La hemorragia del Betis alcanza ya a las trece barras del escudo
La anemia futbolística por la hemorragia de falta de compromiso del Real Betis en su enésima debacle de la temporada, la vivida en Butarque ante el Leganés (4-0), ha provocado que la 'metástasis' alcance ya las trece barras del escudo bético, como se encargó de afirmar el presidente del club, Ángel Haro.Carlos del Barco
"Es una vergüenza e indigno que se esté tirando el escudo del Real Betis como se está haciendo", aseveró a los medios del club Haro, quien calificó de "triste" la situación, pidió disculpas a los béticos y anunció medidas "dentro y fuera del vestuario" ante "este espectáculo y otros anteriores bochornosos".
El hasta ahora entrenador bético, Víctor Sánchez, habló de "indolencia" y uno de los pesos pesados del equipo, el portero Antonio Adán, de falta de actitud ante otra de las noches negras del beticismo en una temporada en la que el objetivo era quedar el décimo y a la que ahora se quiere poner fin lo antes posible.
El guarismo del '4' está en los dos últimos partidos de los béticos ante el Alavés en casa (1-4) y el de ayer en Leganés, además de otras noches para olvidar ante Las Palmas y el descendido Granada; junto a los dos sets tenísticos endosados a los verdiblancos por el Barcelona (6-2) y Real Madrid (1-6).
Tras doce incorporaciones para un proyecto nuevo, la temporada bética comenzó pilotada por el uruguayo Gustavo Poyet hasta su destitución en la jornada undécima y, ya con Víctor en el banquillo, no sólo no se ha enderezado el rumbo, sino que las alarmas permanecen encendidas pese a la salvación matemática del equipo.
La dirección deportiva, encabezada por Miguel Montes Torrecilla, además de en las materias de su competencia, ha cometido además dos errores que le han pesado sobremanera, el afirmar que el Betis tenía uno de los mejores centros del campo de la Liga española; y en plena crisis de juego, aseverar que lo importante eran "las sensaciones".
En esa línea argumental, las sensaciones ofrecidas por los verdiblancos una vez certificada su salvación matemática no dejan de parecerse a un encefalograma plano propio de cuando los futbolistas se ponen las chanclas en época de vacaciones, y en contra del respeto debido a un escudo, en expresión de Ángel Haro.
Por tanto, las dos jornadas que restan para el fin de la competición se antojan las más largas del año para un equipo directivo y un banquillo que ya saben lo que es la protesta mayoritaria del Benito Villamarín, y que la afición bética les haya conminado a ambos a irse.
En ello, ha podido también pesar las declaraciones grandilocuentes de calificar al Betis un proyecto 'multidisciplinar' en el que, además del fútbol sala y el femenino, la aventura de entrar en el baloncesto, y además tener al equipo casi descendido, no parece haber sido la más oportuna en un año en el que la locomotora del fútbol no ha tirado.
El clima verdiblanco está tan enrarecido, que por vez primera en años no ha habido la tradicional recepción al equipo en la recién terminada Feria de Abril: y es que el horno no estaba para muchos bollos.
La cita del próximo domingo ante el Atlético de Madrid en casa supondrá un serio fielato para directiva, jugadores y cuerpo técnico ante el 'sanedrín' verdiblanco, cuya fidelidad extrema se ha resquebrajado a lo largo de una temporada en la que el equipo navega como alma en pena en decimoquinta posición con 37 puntos.
Para este partido, los de Víctor Sánchez, recién llegados de Madrid, entrenarán hoy a puerta cerrada, lo que es habitual en el técnico madrileño pero que hoy servirá para evitar posibles y previsibles protestas en la grada de los aficionados que suelen darse cita en la ciudad deportiva verdiblanca.
Una vez pasado el examen de la afición verdiblanca en el cierre de la temporada en el Villamarín, el Betis pondrán fin a este año para olvidar en Gijón frente al Sporting, equipo hermanado con el verdiblanco y con el que el resultado de Leganés sí tendrá la virtud de evitar cualquier tipo de suspicacias.