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Empatito sin alardes del Athletic en Balaídos
"Hay que centrarse en LaLiga Santander", insiste Marcelino cuando desde la prensa le llegan a sus oídos 'Cantos de la Copa'. "Es el presente lo que importa. El partido más inmediato". Tras el emotivo partido del 'Ciutat de Valencia', en el que el Athletic Club sacaba su billete para la 'segunda final', Marcelino tuvo que hacer frente a la famosa 'triada'. Obligado a competir, pero sin 'romperse'.
Hábil para gestionar el físico de sus futbolistas. Tres días después de tumbar al Levante UD, el Granada de Diego Martínez Penas, de visita en la Catedral. Un gol in extremis de Berenguer le daba la victoria a un Marcelino García Toral que, en sala de prensa, confesaba que "me siento especialmente contento porque de inicio partían los no habituales".
Un Athletic atípico que cuajó un meritorio y bonito partido...
Le salió bien su plan a Marcelino. La ropa guardada y seca luego del largo nado. 'La bota, llena; la suegra, borracha'. ¡Qué refrán tan machista, por Dios! ¡Qué dicho tan fuera de sitio! Habrá, pues, que darle vueltas a la cabeza a fin de que la gente entienda que se puede aspirar a todo con la ley del mínimo desgaste; o a conquistar un fin utilizando medios que dormían en el trastero.
Tres días después, el segundo 'ligamento'. Un Atlético de Madrid de cuidado. La primera final de Copa, a la vuelta de la esquina de este mes de Marzo con fama de ventoso. Para afrontar este partido en su día aplazado, Marcelino, como con cera sus oídos tapados para que no le viniera la prensa con la murga de la Copa. Excepto Iñigo Martínez, castigado con vileza, el técnico del Athletic fue 'con todo'. Podría haberse valido de mezcolanzas para conformar el once.
Ni hablar. A este entrenador le 'ponen' los retos. Conquistar campos hostiles. Derrotar al líder en su feudo.
¿Qué cosa es la Copa?
Una primera mitad con reminiscencias de Bielsa en el 'teatro de los sueños' adornada con el gol de Muniain. Un Athletic descomunal. En vano su exhibición. Tanta belleza y no poder hacer nada contra un árbitro que les dio a los colchoneros dos 'leves' empujones para que en un visto y no visto consumaran la remontada.
¿Para qué le sirvió a Marcelino tanto derroche de física y química? Tal vez para reforzar su ego y la autoestima del grupo. "Ustedes pueden ganar, e incluso jugando bien". Algo así le recuerdo de su boca al 'loco' Bielsa. No habría de ser en la 'cueva' de Simeone.
De Madrid a Vigo y juego porque me toca. Celta vs Athletic...
'Porque me toca' se ha dicho. Cuatro días después de 'lo acontecido' en el 'Wanda'. "La primera final, cada vez más cerca", piensa Marcelino, pero no lo dice. Aunque sí lo escenifica. Sobre el verde de Balaídos. Un once que no augura nada bueno. Futbolistas disímiles llamados a protagonizar un juego heterodoxo. Uno se esperaba algo así como lo de la reciente tarde frente al Granada en San Mamés. Convencido se plantó delante del televisor. Pocos minutos faltaron para entender que lo de Balaídos iba de otra cosa.
No siempre 'segundas mezclas fueron buenas'. Ante un Celta de juego veloz y desplazamientos vertiginosos, 'los no habituales', aguantando el tipo, 'pa qué más'. No le duró mucho su fútbol 'aparente' a los del 'Chacho' Coudet. Fue entonces que el partido entró en un estadio de sopor. Al 'síndrome de las dos de la tarde' habría de referirse Marcelino intentando entender el por qué de tanto juego baldío.
Por mi parte, confesar que desde que Marcelino se hizo cargo del Athletic, me había llegado la hora de asistir a un partido sin nervios, angustia, miedo ni pasión. La calefacción, encendida, puso lo suyo. El sopor del que ya se habló. "Como si en sueños / el ángel / se me hubiera aparecido / y rebelado / el beneficio de la huida / hacia un empate sin goles / como si hubiera sido acordado".