Con diez minutos buenos no basta
Acostumbrado a cerrar muchas jornadas al Athletic Club de Bilbao le tocaba este viernes abrir la 27ª ante el RCD Espanyol en San Mamés. No era un partido más. Tras la derrota en Mestalla y ante el inminente aterrizaje del Atlético de Madrid (sin Iñigo Martínez sancionado), estos puntos eran de oro. Da igual el debate de si Europa sí o Europa no, lo cierto es que el equipo de Gaizka Garitano no está aún salvado y no puede dormirse en los laureles.
Hoy no pareció haber comparecido la versión casera de los leones hasta la recta final. Aparte de fútbol y claridad, que eso ya casi va de serie, se echó incluso de menos la garra que se estaba mostrando en La Catedral. Encajar un gol tempranero y quedar tocado Williams provocó un vía crucis adelantado de fechas. La posesión lenta y trotona produjo sopor durante muchos minutos.
Los diez últimos minutos valieron por todo el partido. Ahí el Athletic sacó su casta y el ADN
El problema del gol sigue vivo, sin Aduriz ahora se sobrevive atados a Raúl García, que volvió a marcar (y van cuatro seguidos) para firmar el (1-1). El Athletic no puntuaba en un partido que empieza perdiendo desde octubre en Vallecas. Aún estaba Berizzo al timón... Y los periquitos no conocen la derrota en las últimas seis fechas. Hoy vivieron demasiado cómodos en Bilbao.
San José-Dani García en sala de máquinas
Si Rubi no disponía de varios jugadores, Garitano no tenía a Capa y Aduriz. La sorpresa fue la inclusión de Mikel San José en lugar de un Beñat que suele penar a partir de la hora de juego. Los otros diez integrantes del once eran el 'equipo médico habitual'. Pícaros los 'pericos' ya empezaron vacilando con un cambio de campo en el sorteo... para adelantarse en el marcador a los 9 minutos en su primera aproximación.
Con el marcador en contra tan pronto la posibilidad de espacios para Iñaki Williams se evaporó por completo. Fue cambiado al descanso
Creíamos que los rojiblancos saldrían decididos a remarcar que jugaban en casa. La presión robaba pronto, sí, pero la defensa hizo aguas por el centro y se comió el 0-1 obra de Facundo Ferreyra- tras una buena dejada del chino Wu Lei. Tocaba demostrar que sí se puede remontar, algo que no hizo en Donosti o Valencia, ni ayer. La duda la presentaba la falta de fútbol de la dupla Dani-Sanjo, lo que obligaba a Muniain a tener que regatear a varios contrarios para romper alguna línea. La posesión (72% en la primera parte) no sirvió de nada.
Sin chispa para cambiar las tornas
Otro problema, añadido a la desventaja, era la falta de tino en el remate. Si se crea poco, te mueves lento y encima no hay quien la pegue con alma en el área la cosa se pone más cuesta arriba que las montañas de Alex Txikon. Eso dio una sensación de auténtica paz para los de Rubi. La inocencia de cabeza de Williams, que además pareció estar flojito físicamente, a veces da hasta ternura. Parece más fácil ver pasar a Potxolo 'Artaburu' por el ojo de una aguja que verle mojar con la testa: Iñaki nunca lo ha logrado en San Mamés.
Cinco cartulinas en un primer tiempo para olvidar. Parecía mentira que el Espanyol pudiera irse ganando al descanso con aquel esperpento
El público, moscatel con lo que veía, la pagaba con el pésimo árbitro asturiano González Fuertes quien, por cierto, tenía un silbato violeta acorde con el 8M, pero lo usaba como los Sex Pistols la guitarra. Vaya desconcierto... tarjetas perdonadas, tiquismiquis con la localización de faltas, bueno, a tono con el juego plano plano de los bilbaínos. Lo único salvable en esa mitad fue un jugadón de Susaeta -que Diego López despejaba a córner- y una jugada individual de Iñaki sin finalización.
El equipo necesitaba un punta arriba
La salida de Kenan Kodro tras el descanso por un tocado Williams era absolutamente obligatoria. Hacía falta un ariete puro para asomar el balón a la puerta rival. Aunque sea a base de pelotazos colgados o de balones parados, por lo menos se consiguió enchiquerar a los catalanes. Otra cosa es que los centros fueron en su mayoría como una cena con Inda y Casado en Altsasu. Desesperante era la palabra que más se escuchaba entre los cercanos en la grada.
El Athletic no remonta un partido de Liga desde hace más de un año. 2-1 al Malaga en San Mamés.
Un tirito de Rulo fue el primer latido de la segunda parte. Fue previo a la salida de Beñat por Dani García. Sonaba bien, pero Diego López pudo llegar a los 70 minutos sin tener prácticamente que emplearse a fondo. Significativo. El Athletic sin Aduriz es más inofensivo que el Yoyas en un torneo de ajedrez. Buen trabajo tiene Rafa Alkorta por delante para los años venideros. Y hay que oír que Europa es el objetivo...
Ibai Gómez fue la bala mágica
El de Santutxu, necesitado de achuchones tras las fuertes críticas recibidas, saltó con idea de poner algún balón en condiciones. Fruto de uno de ellos, con el exterior por supuesto, el implacable Raúl García, quién si no, anotaba el empate a uno. Era el minuto 81. A partir de ahí llegaron los mejores momentos vascos. Los de toque de corneta. Los que hacen temblar a San Mamés. Pero no dio de sí. Con diez minutos de zafarrancho no se puede ante un frontón.
Un punto de seis acumula el Athletic antes de recibir a una de sus bestias negras. Ojo con dormirse
El próximo sábado (18:30h) volveremos a vernos en San Mamés. El temible Atlético de Madrid del 'Cholo' Simeone visitará el Botxo. Un 'enemigo íntimo' del Athletic que suele ser toda una kriptonita. Por ello precisamente, habrá que hacer bueno aquello de que los leones se crecen ante los retos. Que sea Medio Día del Club no debe impedir una buena entrada, que luego viene el parón de selecciones y se hace eterno.
Más un mal partido de Athletic. Garitano no tiene gente en el medio de campo. Sanjo y Beñat no aportan buen jogo y Susaeta estuvo mucho tiempo en el césped. Lo lateral De Marcos hoy, estuvo mejor más Capa hace mucha falta.