Me gusta que el Athletic no se deje chulear

Pasados un par de días no se apagan los ecos de la polémica victoria del Real Madrid en San Mamés ante el Athletic Club. Más que del arbitraje (y eso que los visitantes no vieron una tarjeta amarilla hasta el minuto 90) la polémica surge de la utilización del VAR con Jesús Gil Manzano al mando. Una herramienta nueva con vicios viejos que, como dijo Iker Muniain, ya sabemos siempre a quién favorece. Es algo histórico, la soberanía que el conjunto de Concha Espina mantiene sobre el colectivo arbitral es prácticamente un mantra con décadas a sus espaldas.

Solo que ahora el control parece llegar más desde la sala de VOR que desde el silbato del propio colegiado. Como eso ya no tiene arreglo salvo una revolución y como algunos jugadores madridistas ya cenaron tras vencer en Bilbao prácticamente para celebrar por adelantando el título de LaLiga Santander quería detenerme en otro aspecto. Y es en la casta que mostró el Athletic en ese partido de San Mamés.

Hay que reconocer que futbolísticamente el líder del campeonato fue mejor en líneas generales, que sorprendió con su presión inicial, dominó el segundo tiempo y que tuvo varias ocasiones claras de gol, si bien la mayoría no acabaron entre los tres palos.

Pero aparte de que los leones hicieron lo que pudieron ante un rival que ahora mismo es superior a todos y bajo unas condiciones de temperatura tremendas, que se notaron al final de ambos periodos en ambos conjuntos, por lo menos los pupilos de Gaizka Garitano no se dejaron chulear.

Me refiero a que el Real Madrid aparte de sus tratamiento arbitral tiene la manía de tratar de burrearte. Por ejemplo cuando les da por ir a repartir empujones en cada jugada polémica o cuando a Carvajal le dio por lanzarle un balonazo a Iker Muniain tras su dura entrada a Modric. Un envío que no le dio al capitán rojiblanco por poco.

Los bilbaínos, que no se pueden dejar pisar y menos en casa, valga el chiste por lo de los pisotones, al menos reaccionaron como cabe esperar de un equipo con orgullo y arrestos. Hicieron frente a los empujones e incluso Óscar de Marcos algo más con Marcelo. No se trata de ser antideportivo sino al menos de que no vengan a humillarte en tus narices.

El obsequio del Athletic a Florentino Pérez...

En ese sentido no he entendido demasiado el regalo del presidente Aitor Elizegi a Florentino Pérez. No veo mal que el presidente del Real Madrid, como los de todos los equipos, puedan acudir al palco de San Mamés. Sé que es fácil venir sin público, pero es un signo de normalidad y de educación a pesar de su broma de los baños del Bernabéu en una reciente final de copa ante el FC Barcelona.

Pero de ahí a que haya que darle un obsequio la verdad es que no le he pillado el punto. Salvo que sea algo que se hace con todos los equipos cuando su presidente visita por primera vez el campo. Algo que el empresario en el nuevo San Mamés no había hecho en la etapa de Josu Urrutia ni con esta Junta actual; pero ese detalle lo desconozco.

O no sé, tal vez porque haya feeling y buen rollo para negociar futuras operaciones como el retorno a Lezama del hijo de Julen Guerrero o el tema de poder cobrar los derechos de formación de Maite Oroz y Damaris Egurrola si es que ambas acaban en Valdevebas. El tiempo dirá. Hoy no acabo de verlo. Sinceramente.