111 años de la polémica Copa que cambió la Filosofía del Athletic para siempre

El asunto de la Filosofía Athletic viene de lejos... El conjunto de San Mamés, antes de construirse la vieja catedral, empieza a jugar sin extranjeros desde la Copa del Rey de 1911. Un torneo que justamente fue organizado por el club vizcaíno y que fue el origen de una serie de controversias donde se decidió no jugar más con futbolistas que hubiesen nacido por fuera del País Vasco. Incluso, llegaron a no presentarse en la edición de 1912 como protesta. Desde entonces, Athletic Club de Bilbao apuesta única y exclusivamente por su gente.

El equipo compite con varios ingleses que estaban contratados de manera regular. Se contrató a otros dos jugadores profesionales de Reino Unido exclusivamente para ese torneo y el club lo gana. Equipos como Barcelona y Real Sociedad denunciaron a la entidad por incumplimiento del espíritu deportivo de la época y al Athletic le retiran el título por un tiempo.

Lo que hay detrás de esa decisión es una historia de un sentido de pertenencia y territorialidad que viene desde el mismo fútbol amateur que se mantiene hoy en día

La final de la Copa del Rey Alfonso XIII que alzó el Athletic Club hace hoy, 15 de abril de 2022, 111 años, en el campo de Jolaseta, ante el RCD Espanyol, dejó patente que las hostilidades deportivas entre bilbaínos y los donostiarras de la Real Sociedad vienen de muy lejos. Aquella edición de Copa de 1911 se recuerda como uno de los campeonatos más polémicos de la historia de la competición. El torneo ya nació gafado.

La Federación Española, con el fin de evitar el conflicto del año anterior entre el ente federativo y los clubes, que propició la celebración de dos campeonatos, atendió las reclamaciones de los equipos disidentes, que pedían que el torneo no se disputara siempre en Madrid y que fuera organizado en la ciudad del ganador de la anterior edición.

Dado que el Athletic había ganado la edición anterior de los equipos no federativos, la Federación decidió organizar el torneo en Bizkaia, concretamente en el campo de Jolaseta.

Pero los rescoldos de la final del año anterior, entre el Athletic Club y el Vasconia Sporting Club de San Sebastián -nombre bajo el que jugó la Real Sociedad en 1910-, no se habían apagado y propició un sainete de reproches, denuncias por alineación indebida y retiradas por doquier.

La Federación cursó invitación a 13 equipos, Athletic Club, Bilbao, FC Barcelona, CD Espanyol de Barcelona, Sociedad Gimnástica Española, Real Club Fortuna de Vigo, Santander Football Club, Real Sociedad de Fútbol, además de los equipos de las Academias de Artillería, Caballería e Infantería.

Alineaciones indebidas

La Real Sociedad no estaba dispuesta a que el Athletic Club volviera a llevarse el torneo y en las rondas previas denunció al club rojiblanco, entrenado por Míster Shepherd, por haber alineado en su partido ante el Fortuna de Vigo (2-0) a los británicos Sloop y Martin, que no cumplían con el precepto federativo de residir dos años en España, condición que sí cumplía otro tercer jugador inglés del equipo, Veitch.

El resto de los equipos, salvo los militares, secundaron a la Real y amenazaron con irse si el Athletic no prescindía de esos dos futbolistas foráneos. Pero la reclamación no prosperó y la Real Sociedad, enfadada, se retiró.

El otro lado del cuadro también hubo polémica. El FC Barcelona fue descalificado en los despachos después de que sí prosperase una reclamación de los madrileños de la Sociedad Gimnástica Española por alineación indebida del club catalán -el portero Reñé- que les había metido 4 goles.

La comicidad también reinó en las semifinales del 14 de abril. El Espanyol y la  Academia de Caballería se negaron a jugar su partido en solidaridad con el Fortuna de Vigo. En el duelo del Athletic Club contra la Gimnástica de Madrid, el desenlace fue insólito. Los rojiblancos ganaban al descanso por 2-0 y el conjunto madrileño decidió retirarse aduciendo que de jugar la segunda parte iban a perder el tren de vuelta.

La final ante los periquitos

Así las cosas, el 15 de abril se disputó la final entre el Athletic Club y el único rival que le quedaba después de que los equipos militares fueran reclamados en sus regimientos: el Español de Barcelona. El cuadro catalán decidió renunciar al boicot del resto de participantes y disputar el trofeo al cuadro bilbaíno; una postura que le sirvió para ganarse la simpatía de la afición de Bilbao, que fue a vitorear a sus jugadores al Hotel Arana, donde se hospedaban. 

El Athletic Club venció por 3-1, con goles de Veitch, Belaunde y Garnica y al final del encuentro los catalanes fueron agasajados y paseados a hombros por querer disputar la final.

“El partido fue de primera y muy sensacional, siendo aplaudidos con entusiasmo los jugadores. El Español desde el primer momento fue simpático al público que acudió a presenciar el match y continuamente lo demostró durante el curso del mismo. El Athletic ganó el campeonato haciendo tres goals por uno a su contrario. Al final de este match a ambos equipos se dieron hurras entusiastas”, contaba la crónica del Noticiero Bilbao.

Pero la controversia de aquel campeonato no acabó con la conquista del título. La Federación desposeyó al Athletic Club de la Copa. Hubo que esperar meses para que se la volvieran a reconocer, si bien al club rojiblanco se le privó de ser el organizador de la Copa de 1912, a la que no se presentó tras haber sido expulsado de la Federación.

Ficha de la final de Copa de 1911

Athletic Club: Astorquia, Arzuaga, Allende, Iza, Belauste Mandiola, Belaunde, Zuazo, Garnica, Veitch, Smith.

Español de Barcelona: Gilbert, A. Massana, Alvarez, Heredia, S. Massana, Buylla, Barenys, A. Giralt, Neyra Castillo, Sampere.

Goles: 1-0: Veitch; 2-0: Belaunde; 3-0: Garnica; 3-1: Neyra.

Arbitro: Martyr Scott (capitán del Civil Service Club de Londres).

Campo: Jolaseta.