Para Valverde, la victoria en el derbi vasco; para Imanol las tanganas
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San Mamés se queda a 69 espectadores del récord de asistencia con el derbi Athletic-Real
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El juego brusco no faltó en San Mamés
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9 puntos saca ya el Athletic a la Real Sociedad
Como si el 'Ararteko' hubiera entrado de oficio. Fue terminar el Athletic Club vs Real Sociedad, y como si no hubiera ocurrido nada serio, grave, lamentable, vergonzoso. Comenzando por la plataforma que ofrecía el partido en cerrado, que, con protagonistas al otro lado del micrófono que manejaba la periodista, se deshacía en elogios hacia la absoluta deportividad que había imperado en el derbi.
"Cómo es posible un juego tan limpio y honesto en un choque de tanta rivalidad". No daba crédito. Necesitaba una voz que ratificara lo que yo había visto y sentido sobre el verde de San Mamés, en el tramo final, para darle a la verdad el cetro que merece. La encontré en una emisora de radio...
Encendido él, como encendido estaba yo luego de haber asistido a la escenificación de unas tanganas de libro, de diccionario, de esas que la RAE, cuando se refiere al fútbol, define como: "follón, jaleos, peleas".
Tanganas como el efecto de seguido a la consecuencia de la apertura de la veda que legalizaba la caza de leones. 'El cazador cazado', sin embargo. Porque los jugadores del Athletic, así como pusilánimes en tantos partidos, acudían en masa a defender a su compañero caído.
Todo comenzó cuando, luego de un juego vibrante y no más, a Ander Barrenetxea le dio un aire que le obligó a sacar de sí mismo lo peor de un futbolista: se le iba Nico Williams, alevosa patada desde atrás, a jugador y balón pasados. En la previa, había hablado de lo 'guay' que resulta que a uno "le piten en un estadio como San Mamés".
Imanol Alguacil, aleccionador como ninguno, entendió que lo suyo era sacarle del campo a su delantero antes de que el equipo se quedara con diez; al fin y al cabo, a pesar de ir por debajo en el marcador, esa desventaja (2-0) era, para ellos, la derrota más engañosa; y la victoria más 'delicada' para un Athletic que se estaba 'batiendo el hierro' de los montes de Triano.
Demasiadas tanganas en el derbi Athletic vs Real
Tras una primera parte en la que Berenguer había ejercido de verdugo en el nombre de sus compañeros, y en el de tantas personas como estábamos 'fuera', el segundo acto se presumía 'brutal' en el sentido más noble de la palabra. Se equivocaba el periodista, se equivocaba. Porque en el aire, flotando, como a la espera, se podía leer la 'promesa' que a la Real Sociedad le quedaba por cumplir. "Añoro aquellos 'derbis' en los que, entre otras cosas, surgían las tanganas", como de las liebres se dice cuando saltan.
Cuando el técnico de la Real Sociedad trató de retroceder para enmendar su mensaje, olvidó que las palabras, cuando salen de la boca, ya no le pertenecen a él, sino a aquellos que las escuchan. Entradas feas, peligrosas, escalofriantes.
Y como el león esa tarde no dormía, al auxilio de su compañero acudía aún a sabiendas de los "follones, jaleos y peleas", las "tanganas", en fin, que tanto añoraba, añora y seguirá añorando el que fuera 'templado' futbolista de la Real.
Y es que, como confesaba el aita de Gorka Guruzeta días atrás en los micrófonos de Onda Vasca: "Sucede a veces que los entrenadores pretenden que sus jugadores se comporten de manera antagónica a como ellos lo hacían cuando eran futbolistas".
"Tangana" dijo usted, señor Alguacil. Y una vez que la palabra se escapó por su boca, ni le pertenecía ni tenía poder sobre ella. Se quedó grabada a fuego en el instinto de sus pupilos. De ahí ese tramo final tan triste del que, como deportista, debería sentir una vergüenza que le llevara a pedir perdón a este maravilloso juego que nos regalaron los ingleses.
Encendido y triste me movía por la explanada de San Mamés mientras, teléfono móvil en el bolsillo, auriculares en mis oídos, escuchaba la única voz que, desde su libertad, le decía 'pan al pan, y vino al vino'. Y a la hora de 'repartir' sobre el verde, leña a mansalva, pero no al mono, leones que tras recibir el castigo, acudían en manada a enseñarle las garras a ese equipo convencido de que tiene el monopolio de la violencia, arma que les ayuda a llevarse el gato al agua.
Sucedió, sin embargo, que Valverde, a la chita callando, en sesiones de botica había preparado la misma medicina de la que la Real Sociedad se nutre para intentar resultar invencible a la hora de la refriega.
Cuando ya no hay vuelta atrás. Cuando el Deportivo Alavés espera en la Copa, dejo constancia de esa 'entente', como si habiendo mediado el 'ararteko del fútbol', que ahogaba todo tipo de preguntas que tuvieran que ver con tanta acción violenta, con tanta tangana.
Era ya noche cerrada, muy cerrada, cuando quise cerrar la jornada visionando el resumen del partido. Como si a causa de la 'censura en tiempos revueltos', los compañeros de Gol Play pensaron que no era cosa buena hurgar en la herida. O sea que, luego de la "tangana" y lo "guay", aquí paz... y después gloria.
Derbis. Dame derbis.
• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista