Griezmann (min. 23)
Mario Hermoso (min. 28)
Griezmann tiñe al Atleti de color de rosa
Con una sencillez inusual, cuando el partido circulaba por un tramo incierto, cuando era el Real Valladolid el aparente dominador, diez minutos de inspiración de Antoine Griezmann, Álvaro Morata y el Atlético de Madrid, entre el 18 y el 28, resolvieron un triunfo incontestable, tan extraño en este curso, para relanzar al equipo rojiblanco rumbo al derbi de la Copa del Rey y defender su territorio entre los cuatro primeros.
El bloque de Diego Simeone ganó como hace mucho no se le recordaba por el Metropolitano. Una tarde tranquila. De una forma cómoda. Un partido y una victoria redonda. Y con la contundencia que tanto extrañaba, tan crucial siempre, tan ajena para el conjunto rojiblanco esta temporada, tan vital para pensar en la clasificación en la Liga de Campeones o tan fundamental para creer en la Copa del Rey. El jueves, el Real Madrid.
Tan productiva fue la victoria del Atlético, expresada en la citada secuencia de pegada sin contemplaciones con la que noqueó al Valladolid sobrepasado el cuarto de hora, como dañina para su adversario, desbordado de repente en cuanto el equipo local se lo propuso, fulminado y entregado, goleado en 10 minutos sin discusión. Ni siquiera lo intuía entonces. Su supervivencia esta jornada fuera del descenso depende del Cádiz-Sevilla de esta noche.
Su quinta derrota consecutiva en LaLiga, todas sin un solo gol a favor, cuatro de ellas desde que retomó la competición después del Mundial de Qatar 2022, confirmó el preocupante momento del Valladolid, no por la derrota en un escenario como el Metropolitano, sino por la manera como se descompuso en cuanto el Atlético le dio algo de fútbol, dinamismo y sentido a su juego, en cuanto apareció Griezmann, que le da todo eso y mucho más.
Dentro de la atractiva proposición ofensiva este sábado del once de Simeone (sumó de medio campo para adelante a Lemar, Koke, Llorente, Griezmann, Morata y Correa, con Memphis de inicio en el banquillo), en el 4-3-3 con el que el técnico lo aprecía mejor ahora, decidido por fin a juntar a tres de sus atacantes en la alineación, Griezmann es la diferencia más sustancial de todas, capaz de inventarse un taconazo, marcar un gol y entregar otro.
Su juego entre líneas, cuando es indetectable para sus rivales, cuando lo encuentra el medio campo, en este caso Koke (de vuelta al once inicial), es imparable. La demostración evidente fue el 1-0, cuando respondió al envío de su compañero con un recurso estupendo, con un primer toque, sutil, de espaldas, con la espuela, para proponer a Morata ante el gol.
Después de dejar por los suelos a El Yamiq, la definición del internacional español fue concluyente ante Masip. Amagó por el palo largo, la marcó por el corto, sin opción para el guardameta. Un golazo, en la introducción, el nudo y el desenlace. Y una revancha. Justo una semana después de haber fallado todo en Almería. Ya no hubo dudas del triunfo.
No las permitió el Atlético, entre la zozobra del Valladolid, caído definitivamente con el 2-0 tan veloz, en el minuto 23, cuando Griezmann remató el centro desde la banda derecha de Nahuel Molina, el lateral derecho campeón del mundo con Argentina que se mueve hasta ahora en parámetros imprevisibles en el equipo rojiblanco, al borde del error tantas veces, por más que algunas de sus acciones lo descubren para mucho más de lo que ha hecho.
El 3-0 también partió de Griezmann. De su golpeo de pelota. De la sutileza y la precisión con la que propuso el centro para el cabezazo de Hermoso. Un testarazo tan plácido que deja en mal lugar a la defensa del Valladolid. Tanto o más como pone en evidencia que no acudiera a tiempo nadie del conjunto visitante para evitar el segundo remate, ya definitivo, del 3-0.
Ahí terminó un partido de 28 minutos. O menos. Ni el Atlético de Madrid se exigió mucho más. Ni el Valladolid expresó la capacidad para reponer el debate sobre los puntos, con tanta distancia a favor del conjunto rojiblanco, resolutivo, dentro del crecimiento que remarca su técnico desde el Mundial, con seis victorias en sus últimos ocho partidos de competición oficial y con su duodécima victoria en sus últimos trece enfrentamientos contra este adversario.
Aún hubo un contratiempo, cuando Marcos Llorente pidió el cambio en el minuto 55 por una aparente dolencia; y hubo un tiro contra los dos postes de Correa, e incluso hubo margen para el estreno de Memphis Depay, que dio un pase delicioso en su primer cuarto de hora con el Atlético, que ya avista en el horizonte el derbi de la Copa del Rey en el Santiago Bernabéu, bajo la inspiración de Griezmann.