Aitor Elizegi se "solidariza" con Jon Uriarte: "La amenaza y el miedo son intolerables"
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El presidente del Athletic Club, Jon Uriarte, volvió a considerar las "amenazas y coacciones" que recibió la semana pasada
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Uriarte lo percibe tan solo como "un hecho aislado"; Elizegi se muestra solidario con el presidente
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Rotaciones a la vista: la posible alineación del Athletic en Europa League
El actual presidente del Athletic Club, Jon Uriarte, que ha viajado con la escuadra de Ernesto Valverde a Estambul para el duelo de UEFA Europa League ante el Fenerbahçe de José Mourinho, ha sufrido recientemente en su persona "amenazas y coacciones", concretamente tras el partido vivido en Bilbao ante el Real Madrid, por parte de un aficionado rojiblanco.
Un episodio lamentable y fuera de lugar al que ha reaccionado este miércoles el anterior mandatario de Ibaigane, Aitor Elizegi, quien también sufrió lo suyo en el cargo, a través de un escrito en su blog personal que aquí les acercamos ahora en ElDesmarque.
La amenaza, la intimidación, el racismo, la xenofobia,… en definitiva cualquier manifestación asociada a la violencia hacia las personas o colectivos se mezclan con el deporte igual que el aceite con el agua: ¡cero! CERO, de nuevo, debe ser el nivel de tolerancia con cualquier actuación que suponga provocar inseguridad o miedo dentro de un evento deportivo de masas, ámbito donde algunos individuos crean situaciones siempre de difícil gestión.
"El Presidente del Athletic sufrió algunas de estas sensaciones, esta amenaza y miedo, es intolerable y así decidió en legítima defensa la denuncia de los hechos", escribe Elizegi
Solidaridad con Jon Uriarte
Corresponde mandar un mensaje firme de solidaridad a quien nos representa elegido democráticamente. No pienso justificar, ni un segundo, a un energúmeno que se dirige en estos términos a un aficionado, a un socio o socia rojiblanca, sea en un calle de Roma o en San Mamés, a Jon Uriarte o simplemente a un aficionado anónimo apoyado en la valla de un campo de tercera regional viendo jugar a su hijo. El miedo y el deporte nunca debieron compartir el mismo diccionario.
Los aficionados rojiblancos conocemos de primera mano el origen y contexto de estas sensaciones. Durante algunos años llevar nuestra camiseta o bufanda por el mundo ha supuesto algunos de los mejores momentos de nuestras vidas, lamentablemente al otro lado de la moneda, nos hemos encontrado con episodios de inseguridad o malestar no deseados.
Por eso nuestros aficionados desplazados a Estambul, acudirán hoy tres horas antes a un estadio vacío, escoltados, para evitar “males mayores“, para esquivar la amenaza y el miedo que nunca deberían sentir por apoyar unos colores.
En su mayoría el aficionado y aficionada rojiblanca conoce el terreno, siente la necesidad de ser solidario con los colectivos menos favorecidos, sea en el mundo del deporte o en las causas sociales. Nos identificamos con quien supera adversidades económicas, físicas o sociales, con quien enfrenta y vence el miedo a perder en buena lid, apreciamos a quienes defienden su identidad y origen anteponiendo estos valores a los logros deportivos.
"Hace 126 años que el Athletic Club y su afición en conjunto, tanto monta monta tanto, son un maravilloso ejemplo para el fútbol mundial", escribe
En su gran mayoría nuestro fondo norte, la grada popular, la actual Herri Harmaila de San Mamés, la Catedral, templo del que todos somos una pequeña piedra tallada, forma parte de una tradición de fondos míticos en el panorama futbolístico europeo, de reconocido prestigio, basada en los fondos populares de pie británicos, desde hace décadas agrupa aficionados y aficionadas, en muchos casos socios y socias, con una pasión en común: el Athletic Club y permítanme añadir por el fútbol sin envasar al vacío tan en boga hoy en día.
A los dirigentes, presidas el PSG o LALIGA, nos gusta pensar que somos los inventores del fútbol, creadores de tendencia, a veces se nos olvida de donde venimos y la importancia de cada aficionado cuando la pelota empieza a pegar en los palos y deja de oler a red, por cierto, en este deporte ocurre periódicamente.
El modelo de Grada Popular del Athletic
Hay que medir distancias, ser prudentes, todos tenemos un modelo ideal de grada popular, también seguramente de vecino de localidad. Escucho hablar sobre este fondo como de un fichaje de dudosa procedencia, como si estos 4.000 hinchas los hubiéramos captado en un saco en el mercado de verano, a última hora, en la grada de algún rival molesto lejos de Bilbao, como si no les conociéramos.
Por supuesto, dato rebatible, repasando nuestra historia, hoy en día por fin recuperada esta grada supone un apoyo y sustento imprescindible para la obtención de los resultados deportivos del Club, empezando por su histórica estancia en la élite de las competiciones estatales y europeas.
No solo eso, para los amantes del marketing, muchas de las mejores imágenes que el Club utiliza para el retorno de marca e impacto en contenidos de las redes sociales, después de las protagonizadas por los jugadores sobre el césped, en los últimos tiempos nacen en este espacio creado para animar al equipo y no olvidemos al resto de sectores del campo.
Puede ocurrir, que el comportamiento individual de alguno de sus miembros sea censurable, incluso sancionable: el insulto es gratuito, soez, molesto en voz alta, falto de valores, grotesco. Para esto el Club está perfectamente articulado y preparado, probablemente, una de las mas severas sanciones para un socio o socia del Athletic sea la pérdida de esta condición, de este derecho y título.
"No busquen lejos, son nuestros hijos, nuestros jóvenes, nuestros vecinos del barrio, nuestra afición"
Cierto, alguno de ellos desde el altavoz de la Grada popular, intenta manifestar, desde luego equivocadamente cuando no mantiene las normas de respeto que a todos nos gustaría compartir, los argumentos que han escuchado desde sus primeros pasos como aficionados al fútbol, al fin y al cabo los mensajes que reciben desde varios estamentos deportivos, algunos Medios, RRSS, incluidas LaLiga o la propia Federación, no son precisamente ni un ejemplo, ni merecen un aplauso para un aficionado que sienta los colores del Athletic Club, tenga 16 años o peine canas.
Me gustaría apuntar, discúlpenme, que este comportamiento, me temo numeroso el día que compiten algunos rivales en Bilbao, igual de censurable y sancionable, lo puedes encontrar en cualquier localidad del campo sin afinar mucho el oído, lo he llegado a vivir en localidades nobles del estadio.
Durante generaciones enseñamos en nuestras casas el valor de creer en cuanto significa este Club y su compromiso, a la vez transmitimos la dificultad de su sostenibilidad y la necesidad de mirar juntos al futuro en un mundo plagado de amenazas para nuestro modelo, donde los intereses personales y mercantiles aparcan la apuesta por lo colectivo y popular, incluso infringiendo las normas básicas de Fair Play, olvidando el agradable aroma de seguir adelante cuando apuestas al 100% por el Km0 deportivo.
"San Mamés, con sus tribunas y gradas tiene que ser un campo vivo, especial, solidario, diferente, transmitir los valores que representan su filosofía"
Estos comportamientos que trufan eventos de todo tipo no son exclusivos del mundo del fútbol, claro que hay que mantener políticas activas de control y orden público, también preventivas ante un incidente de gravedad, pero principalmente de educación, mejor si fuera temprana, en la medida de lo posible colaborativa e integral, dinamizadora de este espacio desde todos los estamentos del Club.
Menos comprensible y de dudosa brillantez por parte del Club, LaLiga y el departamento correspondiente del Gobierno Vasco, máximos responsables del ordenamiento público y privado en los eventos deportivos en San Mamés cuando juega el Athletic Club, supone encargar a unidades antidisturbios intervenir y gobernar dentro un espacio de convivencia popular, animado, que debe promover la asociación juvenil como exigen nuestros Estatutos, que pertenece al Club y no olvidemos a sus socios y socias.
Los aficionados al mundo del fútbol, seguidores adictos de clubes centenarios y su historia, recordamos tristemente, algunos episodios pasados y recientes, en muchos estadios del planeta, de graves consecuencias, donde ojalá hubieran podido estar cerca fuerzas del orden del nivel de preparación y experiencia de nuestra Ertzaintza, dicen que nos queda lejos.
En esta dirección podemos incurrir en graves contradicciones, por una parte el histórico reconocimiento local e internacional de múltiples futbolistas y clubes rivales de nuestro saber estar, de las sensaciones y recuerdos vividos en el terreno de juego, acompañado del canto y aplauso a la afición que ha creado este ambiente mítico de la plantilla al completo, con sus capitanes al frente, para celebrar unidos las victorias y por otra parte una extraña coincidencia, que traspasa líneas rojas difíciles de gobernar, provocando desalojos que a veces se complican sin control y pueden tener impredecibles consecuencias.
En alguna de estas situaciones, toquemos madera y no repitamos errores, desgraciadamente podemos dejar sin la posibilidad de acudir a una comisaría cercana por su propio pie para denunciar la amenaza y el miedo vividos a una aficionada o aficionado, quizás menor de edad, vestido de rojiblanco que acudía a su grada a animar a su equipo del que era “de toda la vida”.