Un año de Anfield: remontada memorable, lo de Marcos Llorente, el viejo fútbol
Sonaba el 'You'll never walk alone' en Anfield. Rugían más de 50.000 personas en las gradas del estadio del Liverpool, con otros 2.500 aficionados del Atlético de Madrid en la grada norte. Un gol de Saúl Ñíguez en la ida retaba a un equipo para la historia, al actual campeón de la Champions League que, por aquel entonces, era intratable y favorito para revalidar el título. Pero aquella noche quien acabó rugiendo fue Marcos Llorente.
Fue uno de esos partidos para el recuerdo. Del viejo fútbol, con gradas abarrotadas, con presión hostil, con un resultado a favor que sabes que debes defender con uñas y dientes ante un rival superior. Wijaldum igualó la eliminatoria justo antes del descanso en una primera mitad en la que el Atlético de Madrid concedió poco, muy poco.
Anfield. Liverpool-Atleti. Un año del último partidazo con afición. Un año de la última narración de Michael Robinson.
Disfrutemos de la vida. YNWA pic.twitter.com/dBVu8XufLV
— Fútbol en Movistar+ (@MovistarFutbol) March 11, 2021
El Liverpool apretó más en el segundo tiempo, pero la figura de Jan Oblak emergió como en las grandes noches y el partido se fue a la prórroga, en donde Firmino hizo el 2-0 en los primeros minutos. Por primera vez en la eliminatoria, el Atlético estaba eliminado. Pero de repente, un rayo apellidado Llorente emergió entre la euforia de Anfield.
El día que Marcos Llorente derribó Anfield
Marcos habría entrado en la segunda mitad en lugar de un Diego Costa muy enfadado. Jugó en una posición muy adelantada, como ya había hecho días atrás en Mestalla o el Metropolitano. Aquella noche, en cualquier caso, acabó cambiando por completo su carrera. Apenas tres minutos después del gol de Firmino, Llorente recibió un pase de Joao Félix en la frontal para poner la pelota en el palo largo de Adrián, resbalón incluido del portero español.
Uno de esos goles que se gritan al cielo, de los que uno recuerda cómo y con quién celebró con el paso de los años. No contento con ello, el propio Marcos Llorente protagonizó una contra unos minutos después junto a Álvaro Morata con resultado similar: solo contra el mundo, rodeado de adversarios, derechazo desde la frontal y a la red. Otro gol, otro grito al cielo, 2-2 en el marcador y una gesta que se acariciaba con los dedos.
El Atlético de Madrid defendió con el alma la segunda mitad de la prórroga e incluso acabó llevándose el partido. Ya en el descuento del tiempo extra, Morata anotó el 2-3 en otra contra con asistencia de Llorente, quién si no. Una noche para el recuerdo, la última noche del viejo fútbol y una última alegría antes de un encierro inesperado. Y un partido perfecto para ver una y otra vez en un confinamiento, ya que estamos.