Patxi Salinas llega al Portu "movido por el corazón"

Como sucedió con la presentación del Director Deportivo, Fernando Amorebieta, la primera entrevista ofrecida por Patxi Salinas la ha colgado el Club en su página web. A pie de campo. En la bocana de los vestuarios. Viendo su estampa [¿un pacto con el diablo el de los hermanos Salinas?] uno no sabe si el Club Portugalete está presentando al entrenador o a su fichaje estrella. Que, bien mirado, la llegada del menor de los Salinas a La Florida sería la piedra angular sobre la que edificar un equipo campeón.

Sabe adónde viene, por qué lo hace y la repercusión que su figura de futbolista y entrenador puede tener en la configuración de una plantilla potente. "Encantado", a modo de saludo. Jamás le habría dicho sí a la oferta jarrillera "si el Club no me hubiera trasmitido interés, cariño y una confianza brutal" en su figura de técnico. 'Brutal'.

Una palabra muy suya. Brutal fue el cambio que experimentó el Bilbao Athletic de su mano cuando el filial se asomaba al precipicio de la Segunda División RFEF. Brutal, volverse invisible tras la hazaña lograda. Brutal, esa pasión por el fútbol que le hace ver nivel muy alto en presupuestos bajos de la Tercera División gallega que tan bien conoce.

Brutal, "este Portu que atrae talento al ser escuchado su nombre". Señala el terreno de juego, "precioso". Traslada su mirada a la tribuna, la que "contiene y emana grandes emociones". Guarda silencio para que el periodista le tire de la lengua y se exprese sin vergüenza: "Ojalá mi fichaje sirva para atraer a este proyecto futbolistas con talento".

En época de confinamiento, la final de Copa frente al Atlético de Madrid la pude ver con la 'calma' que no tenía en el Bernabéu.

Incrustado en el centro del campo, un Patxi Salinas de 21 años dictó una de las mejores clases de la asignatura de cómo ser medio centro y no morir en el intento. Mientras el Athletic Club competía en igualdad numérica, Patxi Salinas era esa playa donde morían las olas del Atlético de Luis Aragonés. Colocación. Robo. Breve conducción. Balón que busca la figura de su hermano, Julio, pesadilla constante para la zaga colchonera.

Si me dan a elegir, me quedo con ese Patxi Salinas. Con él y para siempre. Casi cuarenta años después, "mi corazón me ha traído al Portu". Luego de su proeza al frente del Bilbao Athletic, se le veía en un equipo de campanillas. ¿O será que para él el Club Portugalete lo es? "Entrenar por entrenar no es algo que me mueva".

A Patxi Salinas le motiva ese proyecto  que supone el reto del ascenso: "Si no se me hubiera trasmitido ambición, no habría firmado". Ambicioso era como jugador en el Athletic. Ambicioso lo sigue siendo cuando otros ya son viejas glorias retiradas. "Cuando la pierda, me dedicaré a otra cosa".

Viéndole impartir docencia desde el banquillo del Bilbao Athletic, difícil, para el que no lo conozca, asumir que Patxi Salinas es "un currante que se ha buscado la vida sin dejar nunca de aprender". Que la grada de La Florida sepa que el Patxi Salinas que le llega lo hace "con la ilusión de los 20 años". Cuando era un stopper de la talla de Javi Martínez en el centro del campo, e incluso más. Debería, como técnico,  haber tocado el techo de la máxima categoría.

Algo que se suple con haberse "sentido muy querido". Patxi Salinas va "adonde me lleva el corazón". Corazón que latirá donde el de Ezequiel Loza lo hizo. A por el ascenso, Patxi. "Brutal" contesta el que brilló en la medular del Athletic a las órdenes de Javier Clemente.