La alargada sombra de Maradona en Nápoles

Hubo una época en la que el Nápoles fue grande. Muy grande. También es cierto que en esa época el mejor jugador del mundo y para muchos de la historia jugaba con el ‘10’ a la espalada en el equipo del sur de Italia. Ese sur de Italia tan lastrado por el crimen organizado con Nápoles como epicentro y ‘propiedad’ de la camorra.

Cuando el Nápoles fichó a Diego Armando Maradona, los ‘tifosi’ del equipo celeste se frotaban los ojos con incredulidad. El ‘Pelusa’ acababa de ser presentado en un abarrotado San Paolo, uno de los estadios más calientes de Italia, ante 60.000 personas. Prometía títulos para el Nápoles y vaya si los logró. Hasta la llegada de Maradona el palmarés del club sólo incluía dos Copas de Italia. Poco bagaje para un equipo de una de las mayores ciudades del país transalpino y uno de los clubes con mayor afición.
A la salida de Maradona del club, al historial de trofeos se le habían añadido dos Serie A, una Copa de Italia y una UEFA. Bagaje suficiente para que aparecieran pintadas en las paredes del cementerio de Nápoles con el lema “No saben lo que se perdieron”. Aquel equipo contaba con otros muy buenos jugadores como los delanteros Giordano y Careca o el central Ciro Ferrara, pero todo se vino al traste tras el positivo de Maradona por cocaína tras un encuentro ante el Bari.

Sin Maradona no hay paraíso

Sin ‘El Diego’, el Nápoles comenzó a caer paulatinamente de los puestos de arriba en la Serie A hasta que, por problemas económicos, el club se vio obligado a refundarse en 2004 como ‘Napoli Soccer’ (posteriormente recuperarían la antigua denominación ‘Napoli Societa Sportiva Calcio’) y comenzar a jugar en la categoría C1, nivel equivalente al de la Segunda B española. Ahí fue cuando Aurelio di Laurentiis entró en el club aportando el dinero suficiente para que la ‘Azzurri’ comenzara a despegar como antaño.
Di Laurentiis es el factor originador de este Nápoles que ahora vuelve a pasear al olvidado sur de Italia por toda Europa. Con los 40 millones con los que insufló las arcas del club, volver a la máxima categoría fue casi un paseo, a excepción del primer año en el que no pudieron escapar de la serie C1. El tercer año de Di Laurentiis, productor cinematográfico y seguidor acérrimo del equipo, fue el del esperado retorno a la Serie A.

El hecho se produjo en el Luigi Ferraris de Génova, con el Genoa jugándose también entrar en el play-off de ascenso. El 0-0 con el que acabó el partido sirvió a los dos equipos para cumplir su objetivo y ambos conseguirían el retorno a la primera división junto a la Juventus, en segunda esa temporada debido al escándalo del ‘MoggiGate’.
Ya en la división de honor llegaron dos jugadores importantísimos en la última década napolitana: Marek Hamsik, actual capitán y Ezequiel Lavezzi. En torno a los dos se construyó un sólido equipo que pudo clasificarse para la Copa de la UEFA vía Intertoto. Pese a caer con el Benfica en la Primera Ronda, los mimbres estaban puestos y era cuestión de tiempo que el clasificarse para Europa fuera lo habitual temporada tras temporada.
Con Walter Mazzarri dirigiendo al equipo, siguieron llegando jugadores de la talla de Quagliarella, Inler, Maggio o Zúñiga junto a la base que incluía a los Hamsik, Lavezzi, Paolo Cannavaro, Gargano o De Sanctis, portero ex del Sevilla. Sin embargo, aún faltaba dar un salto de calidad y goles, sobre todo goles, para lograr la clasificación para Champions, el gran objetivo de Di Laurentiis, y en esa búsqueda llegó Edinson Cavani al club en 2010. Procedente del Palermo, el Nápoles tuvo que desembolsar 17 millones por uno de los máximos goleadores de la liga italiana y uno de los mejores jugadores de la selección uruguaya que finalizó cuarta en el Mundial de Sudáfrica, torneo que aceleró las negociaciones por el jugador al revalorizarse.

Con Cavani, a Champions

Con el charrúa en punta y sus 26 goles en Liga, el Nápoles pudo clasificarse por fin para la Champions League al finalizar terceros la campaña 2010/11, sólo por detrás de los dos equipos de Milán y evitando la fase previa. En la máxima competición continental, ya al siguiente año, el Nápoles tuvo que lidiar con uno de los grupos de Champions League más duros que se recuerdan: Bayern de Múnich, Villarreal, Manchester City y el propio cuadro napolitano. Lograron, sin embargo, la clasificación para octavos como segundos de grupo al vencer 0-2 en El Madrigal, inutilizando la victoria del City ante los muniqueses.

Ya en octavos, otro duro cruce: ante el Chelsea. La victoria en San Paolo por 3-1 en la ida hacía soñar a los 'partenopei' con seguir avanzando de ronda, pero en Stamford Bridge el sueño tornó en pesadilla cuando el Chelsea llevaba el encuentro a la prórroga con otro 3-1 y allí Ivanovic clasificaba a los ‘blues’. Precisamente el Chelsea se alzaría con esa Champions y sólo el Nápoles pudo vencerles un partido más allá de la fase de grupos.
Ese año, el Nápoles volvía a alzar un trofeo al vencer en la final de la Copa de Italia a la Juventus por 2-0 con goles de Cavani y Hamsik, las dos estrellas del conjunto italiano. Con la gran participación en Copa y Champions se entiende mejor que el Nápoles bajara hasta la quinta plaza en la clasificación de la Serie A.
Con un paréntesis de Europa League en medio, el Nápoles volvía a acceder a Champions en 2013 clasificado en segundo lugar en una Serie A donde la ‘Juve’ no daba opción a disputar siquiera el título. Esa temporada, Cavani logró 29 goles para conseguir ser el ‘Capocannionere’ de la Serie A, segundo jugador en la historia napolitana en conseguirlo tras Maradona. Cavani ya era un jugador muy seguido entre los grandes de Europa y fue el PSG el que se llevó el ‘premio’ al pagar 64 millones por el uruguayo. Poco tardó el Nápoles en encontrarle sustituto al pagar 37 millones al Real Madrid por Gonzalo Higuaín. La llegada del ‘Pipa’ provocó una ilusión en Nápoles sin precedente desde la llegada de Maradona.

Desembarco español en Nápoles

Junto a él, llegaron otros ex del Real Madrid como Raúl Albiol, José Callejón y el técnico Rafa Benítez, además de otros jugadores clave como Mertens o Jorginho. Sin embargo, a pesar de las grandes expectativas creadas, el Nápoles no pudo clasificarse para la fase de grupos de la Champions League. En la 2013/14, a pesar del tercer puesto, el Athletic les eliminó en la fase previa y al año siguiente no pudieron siquiera meterse en la fase previa.
Nápoles y Lazio jugaban en San Paolo un duelo directo para meterse en la Champions. El que ganara se metía en liga de campeones y el perdedor se quedaba fuera. Además, el empate beneficiaba a la Lazio, que empezó fuerte llevándose un 0-2 de ventaja al descanso. Tras la reanudación, Higuaín marcó 2 goles que, junto al penalti a favor en el 75 que iba a tirar el ‘Pipa’ provocó que algún ‘tifosi’ preparara ya la estatua al argentino, pero mandó la pena máxima a las nubes. La Lazio aprovechó para marcar dos goles más y dejar a los napolitanos fuera de Champions en la despedida de Benítez.

La afición se vino abajo. Con todas las expectativas creadas en torno al Nápoles de Higuaín y el desembolso importante de dinero ejercido en estos años esperaban que el club peleara por el ‘Scudetto’ o por realizar un gran papel en Champions llegando a las últimas fases. Incluso la Europa League llevó decepción a los ‘tifosi’ napolitanos: el Dnipro les eliminó en semifinales en la edición de 2015.

2016 puede ser el año

Por eso, para este año, Di Laurentiis optó por un entrenador de perfil más bajo pero con gran reconocimiento en Italia tras el buen juego que logró realizar el Empoli en el ‘Calcio’ bajo su mando: Maurizio Sarri. En cuanto al mercado, más que los nombres de antaño se optó más por jugadores de equipo que completaran una plantilla ya preparada para el éxito. Allan, Hysaj o la vuelta de Pepe Reina son la única diferencia en cuanto a nombres con respecto a la temporada pasada, pero el resultado pinta diferente.
Ahora mismo, el Nápoles es líder destacado de la Serie A. Aprovechando el mal inicio de la Juventus, los ‘azzurri’ marchan en cabeza gracias a sus cinco victorias consecutivas. Los fichajes, unidos a la regularidad de hombres como Hamsik, Callejón o Albiol y a la explosión del canterano Lorenzo Insigne y Jorginho han catapultado de nuevo la ilusión en el sur del ‘país de la bota’. Pero si hay alguien que merece todo el protagonismo en este gran inicio de temporada, ese es Gonzalo Higuaín.
El ‘Pipa’ marcha líder en la clasificación de la Bota de Oro que le acredita como el máximo goleador de Europa con 21 goles en las 21 jornadas disputadas hasta la fecha en la Serie A. Higuaín está consiguiendo esta temporada la regularidad goleadora que le había faltado desde su época en el Real Madrid pero aún le falta rematar cuando lleguen los partidos clave de la temporada, algo que siempre se le ha achacado.

En el Real Madrid sus números en Champions League no se corresponden con la naturaleza goleadora del delantero. Sólo 8 goles en 48 partidos, con fallos recordados como uno ante el Olympique de Lyon a puerta vacía que hubiera permitido la clasificación madridista a cuartos. Con la selección argentina también le persigue la misma fama tras el fallo en la final del Mundial 2014 en el mano a mano ante Neuer y el penalti errado en la tanda de la final de la última Copa América contra Chile.
En el Nápoles, pese a ese penalti ante la Lazio que podría haberles clasificado para Champions, Higuaín ha marcado en las finales de los dos torneos logrados tras su llegada: la Coppa Italia 2014 y la Supercopa de ese año, doblete incluido. El Nápoles necesitará que aparezca en los partidos que decidirán el título de la Serie A y en las eliminatorias de Europa League, con un duro choque en 1/16 de final frente al Villarreal.
Consiguiendo uno de esos dos títulos quizás Nápoles pueda dejar de vivir un poco de la añoranza de los tiempos de Maradona y vuelvan a aparecer pintadas con el “No saben lo que se perdieron”.