Marshall McLuhan y la Cantera del Athletic

En la rantrée liguera después del estado de alarma, el jugador más valorado por resultados en la plantilla del Athletic Club resulta ser Raúl García.

En su perfil en la web Transfermarkt se apunta que fue fichado por el Athletic el 30 de agosto de 2015 proveniente del Atlético de Madrid, que tiene contrato con el club hasta el 30 de junio de 2021 (había renovado el 21 de julio de 2019), que el navarro tiene 34 años de edad, que tiene un valor de ficha de 6 millones de euros, que generalmente ocupa la posición de mediocentro ofensivo y algunas veces de centrodelantero. Vamos, una carta ofensiva.

En el análisis de nuestro compañero Asís Martín en ElDesmarqueBizkaia.com, Raúl García destaca como el jugador más dominante del Athletic en esta segunda vuelta de esta temporada 2019-2020 y acaso del conjunto de LaLiga Santander en el regreso tras el parón por la pandemia de coronavirus. Porque hasta el partido con el CD Leganés, el navarro llevaba 10 goles; uno más que Leo Messi, la todavía estrella, aunque mustia de ánimo, del FC Barcelona -que no le ha “armado” un equipo competitivo esta temporada.

Es verdad, tenemos un jugador valioso en Raúl García

Reconozco que, cuando jugaba en el Atlético de Madrid, el Rulo me resultaba odioso: siempre armando broncas, siempre exagerando el efecto de las faltas, siempre yendo con pierna fuerte. Sí, me resultaba odioso.

Cuando le fichó el Athletic, fruncí el ceño: ¿Cómo podíamos fichar un jugador tan bronco? Pasó el tiempo, ese remedio de los pobres, y terminé aceptando a Raúl García como uno más de la plantilla. También, valorando su aportación al juego de equipo y su sello individual en el ataque athleticzale y en la ejecución de penaltis.

Es decir: mi valoración y mi cariño por Raúl García fue de menos a más. En cambio, con el recientemente retirado Aritz Aduriz, siempre mi valoración y mi cariño fueron a más. Y lamenté muchísimo cuando, en la temporada 2008-2009, Joaquín Caparrós se decantó por Fernando Llorente en lugar de haber mantenido a Aduriz, quien entonces tomó proa hacia el RCD Mallorca y luego al Valencia CF, para regresar de nuevo al Athletic como un hijo pródigo.

Traigo a colación sus nombres porque tienen algo en común: la veteranía

Soy una persona que valora la experiencia y me encanta que en mi equipo haya jugadores veteranos experimentados, listos, sagaces, inteligentes; como es Raúl García y como lo fue Aritz Aduriz. Sin embargo, en un equipo de cantera como el Athletic, me preocupa que ningún canterano -sin contar al portero Unai Simón- sea el jugador más destacado; más triste aún, porque el conjunto de los canteranos de la primera plantilla no haga destacar al equipo como un engranaje compacto en todas sus líneas.

¿Qué está pasando con la cantera del Athletic?

En una filosofía que tiene sus limitaciones para fichar, (sólo nacidos en Euskal Herria o federados por clubes de la misma geografía vasca expandida), las divisiones menores son la base de la plantilla del equipo de primera división. Sin embargo, algo no encaja.

Traigo a colación un pensamiento del sociólogo canadiense Marshall McLuhan, incluido en su libro El medio es el masaje. Un inventario de efectos (Paidós, 1992) que escribiera con Quentin Fiore en 1967, al calor de los creativos años 60 del siglo XX.

Sobre una fotografía en blanco y negro tomada desde el interior de un automóvil que circula por un túnel junto con otros coches en uno y otro sentido, McLuhan colocó una carroza tirada a caballos en el espejo retrovisor del automóvil. Y escribió: “El pasado se fue por ese camino. Cuando enfrentamos una situación totalmente nueva, tendemos siempre a adherirnos a los objetos, al sabor del pasado más reciente. Miramos el presente en un espejo retrovisor. Entramos en el futuro retrocediendo”.

Esta es la sensación que tengo hoy con el Athletic: que nuestros mayores valores solamente son los jugadores veteranos.

Todavía lloramos el retiro de Aduriz por limitaciones físicas insalvables. Todavía nos alegramos por el presente futbolístico de Raúl García como máximo goleador en esta rantrée liguera post parón. También yo lloro por Aduriz y me alegro por el Rulo.

Sin embargo, pienso en la cantera y en su peso en la conformación del equipo y sus resultados. ¿Cómo un jugador como Iñaki Williams no marca más goles? ¿Cómo dos jugadores como Unai López e Íñigo Córdoba no terminan de asociarse con Iker Muniain, tan bueno, pero a veces tan vueltero, para crear el juego de ataque que tanta falta hace?

¿Cómo teniendo defensas centrales de la jerarquía de Unai Núñez, Íñigo Martínez y Yeray muchas veces los goles entran por ese eje central donde algunas veces falta mejor coordinación y más diálogo? ¿Cómo teniendo a Unai Núñez como central defensivo no se prueba como un centrocampista defensivo y a la vez capaz de combinar juego con sus compañeros en puestos más ofensivos?

Y cuando intento responder mis propios interrogantes, me siento como dice McLuhan: mirando el presente desde un espejo retrovisor. Porque siento que la cantera no termina de ponerse en valor con más trabajo, una tarea del entrenador. Porque no me gustaría que el Athletic entre retrocediendo la próxima temporada.