Unionistas de Salamanca, un resurgir desde el barro
Lucía Santiago,Madrid, 21 ene (EFE).- "Nació con el don de la risa y con la única intuición de que el mundo estaba loco. Ese era todo su patrimonio". La frase que abre 'Scaramouche', la novela escrita por Rafael Sabatini, bien puede servir para ilustrar el alumbramiento de Unionistas de Salamanca. En la terraza de una pizzería, en pleno desaliento por la desaparición de la Unión Deportiva Salamanca, sus aficionados fraguaron un nuevo comienzo para el fútbol charro.,Nacido a modo de homenaje a la
Lucía Santiago
Madrid, 21 ene .- "Nació con el don de la risa y con la única intuición de que el mundo estaba loco. Ese era todo su patrimonio". La frase que abre 'Scaramouche', la novela escrita por Rafael Sabatini, bien puede servir para ilustrar el alumbramiento de Unionistas de Salamanca. En la terraza de una pizzería, en pleno desaliento por la desaparición de la Unión Deportiva Salamanca, sus aficionados fraguaron un nuevo comienzo para el fútbol charro.
Nacido a modo de homenaje a la extinta Unión, el Unionistas de Salamanca apela al viejo encanto del deporte modesto. Un socio, un voto; con el compromiso de deuda 0.
"Si a final de temporada las cuentas del club son negativas, a pesar de que todos somos voluntarios, nos responsabilizamos de las pérdidas hasta dejarlas en cero", cuenta a EFE Miguel Ángel Sandoval.
Él tejió en 2013, junto a otros seguidores y a través de conversaciones por 'Skype', el origen de la entidad. Es su presidente desde hace dos años. En abril concluye su mandato.
Dados los numerosos compromisos que esta semana le sobrevienen por la visita a las Pistas del Real Madrid, Sandoval debió pedir incluso "vacaciones en el trabajo". "Tengo tantas ganas de que llegue el jueves y de que todo haya salido bien...", confiesa a pocas horas de recibir al gigante blanco, con la ilusión de quien se ve capaz de obrar una gesta ante escasos 4.000 aficionados.
No cabrán más personas en el humilde campo de Unionistas, una instalación municipal donde conviven el fútbol y el atletismo. Cada día de partido, de hecho, las Pistas se acicalan por empeño de sus voluntarios.
"Recuerdo que, cuando plasmamos la idea de cómo queríamos hacer crecer el club y de cómo queríamos poner en marcha el grupo de trabajo, hicimos una primera tirada de 500 carnets. Pensábamos que nos sobrarían, porque en el primer año no llegamos a competir. Fue el año de la fundación. Las asambleas fueron para elegir el nombre, el escudo, el himno, la camiseta... Se votaron 70 propuestas distintas para el escudo. Al año siguiente ya sí empezamos a competir, con 2.244 socios. A día de hoy, estamos por encima de los 3.000. Entre 3.000 y 3.100, porque estos días, con la visita del Real Madrid, mucha gente se ha hecho socia para asegurarse la entrada", expone.
Con la instalación de luces adicionales cubrirán el mínimo que les fue exigido para competir frente al flamante supercampeón de España.
"Es un premio a todo lo que hemos dejado de lado durante estos 6 años. Todos hemos dejado de lado a nuestras familias o a nuestras parejas por nuestros sentimientos por la Unión Deportiva Salamanca, por creer en un proyecto distinto, en el que se valora más lo humano que lo económico", asegura.
Aunque Miguel Ángel Sandoval sabe que "al final es cuestión de suerte que salga la bolita de uno u otro", el destino les ha ofrecido la oportunidad de reanimar su continuo homenaje a la extinta Unión. En 2013, los problemas económicos fulminaron sus 90 años de historia.
Surgieron entonces en Salamanca "proyectos que se basaban en comprar la plaza de la Unión y suplantar su identidad", lamenta el presidente de Unionistas, "pero, por suerte, a alguien se le ocurrió crear un equipo para que nadie olvidara que la Unión desapareció y de algún modo para intentar hacer frente a aquellos equipos que intentaran suplantarla".
Unionistas partió desde la categoría más baja. Arrancó en provincial, desde el principio arropado por su masa social. La inercia le llevó pronto a Segunda B, donde ahora compite con un presupuesto que se aproxima al millón de euros, 400.000 de ellos dedicados al primer equipo. En contraste, los ingresos de su próximo rival ascendieron a 757.3 millones en la temporada 2018/19, según un informe publicado recientemente por Deloitte.
Pese a que su economía no es pudiente, el club charro se mantiene fiel a su modo de ver el fútbol. En cada choque apoya una acción social. Para sufragar los gastos del partido de este miércoles, por ejemplo, un grupo de aficionados abrió una campaña de micro-mecenazgo. El 10 por ciento de la recaudación, según informó el club, irá destinado al Banco de Alimentos.
"Desde que estamos en categoría provincial colaboramos con ayuntamientos o con la asociación contra el 'bullying' de Salamanca; promovemos Movember -un movimiento de lucha contra el cáncer- dejándonos bigote y recogiendo dinero junto a la asociación de Salamanca... Desde hace mucho tiempo veníamos siguiendo el proyecto de Common Goal y entraremos en él aportando un 1 por ciento de nuestros ingresos. Todo lo que nos dé el fútbol, debemos intentar que vuelva a la sociedad. Todo los que nos da Salamanca, intentamos que vuelva a Salamanca a través de acciones sociales", apostilla el presidente de Unionistas.
Esa solidaridad entre vecinos es el legado que dejó la extinción de la Unión Deportiva Salamanca, más allá de las bufandas en alto que ondean siempre en el minuto 23.
"Muchas veces he pensado que era mejor no haberme metido en todos estos rollos", ríe Sandoval. "Pero nunca nos conformamos con lo que tenemos. Igual que no tenemos miedo a descender, a volver al barro y a jugar en categorías más bajas, tampoco dejamos de soñar con subir categorías. Lo que tenemos claro es que lo haremos con conciencia y con cabeza. Llegaremos hasta donde nos permita el presupuesto y el apoyo que tengamos. No queremos quedarnos estancados y hoy en día no vemos techo a este proyecto. Pero yo, sinceramente, hubiera preferido que siguiese viva la Unión, aunque fuese en provincial", cierra la entrevista.
La Unión revivirá este miércoles en las Pistas. Ante el Real Madrid. "Casi nada", se despide con cierto nerviosismo.