Tres enigmas después del fiestón del Athletic
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El Athletic encara el futuro con alegría y deberes
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Toni Garzón plantea varias cuestiones
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Audios, cruce de comunicados y San Mamés encendido por las zancadillas al Athletic
Sí, yo me preparé muy bien. Incluso le compuse una oración a San Mamés para que nos ayudara a traernos la Copa a Bilbao, y que ElDesmarque Bizkaia me publicó amablemente por el bien del Athletic Club. Y el Santo se portó. Nunca falla. Por eso, ¡gracias, San Mamés!
Pero dadas las gracias y pasados unos días, querido San Mamés, habrá que empezar, como diría Harvey Keitel en 'Pulp Fiction', a dejar de comerse la p… y a hablar de lo que nadie, y menos metidos aún- ¡sí, todavía!- en esta eufórica resaca, quiere oír hablar. Y es que, tristemente, el equipo está justito.
Y la Final de Copa fue, o al menos lo fue para mí, la dolorosa constatación de que, desgraciadamente, tal vez haya que esperar otros 40 años para que nuestro Athletic levante otra Copa a esos cielos donde San Mamés no se pierde ni una.
Y es que, reconozcámoslo, la Final no fue mala, sino lo siguiente. Bien es cierto que a la altura del campo donde se disputaba, auténtico patatal sevillano, con el césped levantándose sin que hubiera ocasión alguna de gol. En eso nadie podría poner un "pero" a los dos equipos.
El Mallorca, raquítico donde los haya, llegó a donde quería, es decir, a la tanda de penaltis para luego perder, y bien perdido, en esa suerte suprema adonde siempre habría querido llegar y hubieran firmado, con sangre si hubiera hecho falta. Pero eso es lo que tienen estos equipos "enclenques", que ni les aprovecha lo que ellos mismos han elegido y pedido. Así que ni por ésas: el Mallorca no ganó ni cuando más feliz se las prometía.
Pero nosotros, qué. El equipo que, echando un somero vistazo a su pasado Historial o al presente liguero, era claro favorito, ni lo fue, ni nunca estuvo sobre el terreno de juego (sí, claro, es un decir) en una actitud "mandona", que demostrara semejante superioridad. Ni bien plantado, ni con la autoridad que se le debía presuponer: ordeno-y-mando-y-aquí-estoy-yo-para-que-me-las-den-todas, que puedo con todo y con más.
Pero nada de esto. Tímido Athletic, casi asustado por verse donde se veía y donde sólo Nico demostraba una calidad que le colocaba muy por encima de los otros 21 jugadores con los que compartía el campo (sí, que es un decir, lo sé), a Años Luz de ellos.
Por eso después a la conclusión de la Tanda de Penaltis, entre la agonía y el desbordante fiestón, 3 preguntas, quisquillosas donde las haya, rondaban por mi cabeza. Sí, TRES, más allá de la Gabarra, y de los animosos y felices (¡por fin!) cánticos.
Los 3 enigmas del Athletic...
UNA, ¿hasta cuándo tendremos a Nico Williams entre nosotros, viéndole jugar sin necesidad de encender la tele?
DOS, ¿se confirmará en los siguientes meses la "timidez" a la que antes aludía o...
¡TRES!, ¿se habrá sacudido y quitado de encima, el Athletic, la maldita presión de no haber puesto los pies sobre la Gabarra desde hace 40 y podrá, entonces, dar la talla de sus reales y verdaderas posibilidades? Porque cuando juega, el Athletic es también capaz de lo mejor.
Y como siempre, sólo tendremos que esperar al tiempo para escucharle darnos las respuestas a los TRES enigmas. Y, al fondo, como conclusión, ¿nos espera la Champions League o no quiere la Orejona ni oír hablar de nosotros?
· Por Toni Garzón Abad, Escritor y director de cine