El regreso de un Ander Herrera distinto a un Athletic diferente
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El bilbaíno de alma maña se ha reencontrado a sí mismo
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Ander Herrera destaca que se siente "útil" para Valverde
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Ander Herrera se ve compatible con Galarreta: "Siempre he detectado donde ayudar"
“Nadie se baña dos veces en el mismo río”. Heráclito y los estragos que causa el paso del tiempo. Luego de diez temporadas ´prodigándose` en el ´Teatro de los Sueños´ y el ´Parque de los Príncipes´, Ander Herrera decidió regresar al equipo donde había sido feliz; no en vano, de la mano del ´loco´ Bielsa, llegó a tocar con sus botas las puertas del cielo. ¡Qué injusto que aquella manera tan sublime de entender el fútbol no le diera al Athletic Club como para conquistar su primer trofeo continental!
Escoltado por Ander Itu-rraspe “y gane”, y desahogado con los desmarques del ´Gudari´ De Marcos, Ander “Jo ta Ke” Herrera recorría el campo dibujando viñetas de dibujos animados. Demasiado bonito como para ser verdad. Demasiada calidad como para que en el Athletic se ´estancara´. Tras conquistar Manchester y París, el ´hijo de Herrerita´ entendió que no era cosa mala regresar a Bilbao para el disfrute de esa grandiosa Catedral que, mientras él era león virtuoso, se estaba erigiendo a su lado. Puro talento bajo el Arco de San Mamés, ´Iris´multicolor anunciando el pacto de unión entre el Olimpo y la Tierra al final de la tormenta.
Ya me habría gustado que el paso del tiempo no hubiera hecho mella en el físico volátil (“que se mueve ligeramente y anda por el aire”) del ´hijo de Herrerita´. Nadie se libra de los estragos que causa Cronos en una humanidad ávida de sangre desde aquella primera derramada en metáfora por el hermano de Caín. Brothers in arms. Así era, también, cuando, en la temporada (1980-1981), Pedro Herrera Sancristóbal ejercía la docencia en el centro del campo de una SD Erandio llamada para el ascenso a la Segunda División B, el cajón más alto al que se aupaba en toda su historia el Club de Ategorri.
En aquel Erandio, dirigido por Blas Ziarreta, Pedro Herrera era en un lado del centro del campo lo que Sagarduy en el otro, dejando el eje de la medular para Tirado y Gerar Manzisidor, centrocampista, este último, con el que, poco después, tuve la fortuna de coincidir en los dos ascensos consecutivos que el Club Portugalete protagonizó de la mano de Manuel Varela Pernas, ´el Capataz´.
En lo que a ´Herrerita´ respecta, UD Salamanca (1981-1982), Real Zaragoza (1982-1988: ´café, COPA y puro´) y Real Club Celta de Vigo (1988-1989) lo esperaban para desarrollar una brillante carrera en la élite. Tras colgar las botas optó por la dirección deportiva del Celta (un curso) y el Real Zaragoza ( “Secretario técnico en la época más dorada del zaragocismo”). Capital maña en la que Ander Herrera se hizo futbolista merecedor de vestir las camisetas de ´su Real Zaragoza´ y la del Athletic Club en calurosa herencia de ´sus mayores´.
Mi compañero Jaime Ugarte, voz del ´noble arte´ en ´GOL PLAY´, coincidiendo con el advenimiento de Oier Zarraga, vertía elogios sobre el centrocampista de la talla de…”lo veo como el Ander Herrera del presente y el futuro del Athletic”. Por entonces, Ander Herrera estaba afincado en el PSG parisino.
Tras ser gestionado por Marcelino García Toral (20-21 y 21-22) y Ernesto Valverde (22-23), en posiciones de medio centro, media punta, e incluso banda derecha, el que estaba llamado para conformar tridente junto a Vencedor y Ohian Sancet tomó rumbo al Calcio, donde, militante del Udinese, apenas goza de minutos. El pasado curso le permitió compartir vestuario con Ander Herrera. Caseta y entrenamientos.
Porque en lo que a la competición respecta, Herrera y Zarraga eran dos mundos separados. Dos universos paralelos que no llegaban a tocarse porque el infortunio muscular se cebaba con Herrera, y el gusto de Valverde no coincidía con las prestaciones que alcanzaba a darle Oier Zarraga.
El gozo de Jaime Ugarte, en el pozo de su decepción. O no. Porque de tener a mano un heterónimo de aquel Ander Herrera que tanto nos hizo disfrutar, a ver cómo el propio Ander se materializaba en Lezama luego de su viaje astral por Inglaterra y Francia, Manchester y París.
A hechos consumados, habrá que preguntarle al león de Sestao si prefiere el pájaro en mano que es Ander Herrera o ese otro volando que es Oier Zarraga. Ander Herrera se irá, y, dirigidos por Oier Zarraga, continuarán los pájaros cantando. Zarraga y sus veinticuatro años, edad insultante, divino tesoro el de su juventud. Athletic, quién pudiera, o quisiera, en caso de tenerlo a tiro con un tiragomas de reconvertir leones para la causa.
Las lesiones musculares´(5) se cebaron con él hasta el punto de hacerle dudar si continuar sobre el verde merecía la pena. Y se dijo que sí. Porque sus mayores le enseñaron que, a la hora de la flaqueza, debía ser más fuerte que todo dolor y todo sufrimiento. Haber bajado los brazos en signo de retirada habría conllevado una traición a sí mismo y a todas aquellas personas que lo habían ayudado a llegar a lo más alto. “Ha llovido mucho, cierto; escampará, no me cabe duda”. La calma después de la tempestad…
Gracias a la bonanza que se ha vivido en Lezama desde el inicio de la pretemporada, Ander Herrera ha conseguido llegar al estreno de la competición (2023-2024) libre de sufrimiento y temores. Llegó para jugar. En los últimos partidos lo está haciendo formando parte del once de salida. Junto a Dani García, Herrera le ha dado al equipo un equilibrio interesante. Va a más. Y a nada que las lesiones no regresen para castigarlo, Ander alcanzará un nivel que podría dotar al equipo de aires europeos.
Ahora bien, conviene no olvidar que el asentamiento en el medio centro de Dani y Ander ha sido propiciado por las lesiones de Ruiz de Galarreta y Mikel Vesga. Que Valverde tenga a su disposición a cuatro medio-centros de la talla de Dani, Ander, Galaxy y Mikel es muy buena noticia. 33, 34, 30 y 30. Como números de una ´primitiva´ que a Valverde siempre le habrán de tocar. Veteranía: experiencia y sabiduría, pero, también, cansancio y fatiga.
Txingurri deberá saber gestionar las prestaciones del cuarteto a fin de exigirle en su justa medida para que todos ellos se muevan por el campo en todo su esplendor. “¡Míster, cambio!”. Y que le tome el relevo el compañero que se sentó en el banquillo para el descanso reparador. La “seda de Galaxy y Herrera” o “los terroristas Dani García y Mikel Vesga”. He ahí el dilema. Dúos increíbles. Como Van Morrison y Tom Jones. Como Álvaro Urkijo y Jesús Cifuentes. “Colgados”.
• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista