Pena máxima para un Cádiz que no marcó ni de penalti

El Cádiz tuvo que conformarse con un empate ante el Nástic en un partido marcado por el fallo de Ortuño en el penalti señalado por Ais Reig. El fútbol fue caprichoso y tuvo que ser este árbitro el que pitara uno a favor a los amarillos, pero el delantero lo lanzó alto y no pudo superar a un rival muy rocoso que acabó con diez hombres.

El Nástic se plantó en el Carranza con una defensa de cinco, pero al Cádiz le bastaron dos toques para desmontarla en su primera llegada. Un gran pase de José Mari a Álvaro, una galopada del utrerano marca de la casa y su centro que fue rematado por Salvi, pero fuera. Como pasó en Alcorcón, el partido comenzaba con una ocasión clara fallada por el sanluqueño.
La réplica llegaría a los cinco minutos, con un disparo cruzado de Emaná. Al equipo de Merino se le veía con las ideas claras para buscar la portería cadista, sin especular, pero cubriéndose bien las espaldas cuando el balón lo tenían los locales. Pese a su situación en la tabla, se veía que era un equipo con personalidad y con capacidad para llevar el mando, aunque eso contra el Cádiz no siempre es una ventaja.
Era un partido abierto en los primeros minutos porque el Nástic pisaba el área de Cifuentes con cierta frecuencia y el Cádiz ponía la réplica con velocidad y con una mayor sensación de peligro. Inicialmente no se estaba notando que el equipo de Cervera salía con una defensa inédita porque con concentración y la ayuda de los otros, había sensación de solidez.
Cumplidos los primeros 25 minutos, el partido entró en una dinámica de mucho parón y de ritmo cadencioso, que a buen seguro interesaba más al Nástic. La presencia de Aketxe en el campo propició que los cadistas intentaran aprovecharse de su gran pegada y en dos ocasiones tuvo que emplearse Reina por los lanzamientos del vasco. En los últimos minutos del primer tiempo el Cádiz sólo creaba peligro a balón parado y el Nástic se cargaba de tarjetas para frenar las internadas amarillas.
El primer tiempo terminó con la sensación de que el Cádiz había sido quien más había puesto para conseguir la victoria, aunque había que tener cuidado con un rival con más armas de lo que decía la tabla.
En el inicio de la segunda parte el equipo salió en busca del gol. En algunos casos caía en la precipitación y pecaba de dar pelotazos, pero dispuso de una gran oportunidad en el minuto 51 por mediación de Ortuño, que cabeceó fuera por muy poco un gran centro de Luis Ruiz desde la izquierda. Como en la primera parte, perdonaba nada más salir de la caseta.
El Nástic, sin embargo, dio un paso adelante cuando quedaba media hora para el final. Merino pasó al centro del campo a uno de sus centrales, Luismi, y empezaron a llegar al área cadista. Lobato tuvo una buena ocasión en el minuto 60, pero su disparo se fue muy cruzado. Assoubre, un jugador más dinámico que Zahibo, hacía daño jugando a las espaldas de los pivotes cadistas.
Cervera respondía con otro cambio ofensivo: quitaba a Garrido y metía a Abdullah porque estaba viendo que el equipo tenía problemas para mandar con el balón y los minutos volaban. Y pasó lo que no pasaba desde la segunda jornada, un penalti a favor por un agarrón en el área. Pero lo lanzó arriba Ortuño. Tantas semanas esperando y la ocasión se iba al limbo.
Lo único bueno de la jugada es que el Nástic se había quedado con diez por expulsión de Mossa y había que aprovecharlo. Pero al Cádiz se le veía afectado por el fallo de Ortuño y faltaba acierto en cada pase, en cada centro. A falta de diez minutos para el final, el equipo abusaba de los centros al área y ahí el Nástic estaba bien pertrechado. Faltaba imaginación para no ser tan previsible.
Entró también Aitor García, pero el panorama no cambió. Estuvo más cerca el triunfo del Nástic en una jugada en la que Emaná se quedó solo delante de Cifuentes, pero el cancerbero cadista evitó una derrota que habría sido muy dolorosa.

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