El Athletic va por buen camino, échense a un lado los del Club de Ibiza
Sólo los que están en el verde saben realmente lo que está pasando. Y el entrenador, que recibe palomas mensajeras a cada instante. Valverde, que, a la hora de las preguntas pos-partido, hacía hincapié en el sol, "el sol apretaba"; y en el césped, "el campo estaba seco". Parecen cuestiones menores, excusas baratas. Pero no. El Athletic Club había derrotado a la UD Almería. A cuenta de qué, entonces, lo del "sol" y lo del "campo".
Podría haber obviado inconvenientes tales, más propios de un entrenador que se retira a la caseta de seguido a ver cómo su equipo no ha sido capaz de ganar cuando todas las miradas estaban puestas en Europa. 'Europa', sí, diosa continental que, cuando está a tiro de piedra, viene Zeus y, zas, la secuestra para que los artistas de la pintura se luzcan reflejando en sus lienzos 'el rapto de Europa' por un dios que se disfrazó de toro. Y sin embargo, no es así.
A falta de ocho partidos, el Villarreal, que traza la línea europea con [47] puntos tras caer frente al 'Sevilla de Mendi'; a dos puntos [48], el Real Betis, que 'empeoró frente a 'Osasuna' en El Sadar. Parece que aquello de 'los objetivos' que firmaron Uriarte, Valverde y Muniain va por buen camino. Échense a un lado, pues, los miembros del 'Club de los de Ibiza', empeñados en señalar a los leones en el declive de las temporadas.
Son tiempos, éstos, de recuperar las sensaciones con las que se llegaba al tramo final de la mano del 'Valverde del segundo ciclo' en el banquillo de la Catedral. Ese Ernesto que, por 'la importancia de su nombre', recibió en tutela la figura del Ander Herrera que a Marcelo Bielsa le había servido para tocar el cielo europeo. Europa.
Europa, 'ay Europa'. Dos goles del Athletic y otros tantos que se vio en la tesitura de anotar. No lo hizo. Haberlo hecho habría resultado 'excesivo'. Y no porque el equipo no lo hubiera merecido, sino por esa 'suficiencia' que mostraron los jugadores en todo momento y lugar. En un estadio complicado, del que hasta el FC Barcelona se fue sin puntuar, el Athletic se marcó un partido de diseño. Le miró a la cara a su rival y le dijo, "lo siento, iréis a la ducha derrotados".
Y fue así que su 'predicación' empezó a 'dar trigo' de seguido. Sancet le sirvió a Nico un balón en la espesura del área, allá donde no hay sitio 'pa tanta gente'. Con dos basta, y ese esférico ensebado que el portero fue incapaz de retener. Por delante. Se trataba ahora de seguir apretando para dejar al Almería atrás, muy atrás, derrengado, exhausto, herrero que en su casa trocea los partidos con un cuchillo de palo.
Athletic, jaun ta jabe, "ahí te quiero ver" le exigía la 'eterna voz de la Popu'. Y resultó que Valverde no permitió que los leones se escondieran. A pesar de que, así en sus entrañas como en las del terreno de juego, todo fuera hostilidad, una batalla que ya fuera narrada por Antonio Vega... "Lucha de gigantes / Convierte / El aire en gas natural"...
"Un duelo salvaje advierte / Lo cerca que ando 'del mar". "En un 'partido' descomunal / Siento mi fragilidad". La de Ander Herrera, cuyo concurso ya estaba 'pactado' hasta los 'sesenta minutos'.
De ahí que el medio centro, al que su clase se le escapa por los pies, quisiera dejar la historia del partido 'atada', con mucho estilo, esa suerte de pared que De Marcos se lió con Sancet para, luego de merodear el área, como en los mejores tiempos del 'Loco', encontrar el palo largo con su 'zurda de madera'. El Athletic se había 'ido', a sabiendas Valverde de que un [2-0] es engañoso y nunca suficiente. "En un mundo descomunal / siento tu fragilidad".
Ese merme en el físico de los jugadores que desde fuera no se ve, pero en sus entrañas se siente. "El sol" aprieta, "el campo" está seco. Como si el campo, cual balsa de piedra de Saramago, un gigante lo hubiera desplazado desde el mar hasta el 'Desierto de Tabernas'. "Vaya pesadilla / Corriendo / con una bestia detrás". Iñaki le había dado el relevo a Berenguer dentro del vestuario.
Ya en juego, Herrera, a Zarraga. Sancet, a un 'casi inédito' Vencedor. Nico Willians, a 'Rulo'. El centro del campo, desfigurado. Sólo Ernesto y los suyos sabían de los estragos que causa el sol cuando no es bien recibido. Y ese grave error de haberse decantado por entero por el negro color de la vestimenta: "Negro te quiero", le susurraba el Sol al Athletic.
"Monstruo de papel / No sé contra quien voy; ¿O es que acaso hay alguien más aquí?" Estaban los jugadores de la UD Almería. Estaba ese 'Rubi' que visitó La Florida al frente del Real Betis justo antes de que 'el mundo cambiara' [Enero de 2020], cuando el Club Portugalete era 'Cielo', nunca el 'Infierno' que ahora habita por los muchos 'pecados' cometidos. Solo asumiendo los repetidos estragos del sol al que Valverde se refería en sala de prensa es de recibo ese 'recule' de un equipo que durante todo el partido había ocupado lugares de vanguardia.
"En un mundo descomunal / siento tu fragilidad". La del cansancio, la de la fatiga, la del sofoco. Pánico. Miedo a que una 'lipotimia' afee un partido tan bonito como el que estaba protagonizando el Athletic. Como si Valverde lo intuyera y lo quisiera evitar llevando el equipo a la sala de Urgencias del área de Unai Simón. Se retira el ariete Guruzeta. Salta Vivian. Venda en un equipo sin herida. El equipo, encerrado. Invitando a que el rival llene de balones el punto de penalti.
Uno, no más, porque con un rechazo basta para que, vacío de leones el balcón del área, se produzca el empale perfecto, balón que se cuela raso, silba la base del palo como anuncio de mi miedo. Después de tanto bueno vivido, sufrir este 'sin vivir'. Será corto el trance. Córner a favor de la UD Almería. "Me da miedo la enormidad / Donde nadie oye mi voz". Pizarro escribe "final" en el tablero del partido. "Vaya pesadilla... un sueño tonto y no más".
• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista