Remontada de un Cádiz bipolar
El Cádiz logró su primera victoria de 2019 en un partido donde mostró sus dos caras: la de un equipo previsible e impotente y la de otro capaz de matar a su rival a base de calidad. Lo que importan son los tres puntos, que valen su peso en oro, pero hay que hacer mención de la espesura del equipo en muchos momentos del encuentro.
El Cádiz comenzó el partido siendo intenso, pero también impreciso y eso hacía que en los primeros minutos el juego fuera plomizo, con muchos pelotazos y ninguna calidad.
Cervera había apostado por un doble pivote de marcado carácter defensivo formado por Garrido y Edu Ramos y esperando que Aketxe conectara con Salvi, Machís y Querol. Sin embargo, el exjugador del Reus no era capaz de quedarse con ningún balón de espaldas y el vasco no aparecía lo suficiente para darle fluidez a un Cádiz muy acelerado.
En la primera media hora no pasó casi nada, pero en el minuto 30 se adelantó el Alcorcón. Borja Galán se fue incomprensiblemente de Correa y Garrido y el pase atrás lo convirtió Dorca en gol con un buen remate.
Había que reaccionar y en los últimos minutos del primer tiempo no se vio ningún cambio en el equipo amarillo. El balón seguía siendo del Alcorcón, más decidido y con las ideas más claras. Lo único destacable en el plano ofensivo se produjo al filo del descanso, con un remate de Garrido que se marchó fuera por muy poco en un centro desde la derecha de Correa. Un pobre bagaje.
Algo cambió en el inicio de la segunda parte porque en un minuto ya fue capaz de disparar en dos ocasiones. Aketxe y Salvi le dieron trabajo a Dani Jiménez, que también tuvo que detener un cabezazo del sanluqueño en el que Garrido estaba mejor posicionado.
El Cádiz estaba generando peligro y ya empezaba a tener espacios para hacer daño a su rival, que además se cargaba de tarjetas en su banda derecha. Ya Machís se estaba dejando notar y ésa era una gran noticia para el equipo.
Cervera quitaba a Salvi para meter a Lekic y Querol pasaba a la banda. Los visitantes tenían más el balón y llegaban a agobiar al Alcorcón con faltas laterales y córners, pero tras un buen inicio en la segunda parte no estaba siendo capaz de crear ocasiones claras para empatar. Garrido reclamó un penalti por agarrón de Eddy Silvestre que pareció claro.
Con el paso de los minutos, se volvió a ver un Cádiz impotente y sin capacidad de reacción. Al rival le bastaba con estar ordenado para cerrarle las vías de entrada al conjunto gaditano y, como sucede en otras ocasiones, daba la impresión de que el equipo iba a peor con los cambios porque ya era asimétrico, sin un extremo puro por la derecha, y con una acumulación de hombres en algunas zonas.
El Alcorcón se quedó con 10 por la expulsión de Laure y cabía esperar un arreón final del Cádiz. Y fue capaz de empatar en una acción en la que Aketxe golpeó desde dentro del área y Marcos Mauro remachó en el segundo palo tras el despeje de Dani Jiménez. Era un alivio escapar de las fauces de la derrota y el equipo se fue con todo hasta el final. Querol cabeceó fuera por muy poco en un centro de Aketxe y Machís también creó peligro con un disparo lejano.
El viento había cambiado y en un contragolpe el Cádiz marcó el segundo en una gran contra lanzada por Aketxe que fue definida a la perfección por Machís, que regateó al portero para marcar con la zurda. Era el gran premio para un equipo que tiene mucho que mejorar, pero que dispone de recursos para llevarlo hasta muy arriba.