es el referente de estos pequeños, con los que ha viajado hasta Gipuzkoa en una experiencia que, según admite, está resultando "increíble" para ellos, tanto fuera como dentro del campo porque, aunque aún no se dan cuenta, les marcará de por vida.
Más conscientes de ello, desde sus 14 años de edad, las adolescentes palestinas, procedentes del campo de refugiados de Jenin, en la Cisjordania ocupada, no pierden oportunidad de sacar fotografías y grabar vídeos con sus teléfonos móviles de cada novedad que les ofrece el campeonato, como la recepción de hoy o la espectacular inauguración del pasado lunes, una fiesta de la amistad y el mestizaje cultural celebrada en el estadio de Anoeta, de la que todos los participantes hablan maravillas.
Estas adolescentes forman parte de la asociación "Not to forget woman" que agrupa y motiva a viudas, mujeres con problemas y niñas de Jenin, quienes gracias a ella aprenden distintas labores para desenvolverse en su vida cotidiana en el campo de refugiados, donde hace dos meses comenzaron a preparar su participación en la Donosti Cup.
Jesús Artetxe, de la ONG que acompaña a las jóvenes en Gipuzkoa, recuerda que estas chicas llegan de una zona "muy castigada" en la que "salir a un kilómetro de su casa significa mucho peligro, y aún más por ser mujeres, porque además de vulneraciones de derechos humanos se producen violaciones físicas".
Lejos hoy de esas preocupaciones y rodeadas de la solidaridad de donostiarras y del resto de participantes gracias de la Donosti Cup, las energías de estas niñas se centran ahora en ganar esta tarde su primer partido del campeonato, algo que, aunque parezca difícil a tenor de los dos precedentes, perdidos por 0-12 y 13-0, supondría la guinda a su estancia en San Sebastián.