Un emblema de la salvación en Gran Canaria

El 22 de mayo de 1988 nunca podrá ser una fecha insignificante para el aficionado bético. El Real Betis viajaba a Gran Canaria con la obligación de certificar una permanencia que parecía más cerca gracias a la victoria en la jornada anterior frente al CA Osasuna con un gol de Gabino. A pesar de ello, la hazaña no sería sencilla. Al equipo dirigido por Pedro Buenaventura sólo le valía el triunfo y visitaba a un conjunto que se encontraba colista en la clasificación, pero que soñaba con poder ganar el partido y certificar una permanencia algo milagrosa. El choque comenzó con buen pie para el equipo visitante que vio cómo se adelantaba en el marcador gracias a un gol de Gail que daba tranquilidad a la parroquia verdiblanca, una calma que duraría poco ya que Narciso empató el encuentro cuatro minutos más tarde.

Los minutos pasaban y el temor y la incertidumbre se adentraban en todos los corazones béticos hasta que en el minuto 85, Calleja lograba introducir el balón en la portería amarilla, un tanto que no sólo lo marcó el futbolista de Vizcaya, sino que fue anotado por todos los seguidores béticos que ya temían un descenso que dañaría bastante a la institución.
En una calle sevillana de nombre Pizones, en la Peña Bética El Fontanal, el partido se vivió de una manera especial. Decenas de aficionados béticos acostumbraban a visitar este lugar para ver los partidos de su equipo, pero ese día se notaba un ambiente especial en la peña. Las personas que asistieron al lugar se encontraban nerviosas a la vez que esperanzadas en un triunfo de su equipo. Su presidente, José Luis Serrano, narra con alegría y emoción las vivencias de aquel partido en el viejo estadio de El Insular: “Todavía recuerdo el día en el que nos salvamos de descender en Las Palmas. Fue un canterano el que marcó el gol al final del partido y el Betis se quedó en Primera División. Aquello fue un éxtasis”, concluye."Aún recuerdo el día que el Betis logró la salvación en Gran Canaria. Fue un éxtasis", José Luis Serrano
En esta peña, fundada en 1974, se vivieron grandes gestas del equipo de Heliópolis, cuando “la televisión no era como es ahora, que te lo televisaban por muchos sitios” y el bar siempre estaba “lleno de gente queriendo ganar”. Serrano añade otras fechas recordadas con gran cariño como “el día que el Real Betis ganó al Chelsea, que era campeón del mundo y llevaba cuatro años sin perder con Mourinho y se le ganó aquí en Sevilla. Aquí la gente saltaron de alegría, como una cosa mala”.
Esta veterana sede verdiblanca está decorada con todo tipo de bufandas, banderines y camisetas del equipo, de manera que todos los aficionados al fútbol se sienten como si estuviesen en el estadio Benito Villamarín. Los integrantes de la peña no olvidarán las vivencias de aquella noche en Canarias como uno de los momentos más duros a la vez que bonitos de la historia del lugar. Eso sí, sus miembros sueñan con ver a un Betis grande que luche por competiciones europeas y de alegrías a su afición. Confían en el crecimiento del club y con ello llenar de alegrías, ilusión y vida el recinto; lugar que esperan engalanar para que `El Fontanal´ vuelva a rugir y a celebrar muchas gestas verdiblancas más con las que poder brindar con sus socios.
El mini Villamarín de la calle Pizones aguarda con ganas, nervios e incertidumbre el comienzo de temporada y con ello abrir sus puertas y volver a animar y vibrar juntos de nuevo.