La 'Pantera' Williams lame las heridas de San Mamés
Intuía que el 'once' que Garitano pondría sobre el tapete de San Mames sería el que atravesó de inicio ese túnel rojo que a Manolo Delgado tanto le impresiona. Y hasta que el 'nueve' sería Iñaki Williams. Porque estaba convencido de que el Athletic Club se parecería más al de Vigo que a ese otro que se enfrentó al Valladolid.
Que el 'hijo de Ondarru' no caería en la trampa de, por saberse casero, sentirse en la obligación de tomar el balón como propio y manejarlo como si de su 'posesión'. De eso nada. Del mismo modo que ahora se pone en juego la pelota tocándola hacia atrás, lo de ir al ataque porque la afición acompañe es opción, no otra cosa.
Y craso error habría sido llevar el peso del juego como por inercia. Nada está escrito. O sí. En el libreto de Gaizka Garitano, Patxi Ferreira garabateó secuencias animadas, dibujos de otro tiempo. Como pinturas de la cueva de Santimamiñe. O, hipotética alternativa, una réplica de ese niño de 16 años junto a un león que se conserva y venera en la conocida como 'Santa Casa de Misericordia'. Lugar donde se encontró la imagen del niño santo que, antes de morir martirizado, dejó que los leones se acercaran a él para llevar a cabo el amansamiento de las fieras.
Desde entonces, los leones, cuando habitan la Catedral, no son en la sabana del ser humano los enemigos. Ni en el circo bestias cuya brutalidad el domador amansa. Ni protagonistas de documentales. Los leones son. Son los leones..."¡Aquí están / estos son / los cojones del león!"
"Leones con tres cojones", que estaría diciendo Luis Fernandez mientras por la tele veía uno de los partidos más hermosos que el Athletic ha protagonizado en su historia. Y más emotivos. Y es que...
Frente al Sevilla, en el único partido de verdad de la trilogía marcada por la competición. En la mitad. En el medio. Donde habita la virtud. Entre copa y copa, liga. Bocadillo de lechuga con pan de coles. Pase de mi este cáliz. Liga. 'Religión. Religare. Volver a unir. Lo que estaba separado. Lo que el Toto Berizzo, con su mejor intención, plagado de 'toques' literarios, desligó. El no quería. Se obcecó. Sintió que el Niño y el León eran imagen que debía hacer suya y adorarla. Tanto apego. Demasiado. Dicen que rompió a llorar cuando le fue retirada de sus manos la reliquia.
Era necesario, sin embargo. Caérsele al suelo y hacerse añicos. No. Inconcebible. Estaríamos muertos. La 'Segunda' es como el Averno. Cerbero te abre la puerta. Como con arrumacos. Más cuando te sientes preso y quieres salir, la puerta te la tiene bien trancada el muy cabrón. Can espantoso. Horrible perro de tres cabezas. Te parió feo el Mito griego. Algo sabía Dante de infiernos.
Nada el Athletic, empero. De ahí el emperramiento de Gaizka Garitano a la hora de fraguar este partido. Fragua. Vulcano. Vulcanología. Erupción y terremoto. O sacudida sísmica y luego fuego en lava viva vomitado por la boca de diez leones...y una pantera. Iñaki Wiilliams desmarcándose de la manada que se hace fuerte en la docena.
Él ira por libre. Él será el ariete. Para que, moviéndose por los espacios de la tarde, arda Troya. O sea, Nervión. Esa horda hispalense que, llegada del sur, se hace fuerte en un rincón de las alturas de la Catedral. Parte de la cual, arrimada al sol que más le calentaba, gritaba "Oles" en lo negro de la noche del 'jueves'. Sin darse cuenta, los envalentonados andaluces estaban alimentando el espíritu más genuino del León. Y el lado más salvaje de la Pantera.
Iñaki Williams. Qué lejos. Qué cerca. Qué se yo donde queda aquel, ese, este...¡Iñaki: Ze urrun dago (en) Liberia! Tu hermano Nico. Papa y mama. Tú 'broder' Muniain. Ese Iker con el que habrás de fundirte en dos ocasiones cuando te llegue la hora. Y tú no lo sabes. Ni siquiera si la pantera que eres habrá de oficiar de cabeza de caballo de madera. Testa postiza.
De cedro es. Te la quitarás. Y con ella tus leones dos féretros labrarán. En su interior, la escuadra sevillista. Descuartizada a fin de que las piernas de los defensas gigantes no se salgan a lo largo. Escabechina. Lo tuyo tendrá que ver con los ancestros cubanos a los que Marti defiende con locura: "Como a un féretro de bronce clavetea"...¿Cómo se escribe clavar dos clavos en esa caja mortal donde yace el Sevilla todo el hecho uno?...¡Matxin!...¡Matxin!...
Y a todo esto, Gaizka no te ha dicho aún que, en ausencia del 'Zorro' Aduriz, tú habrás de ser la astuta 'Pantera'. Si el del Antiguo, desgarrando zetas en trapo de camisa con su espada o florete, tú, el de Bilbao vía Iruña, con garras, dedos y uñas, gritándole a los largos, anchos, a los grandes espacios que, antes del gesto definitivo, les habrá de doler allá donde no se ve la carne, ahí donde lo invisible, aquí donde la red es malla, prenda interior, lencería de la diosa que más odias, esa que no te dejaba vivir a gusto en la Catedral. En tu casa.
Porque todo eran reproches de los tuyos. Que no entendías. Casa es allá donde el fútbol no tiene dueño. Casa era Balaidos pero para esa mayoría tan ruidosa como injusta no valía. Quizás porque tu velocidad superaba sus medidas. Yo convalidé tu arte, tus virtudes felinas. "Marca fuera pero no golea en San Mames". Entupido reproche. A la espera del momento. Voraz.
Vengativo. Venganza. Zorro y Pantera unidos. ¿Quién me dibuja el resultado del cruce entre la astucia y la consumación de la rabia? Del lado más vengativo del hombre que lleva dos años detrás de esa por ti tan odiada diosa Fortuna que, provocándote con el sonido del cuerno de la abundancia, se burla una y otra vez negándote ese bis a bis con su aliada Ocasión.
Diosa del mismo talante pero reflejada en mujer en apariencia calva si no fuera por ese firme mechón al que te asirás con alevosía cuando la 'ocasión la pinten calva'...¿Cuándo será?...No era pregunta. Era reproche. Pero tú contestabas y decías "Algún dia"...Decir, no...Contestabas y gritabas: "¡Algún dia!"...
Cuando de tanto hacerse desear, sepas que lo tuyo, al golear, y por dos veces, hará que la Catedral retumbe y hasta se tambalee excitada por la locura. Cuando la razón pierda el sentido. Cuando en San Mames puedas volar al espacio. 105X68. Si largo y ancho es tanto aquí como allá, seguro que llega el día. Cuando todo esté en orden. Cuando, por fin, nadie te traicione con el viejo beso de Judas.
Y será hermoso. Sublime. Tan bello que ni te lo imaginas. Sucederá. Porque estaba escrito. En el libreto que Patxi Ferreira utiliza para ilustrar con dibujos las jugadas que para Iñaki tenía diseñadas Gaizka Garitano. Tu entrenador. El que creía en ti. El que te dijo, Eh, tú, salta más alto; corre más rápido; y luego de que te hayas liberado de las cadenas que te atenazan...
Ofrécete. Controla. Conduce al mismo tiempo que te procuras un perfecto ángulo de tiro. Acuérdate de Cuco y Lezama. Rómpela...para que queme allá donde la red se estira conformando escuadra. ¿Fortuna?...No...Ocasión...Cog
No era suficiente. La Pantera quería distanciarse del León. Diferenciarse. Lo necesitabas, sin embargo. Al León. A uno. Al más pequeño. A ese que llamas tu hermano. A Iker. A Muniain. Ya estaba Ibai Gómez para entonces en el campo. El hijo del barrio del presidente no se lo quería perder...
Se revolvió el de la Txantrea como caballito de tio-vivo. Se la dio a su 'Brother'. Mas pase enrevesado. No sé cómo, pero salió. Del atolladero. Y delante de más de 80.000 ojos se recreó el nacimiento del mundo en apenas diez segundos. Usain Bolt quería ser futbolista. Lo está siendo. Ya lo es. 60 metros lisos con balón en los pies y dos contrarios colgados de los brazos.
"Esta reventado", me acababa de decir mi compañero. Era, también, la segunda bala de plata de un bondadoso pistolero. Burlón. Lo que faltaba. Sobrado y de lujo. La venganza de Iñaki Williams no era la habitual. Era un plato que sirvió ardiente en la caldera que para entonces era San Mames. El Niño que amansó a los leones. El que excitó a la pantera a fin de que, al día siguiente, en el rotativo deportivo L'Equipe se reescribiera que él Athletic es "CASO ÚNICO EN EL MUNDO".
Por Luis María Pérez, 'Kuitxi', exfutbolista y periodista