Bolsonaro se exhibió en la Copa América en medio de caída de su popularidad
Carlos A. Moreno
Río de Janeiro, 8 jul .- El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue uno de los principales protagonistas de la Copa América 2019 al exhibirse pública y ostentosamente en tres de los seis partidos disputados por la Canarinha, a la postre campeona del torneo.
Además de haber participado en el partido inaugural (Brasil-Bolivia), el líder ultraderechista dio una inédita vuelta olímpica en el estadio Mineirao de Belo Horizonte cuando Brasil venció a Argentina en semifinales por 2-0 y participó en la premiación de los campeones el domingo en el Maracaná tras la victoria por 3-1 sobre Perú en la final.
El afán de Bolsonaro de capitalizar el torneo se produjo en medio de una caída de su popularidad, constatada por una encuesta divulgada este lunes por la firma Datafolha, según la cual la evaluación de su Gobierno concluidos los seis primeros meses de mandato es la menor para un presidente brasileño desde que el país recuperó la democracia en 1985.
De acuerdo con el sondeo, un 33 % de los brasileños considera la gestión del polémico mandatario como "mala o pésima", otro 33 % la considera "excelente o buena" y un 31 % la califica como "regular".
El número de detractores creció ligeramente con respecto a la encuesta realizada por la misma firma en abril, pero deja claro que el jefe de Estado ha perdido apoyo tras haber vencido las elecciones de octubre pasado con el 55 % de los votos.
Bolsonaro admitió que asistiría a los partidos de Brasil en la Copa América para poner a prueba su popularidad y aceptó el riesgo de acudir a la final pese a que los mandatarios del país tradicionalmente evaden este tipo de situaciones para no ser señalados como culpables en caso de una eventual derrota.
El presidente anticipó que acudiría a la final del torneo con su ministro de Justicia, Sergio Moro, cuya imparcialidad como juez símbolo del combate a la corrupción viene siendo cuestionada en las últimas semanas, para permitirle al pueblo decir "si estamos actuando bien o no".
Y cumplió la palabra y se presentó en el Maracaná, el mismo estadio en el que fueron abucheados e insultados casi todos sus antecesores (entre ellos Dilma Rousseff en el partido inaugural del Mundial Brasil 2014 y Michel Temer en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016) junto con nueve ministros.
La decisión tuvo un precio ya que Bolsonaro recibió tanto abucheos como ovaciones, que hicieron retumbar el Maracaná, en el corto recorrido hasta la tarima de premiación en la que le entregó las medallas a los campeones.
El mandatario, sin embargo, consiguió una valiosa e impagable fotografía en la que aparece con la Copa en las manos y celebrando en medio de los jugadores brasileños en pleno Maracaná.
E igualmente produjo un vídeo, rápidamente divulgado en sus redes sociales, en que se le muestra en medio de la celebración, con la Copa en las manos, y se escucha a algunos jugadores llamarlo de "mito", como es conocido entre sus más fieles seguidores.
Cinco días antes, en el Mineirao, no sólo se hizo fotografiar al lado del astro Neymar, desconvocado a última hora de la selección brasileña por una lesión, sino que bajó al césped en el intervalo del partido para, con una bandera en la mano, darle una vuelta olímpica al estadio en medio igualmente de ovaciones y abucheos.
El supuesto uso político del evento ese día fue duramente criticado por la Asociación de Fútbol de Argentina (AFA), que calificó lo ocurrido como una "interferencia política".
Según la entidad, la presencia de Bolsonaro "no pasó inadvertida para jugadores, dirigentes y público en general, ya que fueron evidentes sus manifestaciones políticas durante el partido, y no se puede dejar de mencionar que en el intervalo dio una verdadera vuelta olímpica por el estadio".
La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), sin embargo, consideró todo normal. "Es normal que los presidentes vayan al césped antes de un partido o en el intervalo", afirmó el gerente de competiciones del Comité Organizador Local de la Copa América, Thiago Jannuzzi.
La prensa argentina insistió en sus críticas y este lunes varios portales recordaron el artículo 60 del reglamento de "Seguridad en los Estadios" de la FIFA que prohíbe "terminantemente cualquier acto político o religioso en el estadio o sus inmediaciones antes, durante y después de los partidos".
Pese a que los jugadores de la Canarinha consideraron normal su participación en el festejo, por tratarse de "la mayor autoridad del país", y descartaron que se tratada de un aprovechamiento político, el seleccionador brasileño, Tite, con la ayuda de un portavoz de la Conmebol, se abstuvo de responder una pregunta sobre ese asunto en la rueda de prensa que concedió tras el partido.
Y el zaguero Marquinhos, que en unas imágenes explotadas políticamente en las redes sociales parece esquivarse de un saludo del presidente, aclaró que se trataba de una malinterpretación y que ya había saludado al jefe de Estado.
"El presidente es la autoridad máxima y como ciudadanos tenemos que respetarlo. Si les gusta o no les gusta, ese no es el lugar para dar opiniones", dijo por su parte el capitán Daniel Alves.