A Leicester con el camino bien aprendido
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El Atlético de Madrid encara este martes una situación ya solventada en los últimos tiempos en la Liga de Campeones, el hecho de resolver una eliminatoria fuera de casa, como ya hizo en Stamford Bridge con el Chelsea en 2013-14, tras el 0-0 de la ida, o en Múnich, el pasado curso después del 1-0 en el Calderón.
Dos ejemplos para el equipo rojiblanco, ante otro desafío similar en el encuentro de vuelta de los cuartos de final del máximo torneo europeo en el estadio King Power contra el Leicester, al que doblegó en la ida por 1-0, con un gol de penalti del francés Antoine Griezmann, y al que debe derribar definitivamente a domicilio.
Un gol obliga al Leicester a hacer tres. Es el valor que multiplica la condición de visitante en el duelo de vuelta. "Sabemos que no va a ser un partido fácil, pero tenemos que salir fuerte e intentar marcar gol", explicó el sábado el ghanés Thomas Partey. En Londres y Múnich, el Atlético hizo goles y se clasificó a la final.
Este martes tiene el mismo objetivo. Sabe que un tanto deja más que encarrilado el pase a las semifinales de la Liga de Campeones, la tercera en cuatro campañas si lo consigue este martes en Inglaterra, y aligerará de presión el desarrollo del encuentro, como ocurrió en Londres en la vuelta de las semifinales de 2013-14.
A pesar de que el marcador no fue el mismo en la ida en el estadio Vicente Calderón, 0-0 entonces y 1-0 ahora, hay similitudes con esa eliminatoria, según entiende, por ejemplo, el brasileño Filipe Luis, que prevé un duelo "parecido", porque su rival "tiene que abrirse e ir a por el partido". Y su equipo espera aprovecharlo.
"Tienen que ganar, tienen que hacer goles, no tienen que encajar y nosotros sabemos eso. Tenemos que ir con la misma humildad y solidez defensiva de la ida, tener el partido controlado, ellos son muy peligrosos a la contra, tienen muy buenos jugadores y la 'Champions' es eso, una media hora mala te puede eliminar, y lo sabemos", continuó el lateral nada más concretarse el 1-0 de la ida.
En Stamford Bridge, el 30 de abril de 2014, el Atlético recibió un gol, el 1-0 en el minuto 36 de Fernando Torres, entonces en el Chelsea, pero respondió con tres dianas, una de Adrián López, al borde del descanso; otra de Diego Costa, de penalti; y una más del turco Arda Turan, el 1-2 y el 1-3 en el segundo tiempo. Venció 1-3.
Dos años después, el 3 de mayo de 2016, también en las semifinales, esa vez en el Allianz Arena de Múnich, el Atlético llegó con 1-0 y volvió con un 2-1 y la clasificación, en un partido de tremendo sufrimiento, en el que el gol de Griezmann al contragolpe en una combinación con Fernando Torres valió el pase a la final.
Antes, el equipo rojiblanco recibió el 1-0 de Xabi Alonso, en una falta directa desviada por José María Giménez, y el esloveno Jan Oblak detuvo un penalti a Thomas Müller instantes después hasta ese contragolpe que selló la clasificación. Después, marcó Robert Lewandowski y hubo más paradas del guardameta rojiblanco.
El contraataque fue una destreza clave en aquel encuentro y lo será probablemente este martes en Leicester. Su técnico, Craig Shakespeare, ya lo asumía desde el 1-0 de la ida: "Vamos a tener que abrirnos un poco más y también sabemos que una de las virtudes del Atlético es el contraataque. Tendremos que vivir con eso".