Sangre malagueña en el Pichichi de Segunda B
Es el máximo goleador de todos los grupos de Segunda División B merced a los diez tantos anotados para el Lleida Esportiu tras las catorce jornadas disputadas. Se llama Pedro Martín, es malagueño y, a punto de cumplir 27 años, ha vivido una carrera de altos y bajos, con episodios en LaLiga 1|2|3 y Segunda B, en la que empieza a disfrutar de nuevo, y no sólo porque esté más acertado de cara a puerta. Para Pedro, la experiencia le dice que aprovechar el momento y aportar al equipo es la clave para disfrutar del fútbol.
Después de años complicados, donde el Lleida vivió incluso una refundación en el 2011, el club catalán vive un buen momento, con la intención de volver a disfrutar de LaLiga 1|2|3 la próxima temporada. “Estamos muy felices porque llevábamos mucho tiempo ahí, no nos poníamos líderes y ahora que lo hemos conseguido tenemos que tener las alertas puestas, hay que trabajar y exigirnos para mantenernos ahí, queremos estar arriba, sabemos que es difícil todo el año en la primera posición, pero hay que luchar hasta el final de temporada. El objetivo a principio de liga era ir poco a poco y viendo donde estamos, pero ahora meterse en play off es una realidad, debemos luchar por mínimo estar en ese play off y plantearnos el reto de subir”, declara Pedro Martín.
Ese liderato se ha logrado merced, en gran parte a los diez goles del delantero malagueño, ya que todos ellos tienen la particularidad de haberse traducido en puntos para su equipo: “Al fin y al cabo, a un delantero por desgracia solo se le mira por los goles. De momento estoy haciendo, por lo que estoy muy contento. Estoy muy bien aquí en Lleida, pero sobre todo porque el equipo está ahí arriba gracias a mis goles y a los de los compañeros. Lo principal es aportar, si no marco y hago buen partido, me voy contento, encantado de poder ayudar. No me obsesiona marcar goles, no tengo ningún reto de un número mínimo”.
Pese a que en sus comienzos empezó jugando en el área propia, pronto supo que lo suyo era vivir en campo rival. “De benjamín jugaba de central en el Puerto de la Torre. Luego me fui al Tiro Pichón, el equipo de mi barrio, me pusieron de delantero y ya me gustó más. El primer partido metí cuatro goles y ya me dije que eso era más divertido que jugar atrás (risas). De ahí ya fui jugando arriba, me llamaron de la selección malagueña, y de juvenil me fui al Atleti”, relata el malagueño.
Forjado en el Atlético de Madrid, vivió en primera persona la transición de Gregorio Manzano al ‘Cholo’ Simeone en el banquillo rojiblanco “Mi mejor año en la faceta goleadora fue cuando logré 13 goles con el Atlético de Madrid B en Segunda B, pero también me perdí muchos partidos ese año porque entrenaba y viajaba con el primer equipo bastante. Debuté en Copa con el primer equipo y poco después se fue Manzano. Pero Simeone siguió contando conmigo y recuerdo que con el ‘Profe’ Ortega se corría mucho, imagino que lo mismo que tienen que correr ahora, nos ponía firmes. Con el paso del tiempo recuerdo esa época con la sensación de que no la saboreé como lo tenía que hacer, podía haber aprovechado mucho más”.
La felicidad llegó en Miranda del Ebro
Su mejor temporada llegó con el Mirandés. “Siempre que hablo de ese año parezco un abuelo cuando hablo del Mirandés, pero es que lo recuerdo como mi mejor año. Un grupo en el vestuario increíble y a nivel personal me encontré jugando muy bien, espectacular. Con Terrazas jugaba de mediapunta, en un sistema 4-1-4-1, yo era uno de los medios adelantados, y se me dio genial. Los últimos partidos sí jugué de delantero y logré hacer más goles, fue una pena quedarnos tan cerca del play off”.
Luego llegaron años difíciles, con una temporada a caballo entre Tenerife y Celta B, donde reconoce que no le fue como esperaba. “No estaba a gusto, me quise marchar de Tenerife, y al no dejarme ir a otro equipo en Segunda fui al Celta B pero no tuve la mentalidad necesaria para hacerlo bien”, comenta Pedro Martín.
Tras vivir un descenso en su vuelta al Mirandés y pasar por el Murcia, en Lleida el delantero malagueño vuelve a disfrutar del fútbol y logrando el principal cometido que se exige a un delantero, esos goles que valen puntos y, de momento, un Pichichi.