Acabad ya con este sonrojo

"¡Más que tres puntos!", publicaba la cuenta de Twitter de Raúl Navas apenas dos horas antes de que echara a rodar el balón, copiaba lo que dijo su técnico, Imanol Alguacil, en la previa. Toda una declaración de intenciones sobre cómo viven allí el derbi y su motivación. La nuestra, durante muchos minutos, no tuvo nada que ver...

Algunos parecían querer que hubiera que ir con casco y chaleco de kevlar a San Sebastián para asistir al duelo entre la Real Sociedad y un Athletic Club, que se ha encargado de calentar, absurdamente, el ambiente en sus redes sociales, por si ya había poco con los 'graciosos' de los billetitos con la cara de Iñigo Martínez, al que llamaron de todo un centenar de críajos al bajarse del autobús.
Sea como fuere, con la teórica obligación de defender el escudo y ser el mejor equipo vasco de LaLiga Santander, se afrontaba este jornada 35 en la que se ha perdido (3-1) con dos goles de San José en propia meta y uno de Oyarzabal y Raúl García. Un resultado tal vez corto, en una tarde sonrojante para la afición zurigorri, que vio como cada balón parado era gol o medio gol. Escalofriante. Tan solo la flor en el culo del Cuco, como en Marsella, evitó un descalabro mayor frente a un rival que acabó con 10 al ser expulsado con roja directa Rubén Pardo.

Aún no salvado matemáticamente, qué feo suena leer eso a estas alturas, el conjunto de Ziganda partía una vez más sin el ahora lesionado Aduriz, pero con un once más que reconocible, con gente, salvo Rulo, para correr arriba. Silbados por doquier, sobre todo cada vez que el ondarrutarra tocaba el balón, los leones no se vieron muy exigidos al comienzo, ya que su presión alta, liderado por un eléctrico Raúl (amonestado), alejaba bastante la pelota del área de Kepa.

Apenas sin agobios lo que no cabía esperar es que en el primer córner te la claves tú mismo. San José no pudo tener peor fortuna y la enchufó en su propia portería fatalmente colocado en el despeje. Un error que empero dio paso a momentos de buen juego del Athletic, buscando, vía Córdoba y Williams, hacer daño, si bien el único capaz de rematar por alto era Iñigo Martínez. Motivadísimo y nada amilanado por los pitos, se ve que éste de casta anda fuerte.
Ayy amigo, pero a partir de ahí llegó el diluvio. Zurutuza, cerca de la media hora, tuvo la primera verdadera ocasión del partido, con un tiro que se le marchaba cruzado en una jugada que nacía de una caída de Córdoba que olía a problema muscular. Afortunadamente pudo seguir, ya que era de los pocos entonados en una primera mitad en la que ambos conjuntos hacían gala de su floja temporada, hasta que la Real se vio con todo tipo de facilidades.
Porque los de Ziganda está mucho peor de juego, con un centro del campo digno de un festival de terror en Sitges. Kepa tuvo que salvar el segundo en otro córner que Elustondo casi incrusta en la meta bilbaína, pero en el 36' el deseado Oyarzabal le batía por raso a pase de Januzaj con Lekue perdido para la causa. Justo antes del descanso un poste, a balón parado, y un remate raso pudieron arrojar un resultado sonrojante para los leones que estaban tiritando.

Pese a que la Real no llegaba con un 2-0 al descanso en un derbi desde hace 12 años, con doblete de Nihat, el 2-0 fue dado hasta por bueno. Los 12 disparos txuri urdines, contados como 6 ocasiones, contrastaron con los inexistentes guarismos del casillero vizcaíno. Quedaba a la vuelta dar un mínimo de pundonor, ausente en algunos jugadores en su penar por el césped, si bien Kepa volvió a tener que intervenir en otra jugada de estrategia.
Susaeta fue el primer en entrar como relevo, en lugar de un Lekue empeñado en dar gasolina a sus críticos, al igual que Sanjo que en el 53' anotaba su segundo tanto en propia meta. Tuvo que ser Iñigo Martínez, quién si no, el que a base de 'buebos' forzara un claro penalti por mano que permitía a Rulo acortar distancias en el marcador, poco antes de que Williams rematara de cabeza a la base del poste en una falta lateral o que Raúl exigiera una estirada a su excompañero Moyá.

Mejorado el panorama, la siguiente bala fue tirar de Iker Muniain, quien en el 68' entraba por Córdoba, que fue de más a menos, en el tono del equipo, vamos. Eran los mejores momentos visitantes, por fin el Athletic se había soltado la empanada, mereciendo hacer algún tanto más ante una Real que había bajado el pistón, más allá de que el belga Januzaj exigiera a Kepa un vuelo sin motor para evitar el cuarto.
Al menos había partido e incluso los de Imanol tuvieron que meterse en su área a base de empuje, que no de combinaciones, claro. Y para que no faltara de nada, Rubén Pardo, recién salido, se iba a la calle por roja directa al caer absurdamente por la espalda a Mikel Rico, que había sido el tercer cambio bilbaíno. Raúl García, qué coraje el suyo, tuvo la última con una gran volea que despejaba Moyá a córner.