Paupérrimo empate de un Cádiz que pide un cambio a gritos

Triste e insuficiente empate del Cádiz ante La Hoya Lorca. Un resultado que complica todavía más su futuro y no ya pensando en la lejana primera plaza, sino en la simple pelea por el ascenso.

El partido comenzó raro. El Cádiz atacaba a impulsos y La Hoya respondía queriendo llevar el mando en el centro del campo. La mejor ocasión del Cádiz en los primeros minutos llegó en una formidable combinación entre David Sánchez y Gúiza. La gran asistencia del sevillano la pinchó el jerezano con un buen control y su remate con la zurda la salvó el portero de La Hoya con una buena intervención. La jugada salió cara porque Güiza se lesionó en el disparo y tuvo que entrar Despotovic.
El ambiente en el campo era muy frío y el equipo no era capaz de cambiarlo. Carlos Calvo y Salvi ponían muchas ganas, pero no había fluidez ninguna y la salida de Despotovic restaba al equipo capacidad combinativa. Da la sensación de que el delantero ha llegado muy lejos de su mejor forma y en este momento es un rematador y poco más.
La Hoya, mientras, estaba bien situado y esperaba su oportunidad agazapado. Carlos Martínez hacía daño bajando a recibir y la presión del conjunto murciano provocaba que el balón sólo pudiera salir jugado a través de los pelotazos de Aridane y Servando, lo que equivalía a pérdida en muchas ocasiones. Y los visitantes golpearon primero en un córner. Un buen remate de Bernal fue sacado de la línea por Servando y después marcó Francis Ferrón en el segundo palo.
Era un palo muy duro y el Cádiz tenía que reaccionar como fuera para, al menos, llegar con algo de vida a la final de Murcia de la semana siguiente. Pero a este equipo le falta moral y, sobre todo, fútbol. A poco que el rival le sepa cortar las vías de creación, no tiene recursos para hacer daño. Sólo acciones aisladas de jugadores con calidad pero que no aportan ni el diez por ciento de lo que se espera de ellos en este momento.
Fue el rival quien estuvo cerca de anotar el segundo, aprovechando el desconcierto cadista y los despropósitos constantes del Cádiz. Servando estuvo cerca de marcarse un gol en su portería después de una mala salida de Cifuentes y un remate final de Carlos Martínez. Era un quiero y no puedo, el enésimo ejercicio de impotencia de un equipo que va de mal en peor.
La segunda parte comenzó con una buena ocasión. Una subida por la derecha de Salvi acabó con un buen centro y un remate solo de Despotovic que despejó Salcedo. El balcánico no supo afinar en exceso en su lanzamiento y no pudo lograr el empate cuando lo tenía todo a su favor. Era una tarde aciaga, una más, y las cosas se terminaron de complicar con la inexplicable expulsión de Carlos Calvo, que perdió los nervios absurdamente en una jugada y vio la roja directa a los 57 minutos. Un flaco favor al equipo de un jugador que debería marcar diferenciasy
Era el más difícil todavía. Sin cabeza y sólo con corazón el equipo se fue arriba buscando el empate. Lo pudo lograr a través de Aridane, pero el remate del canario se estrelló con el larguero después de una jugada a balón parado. Quedaba media hora por delante y La Hoya empezaba a dar señales de debilidad, pero el Cádiz estaba con diez y con muy pocas ideas.
Ya no era tan complicado encontrar huecos en la defensa de La Hoya, pero faltaba acierto y lucidez. Lolo Pla no era capaz de rematar cuando estaba solo tras una buena combinación en el minuto 74. Los murcianos, incluso contra diez, estaban dando pasos hacia atrás y eso facilitaba las llegadas del Cádiz. Gracias a la insistencia de los amarillos y al tembleque del rival llegó el empate en el minuto 78. Álvaro García, revulsivo a su pesar, marcó un gol que no calmó los ánimos de un Carranza que pedía la salida de Vizcaíno y Claudio a pesar de los pesares.
Salvi tuvo el 2-1 tras una buena combinación con Lolo Pla, pero tardó mucho en disparar. La orilla parecía más cercana después de mucho remar, pero para este Cádiz todo son zancadillas. Servando veía la segunda amarilla en el minuto 86 y el equipo de Claudio se quedaba con nueve hombres. Sólo una heroicidad podía dejar los tres puntos en casa. Despotovic se encontró de nuevo con una gran parada del portero ya en el alargue. Por no tener, este equipo ya no tiene ni suerte.