Un héroe observado con lupa
El Leganés logró en Butarque su primera victoria del curso y lo hizo ni más ni menos que imponiéndose al Barcelona, contra el que había perdido en los cuatro enfrentamientos previos entre ambos.
De los blanquiazules se destacó tras el choque su capacidad de sufrimiento, la mentalidad que mostraron para remontar el 0-1 adverso o su despliegue físico. Sin embargo nada de todo ello hubiera valido quizás para conseguir los tres puntos si no fuera por la presencia bajo los palos de Iván Cuéllar.
Se acercaba el minuto ochenta cuando los visitantes, en pleno asedio, se plantaron de nuevo en el interior del área. Fue entonces cuando Coutinho, autor del gol de los suyos, buscó el espacio para ejecutar un disparo ajustado que obligó a la estirada del guardameta.
El esférico quedó entonces muerto a los pies de Rakitic, quien impactó de volea con todo a favor. La jugada olía al tanto del empate pero el propio Cuéllar, en un alarde de reflejos, se levantó del césped con rapidez para sacar otra mano prodigiosa. Esa doble ocasión malograda terminó por desesperar al rival.
No fueron dos intervenciones más, por la trascendencia de las mismas y por el contexto que rodea actualmente a un portero que está defendiendo con uñas y dientes una titularidad que cada vez parece más cara.
El historial de Cuéllar
Fichado el pasado curso procedente del Sporting de Gijón, el extremeño llegó para competir con dos cancerberos que ya conocían la casa y al entrenador Asier Garitano. Uno era Jon Ander Serantes, héroe del ascenso a Primera y muy querido por una afición que esperaba verle de vuelta tras una larga lesión.
El otro el argentino Nereo Champagne, quien se había ganado el respeto de todos por su compromiso y por algunas actuaciones decisivas como la que permitió sellar la primera permanencia, en San Mamés ante el Athletic de Bilbao.
Pese a ello Cuéllar disputó al completo todos y cada uno de los partidos ligueros hasta que los suyos lograron la salvación matemática, silenciando a quienes pidieron oportunidades para los demás durante algún tramo de la temporada.
Apareció el verano y con él un posible interés del Valladolid por hacerse con sus servicios tras retornar el club a la máxima categoría del fútbol español. No llegó en cambio a cerrarse el acuerdo, en gran parte debido al interés de los madrileños por mantenerle en sus filas.
"Iván es un portero de Primera, con nosotros ha rendido a un nivel alto. Se ha especulado mucho a su alrededor y eso no ha ayudado nada de puertas afuera. Es un chaval fenomenal, un portero que ya ha demostrado lo que es. Nuestro único objetivo era que siguiera y así ha sido, está siendo ahora el portero titular", explicó a EFE en una entrevista el secretario técnico Txema Indias.
Más competencia
A esos rumores en torno a su salida se sumó también otro hecho que parecía complicarle las cosas. Con Champagne fuera, a la competencia con Serantes se sumó la del ucraniano Andriy Lunin. El joven guardameta, fichado por el Real Madrid y cedido al Leganés, parecía incorporarse para ser un habitual de inicio.
La expectación en torno a su figura no ha doblegado en cambio la fe que el técnico Mauricio Pellegrino parece tener en el 'Pichu', cuya titularidad hasta el momento ha defendido con convencimiento: "Cada semana me preguntan si va a salir Cuéllar. No sé si en todos los equipos le preguntan en cada jornada al entrenador si va a salir el portero".
"Me sorprende esta cantidad de preguntas sobre un puesto que necesita tener al menos siete u ocho partidos para que el entrenador pueda valorar y más cuando Cuéllar ha sido el portero todo el año pasado. A mí me sorprende por qué hay tanto debate sobre ese jugador", comentó en rueda de prensa antes de la visita a Eibar.
Escrutado en cada enfrentamiento, con dos arqueros aspirando a quitarle el sitio, Cuéllar ha sido capaz de sortear la presión y salir airoso. Su doble parada ante el Barcelona no es sino una demostración más de que no se lo va a poner fácil a nadie.