Violencia en el fútbol argentino se está tornando legítima, dice investigador
Pablo Ramón Ochoa
Buenos Aires, 7 dic .- La violencia en el fútbol argentino está adquiriendo legitimidad en gran parte porque es alimentada por otros actores que no lanzan piedras, como los que atacaron el autobús de Boca Juniors, dijo este viernes a Efe el sociólogo Diego Murzi, vicepresidente de la ONG argentina Salvemos Al Fútbol (SAF).
"Lo que hay en el fútbol argentino es la construcción de un lugar donde la violencia es algo legítimo", manifestó.
Añadió que este escenario de conflicto es "alimentado permanentemente por actores que no son los que tiran la piedra", como los fanáticos de River Plate que atacaron a la plantilla de Boca Juniors el 24 de noviembre cuando el autobús estaba a pocos metros del estadio Monumental.
"Si yo tengo al presidente de la Nación (Mauricio Macri) diciendo que el que pierde este partido va a tardar 20 años en recuperarse, si tengo a los medios de comunicación machacándome con que esto es la final del mundo...", aseguró Murzi, quien escribe su tesis doctoral sobre la violencia en el deporte más popular de Argentina en los últimos 30 años.
El ataque a pedradas al autobús de Boca Juniors marcó el comienzo de una serie de acontecimientos que desembocó en el traslado a Madrid del partido de vuelta de la final de la Libertadores.
El presidente de River Plate, Rodolfo D'Onofrio, y el de Boca Juniors, Daniel Angelici, han coincidido en que la violencia procede de unos "inadaptados".
Para Murzi es una salida que tienen los clubes para eludir la responsabilidad.
"Los clubes insisten en eso porque les conviene y porque se desligan de trabajar en campañas de prevención", añadió.
Según el vicepresidente de SAF, una organización con recorrido en la lucha por acabar con los barras bravas (ultras) en el fútbol argentino, el problema está inserto en el sistema, va más allá de tres inadaptados.
Aunque el sociólogo no ve al hincha común ajeno al sistema, sí lo considera el principal perjudicado de lo sucedido, en especial a los cerca de 66.000 aficionados de River que esperaron durante horas dentro del Monumental para un encuentro que no se jugó allí.
Millonarios y xeneizes tenían 5.000 entradas disponibles para el encuentro del próximo domingo en el Bernabéu y ninguno de los dos agotó su cupo.
La grave crisis económica, con devaluación de la moneda local y una alta inflación, ha incidido en que menos de 10.000 personas hayan podido viajar a Madrid.
Sin embargo, quienes sí viajaron fueron varios barras bravas de los dos equipos que intentarán entrar en el Santiago Bernabéu.
Por lo pronto, el operativo de seguridad español ya deportó a dos de ellos: Cristian Ghisletti, ultra de River, y Maximiliano Mazzaro, de 'La 12' de Boca, quien al regresar a Argentina dijo que solo iba a pasar la Navidad a España.
Uno de los cabecillas de 'La 12', Rafael Di Zeo, recibió autorización del juez para viajar a España y al final no lo hará.
"Si las barras tienen esa capacidad de movilizaciones y esa capacidad de sacar un pasaje a Madrid de una semana a la otra, de conseguir entradas, alojamiento... Es porque hay otros actores que permiten y habilitan que las barras existan y tengan esa capacidad", reflexionó Murzi.
El Gobierno de Mauricio Macri trabaja en un proyecto de Ley para aumentar las penas contra los hinchas violentos y "acabar" con los barras bravas.
Para el sociólogo, que se apruebe esta nueva ley "con penas más grandes" no acabará con la violencia.
La cuestión, según Murzi, fue que la violencia se mudó de cancha. "Pasó del fútbol al futsal, al fútbol juvenil... No se eliminó, amplió sus espacios de efectivización".
"Las barras son un actor central del mundo del fútbol", concluyó.