Sin seguridad defensiva no hay premio
El Cádiz no fue el Cádiz en Pamplona. Dejó jugar a un rival de mucha calidad y se salvó de una goleada gracias a Cifuentes y a la falta de puntería de su oponente. Ni siquiera ponerse por delante con un gran gol de Álex le hizo tener opciones porque se jugó a lo que quiso Osasuna.
Fue un partido muy movido desde el inicio. En los primeros minutos ya se produjeron diferentes llegadas con peligro. David García y Juan Villar pusieron el peligro de Osasuna antes de que se cumplieran los primeros diez minutos y Manu Vallejo avisaba en el área local.
Al conjunto amarillo se le veía con la personalidad de siempre y bien posicionado en el campo. La novedad era ver a Manu Vallejo en la derecha y Álex Fernández más libre por diferentes posiciones. Sí sufría cuando Osasuna era capaz de superar la presión gracias a la velocidad en el toque.
La cosa no pintaba del todo bien porque el equipo navarro sabía cómo hincarle el diente, pero el Cádiz golpeó primero. Una contra lanzada por Jairo acabó en un golazo de Álex Fernández con la izquierda después de un gran pase del extremo canario. Una jugada excepcional para demostrar la ambición amarilla.
Se sabía que quedaba mucho por delante y que habría que sufrir. Y lo confirmó Osasuna pocos minutos después con otro gran gol, en este caso de Rubén García, que definió muy bien tras un taconazo de Juan Villar. En la primera parte la iniciativa la estaban llevando los locales, aunque el Cádiz no le perdía la cara al encuentro y también daba muestras de su deseo por ganar con algunos contragolpes muy plásticos, aunque sin mucha efectividad.
Faltaba la sobriedad defensiva de otras tardes porque el conjunto pamplonica llegaba con demasiada facilidad. Y le dio la vuelta en el minuto 36 en una jugada en la que Íñigo Pérez hizo una buena jugada por la izquierda y que terminó con un gran remate de Roberto Torres.
Pero el Cádiz, pese al mazazo de recibir dos goles casi seguidos, no se amilanó y estuvo a punto de marcar antes del descanso en una gran acción entre Manu Vallejo y Lekic que concluyó con un buen disparo del chiclanero que se fue alto por muy poco. Lo malo es que cualquier balón en largo a la espalda de los centrales del Cádiz se convertía en peligro y Juan Villar estuvo cerca de hacer el tercero en el primer periodo, pero su disparo se marchó fuera.
La segunda parte se antojaba complicada porque enfrente estaba un equipo de mucho nivel y Cervera tomaba una decisión difícil de entender: quitaba a Brian Oliván y metía a Aketxe. Ya se vio ese cambio en La Rosaleda, pero no con tanto tiempo por delante y en este caso el equipo estaba sufriendo mucho en defensa en un partido demasiado abierto.
Era un ida y vuelta constante y eso nunca le conviene al Cádiz. Jairo tuvo una buena ocasión en el minuto 50, pero se centro no llegó a Lekic y réplica estuvo cerca de acabar en otro gol local en una jugada entre Rubén García y Roberto Torres, pero el disparo se estrelló contra el lateral de la red.
Cervera buscaba el partido dando entrada a Salvi por José Mari con media hora por delante. Del banquillo habían salido dos jugadores determinantes de esta plantilla, pero el partido no estaba controlado y en esa ruleta rusa podía tener más que perder. Villar pudo hacer el tercero en el minuto 68, pero lo impidió milagrosamente Kecojevic cuando sólo tenía que empujar en boca de gol.
El Cádiz en ese momento había perdido el colmillo ofensivo y seguía siendo muy inseguro en defensa, algo que olía a tragedia en un campo así. Villar perdonó de nuevo con un remate muy claro a falta de veinte minutos, pero por suerte el balón se marchó fuera. El equipo se estaba salvando con ciertas dosis una fortuna que lo mantenía vivo.
Entraba Dani Romera para el tramo final . El Cádiz no había defendido bien en el primer tiempo y no había asimilado bien el cambio de Brian Oliván, pero podría tener sus opciones para buscar el empate. Nacho Vidal tuvo en sus botas otra ocasión para matar el partido en el minuto 83, pero Cifuentes lo evitó en el enésimo mano a mano.
Ninguno de los cambios se está dejando notar y en el caso de Aketxe sus intervenciones se contaban por errores, aunque siempre pedía el balón. El Cádiz se precipitaba y perdía la pelota con demasiada facilidad. No estaba siendo capaz de aprovechar la oportunidad que le concedía el partido después de haber sido inferior a su rival porque no llegaba a la portería del rival.
No empezó bien el año para el Cádiz y no por perder en Pamplona, un campo muy complicado, sino porque fue de más a menos y sin respetar sus señas de identidad. A seguir luchando.