Injusta derrota con brotes verdes

El Cádiz CF perdió el segundo partido de la semana (0-2). Si en Barcelona lo mereció, en este caso no fue así. Los de Cervera fueron acreedores de un empate por las ocasiones creadas, pero terminó derrotado contra un Alavés que supo hacer su trabajo.

Era un partido para retomar el buen camino y las cosas no pudieron empezar peor. A los cuatro minutos Alarcón le hizo un penalti a Joselu, que él mismo transformó. El más difícil todavía para un equipo con muchas dudas. Las reclamaciones de los amarillos no sirvieron para nada.

El equipo intentaba llevar la iniciativa y quería mandar el balón a la zona de Perea para aprovechar su calidad. El Alavés estaba bien puesto sobre el campo y era necesario eliminar líneas para llegar al área de Pacheco.

No estaba nada claro que Alberola Rojas hubiera acertado con el penalti y, con el ánimo del cadismo encendido, empezó a pitarlo casi todo en contra de los amarillos. El equipo hacía lo posible por estar concentrado y no perderse en protestas.

Era fundamental que Negredo entrara en juego para darle sentido al juego previsible del Cádiz. Las jugadas mejoraban cada vez que el balón pasaba por sus botas. Sobrino mandó el balón fuera en el minuto 24 después de una buena jugada individual. Era un partido para no guardarse nada.

Espino evitó el segundo gol en el minuto 29, cuando Pellistri se plantó solo delante de Conan tras un error defensivo del equipo. Con muy poco se ponía el Alavés delante de la portería cadista y no pasaba lo mismo a la inversa. A base de mover mucho la pelota creaba alguna ocasión, como un disparo a la media vuelta de Alarcón.

Cervera le dio otro aire al equipo cambiando el doble pivota. Fali pasó a la defensa y entraron Jonsson y Álex. Los primeros minutos de la segunda parte fueron de acoso constante y Negredo rozó el gol con una chilena, pero se lo impidió Pacheco con una gran intervención.

Perea lo estaba bordando por la izquierda y por la derecha era Iza quien más llegaba a la línea de fondo. Perea tuvo cerca el empate, pero su disparo lo sacó un defensa cuando se colaba en la portería vitoriana. También pudo llegar el segundo del Alavés con un tanto de Edgar, pero fue anulado por fuera de juego.

El asedio cadista del inicio de la segunda parte se fue calmando. El gol no llegaba y el Alavés volvía a estirarse. Era un quiero y no puedo en el que no faltó el apoyo del público, que era consciente de la situación.

El equipo se había merecido sacar un punto, cuanto menos, pero el gol no estaba llegando y el partido se encaminaba hacia el tramo final. El Alavés intentaba resistir como buenamente podía. Pero se libró del empate y al final logró un segundo tanto con el que no podía soñar.